REGIMIENTO
DE INFANTERÍA DE SIERO
(1808-1811)
ORÍGENES Y
ORGANIZACIÓN
Creado y
aprobado en la ciudad de Oviedo el 20 de junio de 1808 con el nombre de
Regimiento de Infantería de Siero, bajo el pie de un único batallón de a 10
compañías y una fuerza teórica de 1.000 hombres. Fue su primer coronel D. Menendo
de Llanes Cienfuegos.
-
1 Coronel ……………………………… D. Menendo de Llanes Cienfuegos
-
1 Sargento Mayor ……………………..
D. Gregorio Piquero Argüelles[1]
-
2 Ayudantes de la clase de subalternos
-
1 Abanderado ………………………… D.
Fernando García
-
1 Capellán
-
1 Cirujano
-
1 Armero
-
1 Tambor Mayor
Además, teóricamente,
cada una de las compañías del batallón de Siero debería estar compuesta de:
- 1 Capitán
- 2 Tenientes
- 1 Subteniente
- 1 sargento 1.º
- 3 sargentos 2.ºs
- 4 cabos 1.ºs
- 3 tambores
- 90 soldados
Nombres o denominaciones que ha tenido
desde su creación.
-
1808. Regimiento de Infantería de Siero.
-
1808. Batallón de Infantería Ligera de Siero.
-
1809. Regimiento de Infantería de Línea de Siero.
VICISITUDES, CAMPAÑAS Y
ACCIONES DE GUERRA
1808
El Regimiento de
Siero, aún en fase de organización, es sometido en la capital del Principado de
Asturias a una intensa instrucción con el objeto de infundirle la disciplina –elemento
esencial de todo cuerpo militar– y adiestrarle en el manejo del arma y sus
fuegos, etc.
Más tarde,
encuadrado en la 2.ª división que manda el brigadier D. Cristóbal Lili, se
acantona en Bezanes.
El 11 de agosto
de 1808 se hallaba acantonado en Infiesto. El día 12 se le ordena salir para el
cantón de Cangas de Onís para relevar al regimiento del mismo nombre.
El 18 de
septiembre de 1808 el coronel D. Menendo de Llanes y Cienfuegos, solicita se le
remueva de su destino, solicitud que no es aceptada. Con el objeto de que
subsista este regimiento, hasta ahora incompleto por falta de efectivos, el
inspector general del Ejército dispone que se encargue de recoger los dispersos
de otros cuerpos para incorporarlos a su plantilla.
El 25 de
septiembre 1808, debido al desabrigo en que se encontraba el cuerpo, expuesto a
sufrir enfermedades que podían evitarse, el teniente general D. Vicente María
Acevedo ordena que el Regimiento de Siero, que se halla guarneciendo el puerto
de Tarna, pase a acantonarse en la villa de Infiesto.
El 30 de
septiembre de este mismo seguía de guarnición en el cantón de Infiesto. El 1 de
octubre de 1808 se ordena que los oficiales del Regimiento de Colunga, cuyo
cuerpo no se puede formar por hallarse sin soldados, ingresen en calidad de
agregados al Regimiento de Siero.
Nada más
concluir su formación, el Regimiento de Siero, junto con los de Covadonga y
Pravia que no habían formado parte de los diez regimientos que integraban el “Ejército de operaciones de Asturias”
que, al mando del general Acevedo, debería unirse en Vizcaya al Ejército de
Galicia, se constituye y organiza como batallón de infantería ligera.
En el estado de
fuerza de las tropas de Asturias que formaban parte del Ejército de Galicia
desde el 8 de octubre de 1808, los batallones ligeros de Siero y Covadonga no
aparecen relacionados en el mismo, ni tampoco se citan en el pormenorizado
estado general de la fuerza efectiva que componía el expresado “Ejército de operaciones de Asturias”,
datado en el cuartel general de Quincoces el día 12 del mismo mes y año.
El 14 de octubre
de 1808, después de ser relevado por el Regimiento de Navia, sale de Infiesto.
Continúa al frente del cuerpo el coronel D. Menendo de Llanes y Cienfuegos.
El 15 de octubre
de 1808, por orden del capitán general D. José Cienfuegos, se pone en arresto
en el castillo de Arnao (Gijón) a D. Fernando García, abanderado del Batallón
de Siero.
A finales del
mes de octubre de 1808 el Batallón de Siero mandado por el sargento mayor D.
Gregorio Piquero Argüelles por ausencia de su coronel, junto con el de
Covadonga, emprende la marcha con dirección a Vizcaya con el objeto de formar
la reserva que, al mando del general Llano Ponte, debería apoyar a los cuerpos
expedicionarios de la división de Acevedo.
Según parte
circunstanciado por el general Acevedo el 10 de noviembre en el cuartel general
de Espinosa de los Monteros, expone que el Regimiento de Siero, junto con otros
cuerpos, había evacuado a Balmaseda el día 7 de este mismo mes. El día 12 el
mismo general Acevedo desde Reinosa, entre otras cosas, precisa que el
Regimiento de Siero, durante el combate librado en Espinosa de los Monteros el
día 10, lo había colocado en otra altura situada a la izquierda para que en la
mañana del día 11 atacase o defendiese, según las circunstancias, el flanco
derecho del enemigo, procurando tomarles
Puestos en
ordenada retirada con dirección al Principado de Asturias, siempre perseguidos
por fuerzas enemigas superiores, los maltrechos regimientos asturianos son interceptados
por la vanguardia enemiga cerca de la villa de Comillas, en que traba combate con
el Regimiento de Cangas de Tineo, que era el cuerpo encargado de proteger la
retirada.
Acción de San
Vicente de
Siguiendo la
retirada general, siempre perseguidos por la caballería enemiga, el mismo día
19 las fuerzas asturianas llegan a Colombres, en cuyo punto se sostiene una
breve pero dura refriega con sus perseguidores. Una vez reagrupadas las
restantes y desorganizadas fuerzas en la citada villa, el general Llano-Ponte
decide establecer la línea defensiva en Colombres, pero engañado por una hábil
estratagema del enemigo, cual era encender y avivar grandes fogatas para dar la
sensación de reunión de fuerzas importantes, decide replegarse sobre Llanes por
temor de ser atacado al día siguiente.
Durante el combate
de San Vicente de la Barquera, las 10 compañías que constituían el Batallón de Siero
se hallaban mandadas por los oficiales siguientes:
Cía. |
Empleos |
N o m b r e s |
Observaciones |
1ª |
Capitán |
D. Evaristo García Argüelles |
Cayó Prisionero |
2ª |
Idem. |
D. Ramón María Sánchez |
Agregado a la Cía. |
3ª |
Idem. |
D. Francisco Antonio García |
Cajero interino. Prisionero |
4ª |
Idem. |
D. Vicente García Merás |
|
5ª |
Teniente |
D. Eugenio García Poladura |
|
6ª |
Capitán |
D. Vicente Rodríguez Carvajal |
|
7ª |
Subteniente |
D. Joaquín García Barredo |
|
8ª |
Capitán |
D. Francisco Miranda |
|
9ª |
Idem. |
D. Ramón Asón |
|
10ª |
Idem. |
D. José de la Vega Cocaña |
|
El 24 de
noviembre de 1808 el Batallón de Siero se halla en la villa de Pola de Siero,
en cuyo punto se verificó la reunión del batallón tras la dispersión sufrida en
San Vicente de
Comandantes de las Cías. en la fecha en que se verificó la
reunión del Batallón |
||
Cías. |
Empleos |
N o
m b r
e s |
1ª |
Subteniente |
D. Fernando Camino |
2ª |
Capitán |
D. Francisco
Celleruelo |
3ª |
Subteniente |
D. Juan Nosti |
4ª |
Capitán |
D. Vicente García
Merás |
5ª |
Idem. |
D. Eugenio García
Poladura |
6ª |
Subteniente |
D. José Antonio
García. Lo releva D. José Ramón Alfonso |
7ª |
Capitán |
D. Francisco Carnero |
8ª |
Idem. |
D. Francisco Miranda |
9ª |
Subteniente |
D. Leonardo Valledor |
10ª |
Idem. |
D. Gonzalo de |
En el mes de
diciembre, debido a los fracasos e incompetencia militar del general Llano Ponte,
El 11 de
diciembre de 1808 se dispone la salida de su acantonamiento en Pola de Siero
con dirección a Infiesto. Este mismo día, al mando del sargento mayor D.
Francisco Lorenza, llega a Infiesto. Su fuerza, compuesta por sólo 150 efectivos,
sin fusiles ni cananas, queda acuartelada en el punto de Coya.
El día 13 del
mismo mes el Regimiento de Siero recibe la orden del jefe de la 2.ª división,
el brigadier D. Cristóbal de Lili, para que los 150 hombres marchen al puerto
de Tarna con el fin de establecer que en este punto las defensas más seguras,
para cuyo efecto le son facilitados los fusiles necesarios En el momento de la
partida se produce una escandalosa deserción; la mayoría de los soldados se
retiran a sus casas, dejando desamparado al regimiento con el pretexto de no
haber recibido el prest y por la falta de socorros que experimentó todo el
batallón. En el punto de partida sólo queda el subteniente de la 7.ª compañía,
D. Joaquín García Barredo con 30 soldados de su misma compañía destinados a la
conducción de correo y guardia del almacén de pólvora. El 14 de diciembre
En el informe
rendido al capitán general del Principado por el sargento mayor D. Francisco Lorenzana,
comandante interino del batallón, fechado en Infiesto el 14 de diciembre de
1808, expresa que la fuerza que debería salir para los puertos de Tarna y San
Isidro se encontraba sin zapatos, desnuda y casi sin armas, por lo que no
podrán resistir al enemigo ni a los rigores de
En el estado
general de todos los cuerpos asturianos, remitido a la Inspección del Ejército
por el Capitán General de la provincia y datado en Oviedo el 14 de diciembre de
1808, el Regimiento de Siero presenta una plantilla regimental formada por 2 jefes,
25 oficiales y 585 plazas de fusil. El armamento se hallaba al completo;
carecía de vestuario y su estado de instrucción se consideraba mediano.
1809
El 1 de enero de
1809
Dueño del
enemigo de las provincias de Santander, León y Galicia, y expuesto el
Principado a ser invadido,
El 9 de febrero de 1809 el mando interino del Batallón de
Siero lo ejerce D. Vicente García Merás, capitán de la 4.ª compañía del mismo
cuerpo. El día 17 de este mismo mes la compañía del capitán D. Vicente
Rodríguez Carvajal, que se hallaba en el puerto de Tarna, estaba formada por 80
hombres. El día 20 el capitán Carvajal es comisionado a la villa de Burón y
Pedrosa para que se reúna con las fuerzas que se hallan en la última de las
villas citadas.
Por disposición
del capitán general del Principado, el 21 de febrero de 1809 se destaca, al mando
de oficiales de confianza, una avanzada de 200 hombres con el objeto de
reconocer la villa de Pedrosa. En atención a la falta de oficiales que
experimenta el Regimiento de Siero, se da colocación en el mismo al subteniente
D. Manuel Calleja, del Regimiento Voluntarios de Navarra.
El 22 de febrero
de 1809 continúa encuadrado en la 2.ª división, ahora mandada por el conde de Villanueva
de la Barca, que se halla situada en los puertos de Tarna y Ventaniella. El día
23 de este mismo mes y año se presentan en Infiesto 500 hombres alistados en el
concejo de Tineo para el reemplazo del Regimiento de Siero. Días antes habían
llegado otros 200.
El 24 de febrero
de 1809 tres compañías se hallan en el concejo de Caso, mientras que el resto
del cuerpo se encuentra acantonado en las inmediaciones de Infiesto. Este mismo
día, en que el Regimiento de Siero recibe el reemplazo de los 500 reclutas de
Tineo, pero al serles distribuidas las raciones de pan se resisten a entrar en
rancho, insubordinándose sin el más mínimo respeto ni obediencia a nadie,
diciendo que “no querían rancho sino la
peseta por no poder mantenerse con el poco pan que se les daba”. Al día
siguiente vuelven a negarse de nuevo, pero gracias al desvelo y eficacia de su
comandante D. Francisco Lorenzana para pacificar los ánimos, se les exigió que
tomasen el rancho. Se les obligó hacer el juramento de fidelidad, el cual
prestaron con las formalidades que previenen las Reales Ordenanzas, haciéndoles
saber que si volvían a reincidir la falta se castigaría con el mayor rigor
imponiendo la última pena a sus autores. Se dispone que este reemplazo, en
número de 480, se distribuya en los lugares de Coya, Villamayor y Beloncio, con
sus oficiales, sargentos y cabos correspondientes, para ser instruidos en las
marchas, giros, etc., y evitar así sucesivas sediciones.
El 10 de marzo
de 1809
El 15 de marzo
de 1809 el batallón sale con todo su reemplazo para el puerto de Tarna.
Por el
distinguido mérito contraído por el capitán D. Vicente Rodríguez Carvajal
durante el ataque del 14 de marzo de
El 21 de marzo
de 1809 el jefe de la 2.ª división se queda en Bezanes con el resto del
Regimiento de Siero que no se había incorporado al Cuerpo Volante de Porlier.
El 24 de marzo
de 1809 las compañías del Regimiento de Siero se hallan casi sin hombres.
El 30 de marzo
de 1809
El 31 de marzo
de 1809 se da cuenta del estado lastimoso en que se encuentra el Regimiento de
Siero –que constituye la débil defensa del puerto de Tarna– se halla compuesto por una masa mínima de soldados
bisoños, desnudos y descalzos, con pocas municiones y sin el completo de
armamento y cananas.
El 2 de abril de
1809 el brigadier conde de Villanueva de la Barca, jefe de la 2.ª división, da
cuenta al capitán general de haber traslado de la orden de
El 5 de abril de
1809 la avanzada del Regimiento de Siero que se hallaba mandada por el teniente
coronel Bogiero efectúa el repliegue sobre Tarna. El día 6 el capitán graduado
de sargento mayor, D. Andrés Marquesta, con dos subalternos y muy pocos
soldados, ya que 200 se dispersaron en la retirada, se repliega a Bezanes.
El 2 de mayo de 1809
el Regimiento de Siero se encontraba en Tarna. El mando del cuerpo lo sigue
ostentando el coronel D. Menendo de Llanes Cienfuegos y por ausencia de éste, aparece
mandado interinamente por el teniente coronel, comandante del 1.er batallón D.
Antonio Bogiero. En este tiempo la 2.ª compañía estaba mandada por el teniente,
graduado de capitán, D. Fernando Camino.
El 19 de mayo el
Mariscal Ney, después de anular el día anterior la resistencia que ofrecían las
exiguas tropas del sector de Grado que defendían el puente de Peñaflor, se
dirige con todos sus efectivos hacia la capital del Principado. Ante el
inesperado giro de los acontecimientos, el marqués de la Romana cursa orden
este mismo día a Ballesteros –al que le confiere amplias facultades– para que
abandone la línea de Colombres y que, a marchas forzadas, con todas las fuerzas
disponibles se dirija a Oviedo. A tal efecto, el día 21 de mayo el general
Ballesteros dispone que el Regimiento de Siero, junto con los restantes cuerpos
de su mando, se reagrupe en la capital del concejo de Piloña. Este mismo día
Ballesteros se presenta en Infiesto para reorganizar sus fuerzas y, en virtud
de la orden anterior, acudir presto a la defensa de la capital.
Enterado el
enemigo de los planes del general Ballesteros, fuerzas combinadas de los
generales Kellerman y Bonet, en su empeño de asestar un golpe resolutivo a los
cuerpos asturianos e impedir su reagrupamiento, se ponen en movimiento para
caer sobre Infiesto, pero informado Ballesteros de la ocupación de Oviedo y que
fuerzas importantes enemigas se le echan encima, decide mover sus unidades y en
una resuelta maniobra de distracción se repliega sobre Cangas de Onís y las
posiciona justo en la retaguardia enemiga.
El 24 de mayo se
combate sobre los Escobios de Margolles, en las inmediaciones del pueblo de
Llueves, en cuya acción el enemigo sufre considerables bajas. Tanto por el
desarrollo favorable de la acción táctica como por la retirada de la división
al Santuario de Covadonga, sostenida por el valeroso Regimiento de Cangas de
Onís, se logran salvar todas las tropas e impedimenta. Al éxito de la acción,
no cabe duda que también contribuyeron los hombres del Regimiento de
Siero.
El día 25 de
mayo el Regimiento de Siero, junto con los demás cuerpos de la división, sale
de Covadonga y, a través del puerto de Ventaniella, emprende una arriesgada y
agotadora marcha hacia Valdeburón (León) y de aquí, siguiendo el movimiento
general, se retira a la villa de Potes con el objeto de descansar y reponerse
de las innumerables fatigas padecidas por tan larga travesía. Tras
aprovisionarse de algunas municiones de boca y guerra, sale de nuevo hacia
Santander
El 26 de mayo de
1809 el general Ballesteros, con la incorporación de fuerzas importantes de
caballería e infantería de Porlier, recupera la iniciativa ofensiva; ocupa
Cartes y desaloja al enemigo de la importante plaza de Torrelavega, en cuya
villa fija el cuartel general divisionario y permanece a la expectativa de los
movimientos que pueda efectuar el enemigo, dueño ya de la ciudad de Santander.
Planeada la
reconquista de Santander, el día 9 de junio Ballesteros divide a la división en
tres columnas de ataque, una de cuyas columnas la forma el 1.er batallón del
Regimiento de Siero al mando del teniente coronel D. Antonio Bogiero, poniéndose
en movimiento en la noche de este mismo día para desalojar el reducto enemigo
de Peñacastillo, que se mantiene bien fortificado y artillado. El ataque a la
posición se verifica el día 10, pero es rechazado por la tenaz resistencia que
ofrecen sus defensores. El 2.º batallón del Regimiento de Siero, al mando del
sargento mayor interino, D. Andrés Marquesta, capitán del Regimiento de Aragón,
se hallaba en Puente Solia.
A las tres de la
tarde del mismo día 10 será el propio general Ballesteros quien, al frente de
sus hombres, tome la posición fortificada de Peñacastillo y desaloje al enemigo
de sus reductos, obligándole a replegarse sobre Santander. Tras dejar una
pequeña guarnición en la posición reconquistada, Ballesteros se presenta ante
las mismas puertas de Santander y por medio de un audaz golpe de mano los
cuerpos de la división recuperan la plaza y toman a la bayoneta las baterías
que la defienden.
Rehecho el
enemigo de la derrota anterior, regresa con renovado ímpetu; el día 11 recupera
la posición de Peñacastillo y hace prisionera a toda
Tras la
sorprendente derrota y posterior dispersión de los cuerpos asturianos que
intervinieron en la campaña de Santander, que oscureció la heroica marcha de 19
días, el General Ballesteros embarca en un buque británico rumbo a Gijón, en
cuya villa, por orden expresa del marqués de la Romana, ahora nuevo general en jefe
del Ejército de la Izquierda, recibe el encargo de reorganizar sus maltrechas
fuerzas al objeto de reincorporarlas al citado ejército.
Mientras
ocurrían estas cosas, el Regimiento de Siero recibe la orden de acudir a
Santoña para apoyar las operaciones de Porlier. Pasa a Laredo, en donde varios
oficiales tratan de inducir a la tropa a desertar. Encontrándose en Espinosa,
con el pretexto de salir a un reconocimiento rutinario, 80 tiradores de la
compañía de cazadores son separados del cuerpo por el subteniente Domingueli,
resultando de este proceder la disminución de la fuerza más selecta. Bajo el
auspicio del jefe principal, el teniente coronel Bogiero, el Regimiento de
Siero llega a Lillo, en cuyo punto el coronel D. Menendo de Llanes, que había
llegado disfrazado, envía a un cabo a seducir a la tropa que había venido
reunida, desertando todos con dirección a Asturias inducidos por sus oficiales,
los cuales dejan solo al teniente coronel Bogiero y a su tambor de órdenes. Al
abanderado D. José Díaz, que se resistía a marchar sin la orden conveniente por
no faltar a sus deberes según establece la Ordenanza, le es arrebatada la
bandera que había conducido con el esplendor correspondiente a la gloria de las
armas hasta las inmediaciones de Asturias. Estaba suficientemente claro que, tanto
el coronel Menendo de Llanes como los demás oficiales que componían el
Regimiento, con la excepción del teniente coronel Bogiero, comandante del 1.er
batallón, lo que pretendían era regresar a Asturias y no continuar las
operaciones bajo las órdenes de Porlier.
En cumplimiento
de la orden dada por la Romana, Ballesteros establece el cuartel general en Gijón.
El 23 de junio de 1809, con el fin de reagrupar a los dispersos cuerpos de la
división a su mando, cursa orden circular a la Justicia, haciendo responsables
a los jueces del más exacto cumplimiento, para que disponga inmediatamente que
todas las tropas que se hallen en la jurisdicción respectiva concurran a sus
destinos. El destino del Regimiento de Siero, según la orden anterior, se había
fijado en la capital del concejo del que había tomando el nombre la unidad: la
villa de Pola de Siero, en donde queda acantonado a la expectativa de destino.
El Regimiento de
Siero, muy mermado por la dispersión de sus efectivos y haber entregado parte
de la fuerza disponible a otros cuerpos, es una de las unidades que queda excluida
para formar parte de la nueva división que el general Ballesteros estaba
pergeñando en el campamento de Contruces (Gijón).
El 20 de julio
de 1809 aparece mandado por el sargento mayor D. Francisco González Miranda, ya
que el coronel se encontraba ausente desde las acciones de Santander del mes
anterior.
El 4 de agosto
de 1809 el Regimiento de Siero aparece encuadrado en la división de reserva; el
24 del mismo mes se encuentra en Ribadesella y al día siguiente, en mal estado,
en Colombres.
El 1 de
septiembre marcha hacia Gijón.
A finales de octubre de 1809 el 2.º batallón se
encontraba en Oviedo al mando del teniente coronel D. Francisco Lorenzana. En
este tiempo el mando del regimiento lo sigue ostentando el coronel D. Menendo
de Llanes.
El 31 de octubre de 1809 el Regimiento se hallaba
distribuido por varios pueblos inmediatos a Infiesto.
En el estado general de todos los Regimientos y
Batallones que conforman el Ejército español, fechado en Sevilla el 30 de
diciembre de 1809, la plaza de coronel del Regimiento de Siero se hallaba
vacante.
Finaliza el año 1809 sin que el Regimiento de Siero vuelva
a mostrar signos de actividad alguna ya que, desde el mes de junio de este
mismo, en que los franceses abandonaron por completo el Principado, no había ya
enemigo a quien batir: Ney regresó a Galica, Kellerman lo hizo a Castilla y
Bonet se había retirado a Santander.
1810
Como consecuencia del deplorable estado en el que se encontraban
los distintos regimientos y batallones
que, tras la salida para Castilla de la nueva división de Ballesteros, habían
quedado en el Principado de Asturias, se consideraba inevitable llevar a efecto
una profunda reorganización de los cuerpos para reducir el número de los mismos
y evitar así el grave perjuicio que suponía mantener a 10 o más regimientos con sólo 100 hombres cada uno y un excesivo plantel
de jefes y oficiales. Con tal objeto,
Una vez deliberado sobre la forma de llevar a la práctica la organización
del Ejército, se acuerda someter a
El 21 de mayo de 1810 se vuelve a tratar sobre la reforma
de los regimientos acordada el 4 de abril anterior, pero no se hace al
respecto.
Por dictamen de la Junta de 8 de junio de 1810, en su art.º
2.º, se propone declarar nula la reforma del Ejército en todas sus partes, por
lo que los cuerpos volverán a ostentar sus antiguas denominaciones. Días más
tarde, por acuerdo del 20 de junio, en cuanto al restablecimiento de los
cuerpos se refiere, se decide organizar los de Luarca y Salas con el nº 2, al mando
del coronel D. Juan Cañedo, del Regimiento de Luarca. Como se verá, el
Regimiento de Siero queda “descolgado” de la reforma y su lugar pasa a ocuparlo
el de Salas, que anteriormente constituía, con los de Llanes y Gijón, el nº 3.
El brigadier Bárcena, en escrito de 18 de junio de 1810,
expone a
A finales del mes de agosto de 1810 el Regimiento de
Siero, encuadrado en las fuerzas del brigadier Castañón (división de Oriente),
se halla acantonado entre el Infiesto y Villaviciosa.
Con el objeto de proteger el desembarco de las fuerzas
del general Renovales en Gijón, en la tarde del 15 de octubre de 1810 las 500
plazas de fusil que componían uno de los batallones (se ignora si se trata del
1.º ó el 2.º) del Regimiento de Siero que se encontraba destacado en Sariego,
al mando del teniente coronel D. Jacobo Melendreras, salen a ocupar las alturas
de Venta de Puga con el cometido de interceptar toda comunicación que el
enemigo destacado en Gijón pudiera hacer
con las fuerzas de guarnición en
En los primeros días del mes noviembre de 1810 un
destacamento de 80 hombres al mando del capitán D. Fernando Miranda, que se hallaba
en el punto de El Valle (concejo de Lena), con ánimo de forzar el paso de los
puentes de Vega del Ciego y de San Feliz pero que, a pesar de los intentos, no
pudo verificarse, por el impetuoso ataque lanzado por fuerzas enemigas
superiores, por lo que el capitán Miranda se ve en la precisión de replegarse
sobre la villa de Pola de Lena, pero al pasar de nuevo por El Valle, el enemigo
vuelve a cargar contra las fuerzas del destacamento, batiéndoles por completo.
Puestos en retirada hacia la embocadura de Aller, pero cuando el enemigo se
precipitaba a perseguirles, el grueso del Regimiento de Siero, que se
encontraba en Aller, salió a reforzarles, lo que obliga al enemigo a replegarse
sobre Mieres.
El comandante del destacamento de Nava, D. Francisco
Berros, teniente del Regimiento de Siero, da cuenta al Brigadier Castañón el 25
de noviembre de 1810 de que, hallándose con su compañía en el valle de Peón el
día 23 del expresado mes y año, observó la presencia de una compañía de
granaderos enemigos que conducía dos cargas de municiones y piedras de chispa
desde Gijón a Villaviciosa, por lo que dispone interceptarla, enviando una guerrilla
al mando de un sargento para distraerlos hasta que llegara el resto de
El 26 de noviembre de 1810, fuerzas enemigas del
Regimiento nº 122[4],
al mando de su coronel, ataca al brigadier Castañón y avanza hasta Moreda,
arrollando a sus avanzadas. Situado Castañón en las alturas de Turón y Nembra y
habiendo reunido el enemigo sus fuerzas, emprende una acción, cuyos fuegos duraron
hasta la noche de este día, reanudándose de nuevo al amanecer del día siguiente
en que en enemigo, advirtiendo la imposibilidad de su empresa, decide retirarse
a Villoria. Una pequeña columna del Regimiento de Siero que ocupaba el paso de
la altura y que, en prevención de cualquier sorpresa, se había situado en la
cresta, obliga al enemigo a declinar sobre
la izquierda y marchar en masa por lo alto del cordal que divide los
concejos de Aller y Laviana con dirección a Ciaño. En esta acción, el
Regimiento de Siero experimenta la baja de un oficial desaparecido. El comandante
del Regimiento de Siero, el teniente coronel D. Jacobo Melendreras, es
recomendado a S. M. por el singular mérito contraído.
En el año 1810 figura como teniente del Regimiento de
Siero, D. Joaquín Tuñón.
Por R. O. de 16 de diciembre de 1810, el Consejo de
Regencia resuelve que las tropas españolas se distribuyan en seis ejércitos,
por lo que el Ejército de la Izquierda (antiguo de Galicia) pasa a denominarse
6º Ejército, que comprende a Galicia, Asturias, León y la parte de Castilla a
la derecha del Duero, con dos subinspecciones: una en Galicia y otra en
Asturias. Como consecuencia de la orden anterior, el Regimiento de Siero, cuya
disolución ya se contemplaba, no se le nombra ni aparece relacionado en los
distintos estados de fuerza del 6.º Ejército.
1811
El 25 de enero de 1811 el comandante del Regimiento de Siero, D.
Francisco Celleruelo atacó a los enemigos en Villaviciosa, encerrándoles en el
convento de San Francisco, causándoles numerosas bajas entre muertos y heridos.
Entre los primeros se contaron 21, entre ellos 3 oficiales, un sargento 1.º y
un tambor, mientras que de los segundos fueron 58 los soldados heridos. El
Regimiento de Siero sufrió la baja de cuatro muertos, seis heridos y tres
prisioneros.
Después de varios meses de aplazamientos, no exentos de
dificultad, el 28 de febrero de 1811 se decide acometer la tan ansiada reforma
de los cuerpos asturianos (es el tercero y definitivo intento que se hace desde
1809).
Por fin, el 11 de abril de 1811 con la disolución de
todas aquellas unidades que no se hallaban en condiciones de operatividad, se
acomete la tan ansiada reorganización. Se disuelven 13 regimientos, cuyos
exiguos efectivos se refunden días más tarde en tres cuerpos de nueva planta
que retoman el antiguo nombre de “ASTURIAS”. Tres oficiales del Regimiento de Siero
se integran en el recién constituido Regimiento “2º de Asturias” y más tarde,
en el mes de junio de este mismo año, ingresa la tropa (605 efectivos) del
extinguido Regimiento de Siero.
----ooOoo----
Cuando se formó el Regimiento,
naturalmente tuvo su propia bandera pero, desgraciadamente,
no nos ha llegado noticia sobre sus características, etc. Se sabe, sin embargo,
que su primer abanderado fue el cadete o subteniente D. Fernando García.
Con motivo de la deserción de todos los miembros,
incluidos jefes y oficiales, del Regimiento
de Siero, ocurrida en Lillo (León) en junio de 1809, y posterior salida de
éstos con dirección a Asturias, al abanderado D. José Díaz, que se resistía a
marchar con ellos por no contravenir a sus deberes según establece la Ordenanza,
le es arrebatada la bandera para conducirla también a Asturias.
Tras la disolución del Regimiento de Siero, se ignora el
destino o el lugar en donde se hizo el depósito de la enseña.
Uniformes
La uniformidad, propiamente dicha, observada por el
Regimiento de Siero al principio del levantamiento contra el invasor ha
discurrido paralela a la de los demás regimientos asturianos que se crearon
anterior o posteriormente a él.
Al poco tiempo de formarse el Regimiento de Siero a sus
componentes les fueron suministradas diversas prendas de vestuario
confeccionadas por artesanos del Principado, cuyo uniforme básicamente se
componía de casaca o chaqueta corta de paño
pardo[5], con cuello, vueltas y
otros apliques de color encarnado (o verde si se trataba de tropas ligeras como
era el caso del Regimiento de Siero); un pantalón de lienzo crudo; una chaqueta
corta de marcha o fatiga de lino o lienzo cruzo, posiblemente con cuello y
vueltas también de color grana o verde. Como prendas de cabeza, parece ser que
usaban el gorro de manga o de cuartel, o bien el sombrero redondo, de los
fabricados en el Real Hospicio de Oviedo o de los procedentes de la ayuda
británica llegada a Oviedo meses antes. La mayoría de los pertrechos que
conformaban el equipo del soldado eran también de origen británico, recibidos
en Oviedo en julio de 1808, justo a tiempo para equipar a los regimientos que por
esas fechas se estaban organizando en Oviedo.
Para hacernos una idea aproximada del uniforme antes
esbozado, se ofrecen las imágenes de dos figuras de plomo de soldados de
milicias provinciales españolas realizadas por miniaturistas británicos, cuya
indumentaria, precisamente, presenta idéntica factura a los uniformes que
vistieron los soldados asturianos en 1808.
En febrero de 1809 los componentes del Regimiento de Siero,
aunque no existe constancia documental alguna que lo pruebe, es posible que por
su pertenencia a la guarnición de Asturias se haya beneficiado con prendas
de vestuario de procedencia británica.
Dicho uniforme, en esencia, se componía de casaca roja, chaleco blanco,
pantalón de lienzo y chacó del tipo ‘stovepipe’
(tubo de chimenea) o, en su defecto, gorro de cuartel. La provisión de estas
prendas a los cuerpos se había efectuado mediante sorteo hecho por
UNIFORME INFANTERÍA LIGERA
Casaca y pantalón
pardo; cuello y vueltas verdes
Recompensas
El Regimiento de Siero, al
tratarse de un cuerpo ceñido exclusivamente a la defensa y guarnición del
Principado de Asturias, fueron escasas las recompensas que recibieron sus componentes.
Entre éstas, destacan:
Escudo de
Distinción al Valor en Asturias
Para enaltecer el valor de los cuerpos asturianos
destacados en la línea de Colombres,
Como consecuencia de lo anterior,
Aunque el Regimiento de Siero no estaba comprendido
dentro de los cuerpos que constituyeron el dispositivo defensivo de Colombres
durante los ataques del 15 de enero, 18 de febrero y 29 de abril, ni tampoco
formaba parte de las tropas que defendieron el puente de Peñaflor el 18 de mayo
del mismo año, no cabe duda que su uso también tuvo que hacerse extensivo a los
valerosos componentes del Regimiento de Siero.
Dicho escudo, para llevar bordado en la manga izquierda
de la casaca o prenda equivalente, consiste en una pieza circular de paño o
lino blanco, de
Escudo de Distinción por la acción de Cervera de Pisuerga
Por el distinguido mérito contraído por el capitán D. Vicente
Rodríguez Carvajal, del Regimiento de Siero, durante la acción llevada a cabo
por el Cuerpo Volante de Porlier el 14 de marzo de 1809 en Cervera de Pisuerga,
Cruz del Sexto Ejército o de la Izquierda
Es como
Por cédula de 10 de junio de 1815 expedida por el
Teniente General Ballesteros y dirigida al Capitán General D. Joaquín Blake, se
aclara que la Cruz instituida por R. O. de 14 de mayo del mismo año, se
concede, además, por “su valor y
disciplina en las sangrientas acciones que en la última guerra tuvieron en
Rioseco, Sornosa [Zornoza],Guenes [Güeñes]
y Espinosa”.
Cruz de
Distinción del Ejército Asturiano
Creada por Real Orden de 4 de junio de 1815 para
premiar “el entusiasmo, valor y bizarría con que se condujo el egército
asturiano en el tiempo en que circundada de enemigos aquella Provincia, y sin
auxilios del Supremo Gobierno, fue acometida por los que estaban en Galicia,
Castilla y Montañas de Santander, mandados por el Mariscal Ney y por los Generales
Kellerman y Bonet; habiéndose sostenido á pesar de su corto número cerca de un
año con escarmiento de los mismos enemigos,,… á quienes en varios y repetidos
encuentros batió y rechazó con mucha gloria de las Reales armas y honor de sus
naturales”.
La cruz se compone de cuatro aspas esmaltadas en blanco y
en cada una de ellas un triángulo isósceles color amaranto, las cuales caen
sobre un escudo circular, en cuyo centro lleva una cruz de plata en campo azul,
con el lema en el exergo “Asturias nunca vencida”, y al dorso “Exército
Asturiano
[1] Cargo en el que permanece hasta el 23 de diciembre de 1808 en que, por disposición del Mando, pasa destinado al Regimiento de Castropol para ejercer igual cometido.
[2] Tras la muerte del General Acevedo, acaecida tras la batalla de Espinosa de los Monteros, fue nombrado Comandante General del Ejército asturiano, cuyo cargo desempeñó desde el 1º de diciembre de 1808 hasta junio de 1809 en que dicho ejército pasó a constituir la 3ª división del Ejército de la Izquierda.
[3] AHA. Actas de la Junta de Guerra, libro 127.
[4] Este regimiento, formado por 1.700 plazas, guarnecía la carretera de Oviedo a León, con destacamentos en El Padrún, Olloniego, Pola de Lena, Campomanes, Puente de los Fierros y Pajares. Su estado Mayor radicaba en Mieres. Cubría, además, el camino real de Langreo a Oviedo, con un fuerte destacamento en La Grandota.
[5] El paño pardo o buriel era el color oscuro de la lana en su estado natural.
[6] Gazeta de Oviedo, nº 32, de 5 de abril de 1809.
[7] Este
mismo Escudo de Distinción puede bordarse sobre paño del color de la divisa del
uniforme (grana, azul u otro color), puesto que este tipo de premios militares,
al no estar sujetos a normas predeterminadas en cuanto a forma de bordados y
colores se refiere, admiten todas las variantes posibles. En el supuesto de que
el conjunto se borde o vaya bordado sobre paño grana, las letras y cordoncillo
exterior deben ser de hilo de oro o plata (oficiales) y de estambre amarillo o
blanco (tropa). En el caso que nos ocupa, se ha elegido como ejemplo
ilustrativo una pieza de seda o lino blanco (color de los cabos y botones del
uniforme del Cuerpo), cuyo ejemplar puede contemplarse en el primoroso retrato
de un Teniente Coronel de las Reales Guardias Españolas, que luce la
condecoración en la manga izquierda de