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JOSÉ LUIS CALVO PÉREZ

 

 

 

EL REGIMIENTO PROVINCIAL DE OVIEDO

 

                                                                                  (Dibujo del autor)

 

 

 

 

Organización, hechos de armas y demás vicisitudes del Cuerpo durante la Guerra de la Independencia

(1808-1814)

 

 

 

OVIEDO 2009

 

 

Portada: Labra heráldica con el escudo regimental que se hallaba colocada en la fachada del antiguo cuartel de Milicias. Actualmente se conserva, con evidentes signos de deterioro, en el Museo Arqueológico de Asturias (Oviedo).

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EL REGIMIENTO PROVINCIAL DE OVIEDO 1808-1814

 

 

Introducción

 

            Esta es la historia de un valeroso y distinguido cuerpo, formado por hombres de voluntad inquebrantable y con un alto sentido del deber, que con su valor y constancia contribuyeron, sin abandonar sus banderas, a expulsar de España a la más formidable máquina militar de Europa: el Ejército napoleónico. A ellos, como no podía ser de otra manera, va dedicada esta monografía.  

 

         El Regimiento de Milicias Provincial de Oviedo fue creado como consecuencia de la Real Declaración de 31 de enero de 1734 para ser empleado, fundamentalmente, en la defensa y guarnición de la extensa costa del Principado de Asturias. Formado y organizado, en medio de grandes dificultades, en la capital del Principado en el año 1738.

 

         Desde su creación veneraba por Patrona a la Virgen de Covadonga.

 

            Su escudo de armas consistía en la Cruz de los Ángeles, blasón heráldico de la antigua provincia de Oviedo y de la ciudad del mismo nombre, capital del Principado de Asturias. 

 

            Nombres o denominaciones que ha tenido desde su creación:

 

-          1734. Regimiento de Milicias de Oviedo

-          1808. Regimiento Provincial de Oviedo

-          1810. Regimiento Infantería de Línea de Oviedo

-          1815. Regimiento Provincial de Oviedo 

 

Vicisitudes y hechos de armas

 

1808

 

            El 25 de mayo de 1808 la Junta General del Principado, constituida en Junta Suprema de Gobierno, en nombre de la España invadida y de su Rey cautivo, asume la soberanía y gobernación del Reino y declarara solemnemente la guerra a Francia, al tiempo que firma la paz y alianza con Inglaterra. 

 

         Por aquellas fechas solamente subsistía en Asturias como fuerza militar de guarnición, más o menos estable, el Regimiento de Milicias Provincial de Oviedo. El cuerpo, medianamente organizado, se hallaba entonces mandado por el coronel D. Joaquín María Velarde y, como consecuencia de la declaración de guerra, el Provincial de Oviedo, junto con el Primer Batallón del Regimiento de Hibernia, estaba predestinado a desempeñar un papel fundamental en la organización de los distintos regimientos que la Junta Suprema de Asturias pretendía crear para hacer frente al invasor.

 

         La situación del Regimiento durante los primeros meses de 1808, según el estado que manifiesta su fuerza fechado el 16 de mayo de este mismo año, es la siguiente:

 

Nombre del Cuerpo

Bón,s

Fuerza que presenta

Destino

Estado vestuario

Jefes y Oficiales

Tropa

REGIMIENTO PROVINCIAL DE OVIEDO

1

34

543

Gijón

Inútil

 

            De la fuerza total reflejada en este estado, naturalmente, hay que deducir los efectivos que componían la compañía de granaderos que, desde tiempo atrás, se encontraba en Galicia, por lo que la guarnición que permanecía en el Principado, no exenta de dificultades, se cifraba en tono a los 400 hombres.

 

            El mismo día de la declaración de guerra, es decir, el 25 de mayo, la Junta Suprema dispone la inmediata salida a campaña de las tropas y ordena que éstas pasen a ocupar las alturas de los montes de Covadonga. A tal fin, el día 27 el Regimiento Provincial de Oviedo, que se hallaba destacado en Gijón, regularmente vestido y equipado, emprende la marcha con dirección a Villaviciosa. El 28 llega a Infiesto y desde aquí de dirige a Cangas de Onís, en cuyo punto se acantona la unidad. Dos compañías del regimiento al mando del sargento mayor, D. Francisco de Paula Manglano, se dirigen al santuario de Covadonga con las banderas del cuerpo para rendirlas ante la Virgen de las Batallas e implorar su amparo y protección. Este mismo día el capitán D. Pedro Celestino Méndez de Vigo es promovido a coronel y designado para ejercer el mando del Regimiento, a cuyo cuerpo no se incorpora por haber sido puesto al frente de una agrupación de 1.500 voluntarios que había salido en auxilio del viejo Reino de León. 

 

            Una vez verificado el acto religioso, las banderas y escolta regresan a Cangas de Onís, reintegrándose al cuerpo con las formalidades de ordenanza. A continuación, reunido ya el batallón y puesto al frente del mismo el  sargento mayor D. Francisco de Paula Manglano por ausencia de su coronel, parte, tal como estaba ordenado, a ocupar los puntos más importantes de la montaña de Covadonga.

 

         En cumplimiento de órdenes emanadas de la Junta Suprema de Asturias de acudir en auxilio de la provincia de Santander, cuya capital había sido tomada por fuerzas enemigas al mando del general Merlé, el Regimiento Provincial de Oviedo, junto con la compañía de granaderos del Regimiento de Hibernia y el cuerpo de Literarios, se integra en la división de vanguardia que manda el mariscal de campo D. Nicolás de Llano-Ponte.

 

         Como consecuencia de la ayuda prestada a la provincia de Santander, el 1º de junio el Regimiento de Provincial Oviedo abandona las posiciones establecidas en torno a la montaña de Covadonga y se dirige hacia Llanes, en cuya villa queda fijado el cuartel general divisionario, pasando desde aquí a Colombres, Valle de Cabuérniga, Molleda y otros puntos importantes, avanzando en el ínterin hasta la villa de Comillas. El día 11 se reintegra al cantón de Llanes.

 

            El día 14 de junio el general Llano-Ponte, de acuerdo con el comandante en jefe de las tropas cántabras, decide efectuar un ataque combinado contra el dispositivo enemigo de Santander, pero cuando dicha vanguardia al mando del sargento mayor D. Francisco Manglano efectúa el avance para verificar el ataque y posesionarse de la capital, el enemigo, de forma sorprendente, abandona la ciudad.

 

            Permanece en Santander por espacio de algunos días, hasta que por orden del general D. Nicolás de Llano-Ponte, junto con los demás cuerpos asturianos pasa a Reinosa, desde cuyo punto se traslada a Vega de Cervera, Guardo y Pedrosa para internarse de nuevo en Asturias a través del puerto de San Isidro. Después de dar unos días de descanso a la tropa en Pino de Aller, el regimiento regresa a Oviedo. Aunque con esta operación no fueron conseguidos grandes éxitos, se contribuyó, sin embargo, a disciplinar y experimentar al soldado a las fatigas que le iba a deparar la dura campaña.

 

            Una vez acantonado en Oviedo, entre los distintos jefes, oficiales, sargentos, cabos y soldados del Regimiento, se seleccionan 100 hombres para instruir y ejercitar en el manejo de las armas a los voluntarios que, procedentes de los distintos concejos asturianos, deberían constituir la futura masa de maniobra de los regimientos que, por orden de la Junta Suprema de Asturias, se irán creando en la capital del Principado entre los meses de junio, julio y agosto. Estos mismos jefes y oficiales, incluso sargentos y cabos, servirán de plantel para formar los respectivos cuadros de mando de los cuerpos de nueva creación.

 

            Encontrándose en Oviedo, el 1º de agosto de 1808 se ordena que el Provincial de Oviedo se integre en la división que manda el mariscal de campo D. Gregorio Bernaldo de Quirós, disponiendo, además, que este mismo día emprenda la marcha para incorporarse a su nuevo destino.  

 

            El 24 de septiembre de 1808 se dispone que el Regimiento Provincial de Oviedo se incorpore a la guarnición y plaza de Gijón, a cuya plaza llega el 27 del mismo mes.

 

            Continúa de guarnición en Gijón hasta finales del mes de setiembre de 1808 en que, por orden superior, el Regimiento Provincial de Oviedo es destinado a la recién constituida “división expedicionaria” puesta al mando del general D. Vicente María de Acevedo, cuyo cuartel general se establece en la villa de Llanes con el objeto de proceder a su reorganización.   

 

            Hallándose en Llanes, el 25 de septiembre de 1808 el general Acevedo eleva a la Junta Suprema de Asturias un plan de reforma de los regimientos, por el cual debería poner a los cuerpos de la división de su mando bajo e pie de igualdad a los demás de línea del ejército con el que habrán de maniobrar.

 

            Como consecuencia de lo anterior, el Regimiento Provincial de Oviedo sale para en Llanes, en cuya villa permanece acantonado por espacio de varios días perfeccionando su reorganización para adaptarse a las nuevas exigencias de la guerra.

 

            Una vez organizada y provista de todos los medios necesarios para salir a campaña, la división expedicionaria debería ponerse en marcha hacia Vizcaya, en donde se uniría al Ejército, también expedicionario, de Galicia para constituir la 3ª división del referido ejército al mando del teniente general D. Joaquín Blake y Joyes.

 

             El 1º de octubre, una vez arreglado bajo el pie de dos batallones, de a cinco compañías cada uno, una de ellas de granaderos, con sus correspondientes planas mayores, el Regimiento Provincial de Oviedo se pone de nuevo en marcha hacia su destino, llegando a Quincoces de Yuso (Burgos) el día de 11 de octubre, incorporándose inmediatamente al Ejército de Galicia, en cuyo punto, por haber sido reorganizadas las fuerzas españolas en cuatro grandes ejércitos de maniobra, el de Galicia pasa a denominarse Ejército de la Izquierda, cuyo mando sigue ostentando el general D. Joaquín Blake y Joyes.

 

            Concertado el despliegue de las unidades, el Regimiento Provincial de Oviedo, junto con los demás cuerpos de su brigada, ocupa la localidad de Villarcayo bajo las órdenes directas del brigadier D. Gregorio Bernaldo de Quirós. Más tarde pasa a Orozco con el total de la división.

 

            En el estado de fuerza de todos los cuerpos que componen la división expedicionaria, fechado el 12 de octubre de 1808, el Regimiento Provincial de Oviedo presenta 17 jefes y oficiales y 775 individuos de tropa. Asimismo, en el estado de organización y fuerza disponible del Ejército de la Izquierda del 31 de octubre, en el Regimiento figuran los mismos efectivos reflejados en el informe anterior. Según este estado, el regimiento se encuadra en la 2ª brigada que manda el brigadier Bernaldo de Quirós, acantonada en Orduña.

 

            El 3 de noviembre las fuerzas de la 2ª brigada al mando del brigadier Bernaldo de Quirós, entre las que se encuentra el Provincial de Oviedo, se reagrupan en La Nava con el Ejército de Galicia. En operación combinada para librar a las fuerzas de los generales D. Cayetano Valdés (jefe de la 1ª brigada asturiana) y D. Rafael Martinengo de caer prisioneras del enemigo, Blake ordena a Quirós que, con su brigada, se dirija a Orrantia, en cuyo punto, afortunadamente, se reúnen unas y otras llenas de júbilo por el buen éxito de la maniobra.

 

            El Regimiento Provincial de Oviedo, en reunión con otros de su división bajo el mando del brigadier D. Francisco de Paula Manglano, recibe la orden de salir para Valmaseda con el objeto de reemplazar a los cuerpos de la 4ª división que participaron en la ocupación de dicha villa. El día 5 de noviembre, ante el riesgo inminente de ataque por parte del enemigo para reconquistar Valmaseda, Blake ordena al general Acevedo que desaloje la plaza, lo que verifica con prontitud, orden y sin el menor contratiempo, pese a estar expuestos a un intenso fuego enemigo.

 

            Emprendida la retirada por el camino de Quintana, sobre la una de la tarde del 10 de noviembre, a la altura de la villa de Espinosa de los Monteros se presenta una fuerza enemiga considerable, lo que obliga a las tropas de Blake a ocupar posiciones dominantes para evitar la sorpresa y facilitar así la defensa ante el previsible ataque que pudiera emprender el enemigo, lo que así ocurrió, ya que se entabló un encarnizado y crudo combate, que fue rechazado tras dos horas de agotadora lucha, en el que por ambas partes se hicieron prodigios de valor. Por la tarde el general Acevedo resuelve atacar las posiciones enemigas, cuyo movimiento se efectúa con serenidad, batiéndose con valor los cuerpos asturianos, pero la acción queda indecisa por sobrevenir una densa niebla que hacia imposible distinguir cualquier objeto. No obstante, entre las tropas asturianas se producen varias bajas entre muertos y heridos. El Regimiento Provincial de Oviedo, junto con los de Salas y Villaviciosa, realiza en el transcurso de la acción tres cargas a la bayoneta, causando varias bajas al enemigo.

 

            Al día siguiente el enemigo, resuelto a concluir la acción emprendida el día anterior, decide acometer el flanco izquierdo y se lanza al ataque de frente. Cae muerto el general Quirós y herido el general Acevedo. El resultado fue decisivo, las fuerzas asturianas que ocupaban este punto (alturas de Las Peñucas), sorprendidas por el inesperado movimiento y viéndose privadas de sus jefes, ceden, lo que produce el desorden general y la completa dispersión. No obstante lo anterior, el Regimiento, junto con los demás cuerpos de la división, había acreditado subordinación, valor y constancia en las demás circunstancias.

 

            Reunidas las dispersas fuerzas en Reinosa, tras el recuento general realizado a éstas, el Provincial de Oviedo presenta una reducida plantilla regimental, formada por 1 jefe, 18 oficiales y sólo 367 individuos de tropa, ya que en la acción de Espinosa había perdido, aproximadamente, el 50% de sus efectivos. El armamento y vestuario, a pesar de los avatares, se hallaba al completo y su estado de instrucción se consideraba bueno.     

 

             Puestos en ordenada retirada con dirección al Principado de Asturias, siempre perseguidos por fuerzas enemigas superiores, los maltrechos regimientos asturianos son alcanzados cerca de Comillas. El valeroso Regimiento de Cangas de Tineo es el encargado de sostener la retirada.

 

            Dispuesto el enemigo a terminar con todo foco de resistencia, vuelve sobre Comillas para atacar a las fuerzas asturianas allí establecidas y no contando éstas con tropas suficientes para hacer frente a un enemigo que les aventaja en superioridad numérica, el 19 de noviembre se repliegan a San Vicente de la Barquera, en la creencia de que en este punto, por su privilegiada situación estratégica, se podía contener al adversario y hacerle desistir de su persecución. Establecido el dispositivo defensivo bajo el mando del general D. Nicolás de Llano-Ponte, sin tener en cuenta la formidable ventaja que ofrecía el terreno -lamentable error táctico-, se dispone sostener el puente Maza, situado a espaldas de las tropas, lo que deja a éstas en una situación comprometida. Bombardeada la posición por la artillería y, posteriormente, acometida por la caballería enemiga, cunde el pánico y se produce la dispersión, quedando expedito el paso del puente para la progresión de las fuerzas enemigas.

 

            Siguiendo la retirada general, siempre perseguidos por la caballería enemiga, el mismo día 19 las fuerzas asturianas llegan a Colombres, en cuyo punto se sostiene una breve pero dura refriega con los perseguidores. Una vez reagrupadas las restantes y desorganizadas fuerzas en la citada villa, el general Llano-Ponte establece la línea defensiva en Colombres, pero engañado por una hábil estratagema del enemigo, cual era encender y avivar grandes fogatas para dar la sensación de reunión de fuerzas importantes, decide replegarse sobre Llanes por temor de ser atacado al día siguiente. 

 

            Debido a los fracasos e incompetencia militar del general Llano-Ponte, la Junta Suprema de Asturias decide relevarle del mando, por lo que designa al mariscal de campo D. Francisco Ballesteros para reorganizar las maltrechas unidades, poniendo a sus órdenes algunos de los regimientos de nueva planta que aún no habían salido a campaña. A tal fin, el general Ballesteros sale para Colombres y consigue en pocos días reunir a los dispersos, a los que acantona en la citada localidad.

  

            El Regimiento Provincial de Oviedo, que es uno de los cuerpos excluido para formar las fuerzas de Ballesteros, emprende la marcha con dirección a Oviedo, quedando acantonado en Noreña.

           

            Según un estado de fuerza del Regimiento Provincial de Oviedo fechado en Noreña el 10 de diciembre de 1808, el regimiento presenta una plantilla formada por 5 capitanes, 5 tenientes y 7 subtenientes, mientras que los efectivos disponibles para tomar las armas es de 462 hombres (30 sargentos, 6 tambores, 50 cabos y 376 soldados). Faltaban para su completo, 5 capitanes, 5 tenientes, 3 subtenientes, 20 sargentos, 14 tambores, 70 cabos y 624 soldados. La fuerza en revista la constituían 10 capitanes, 10 tenientes, 10 subtenientes, 50 sargentos, 20 tambores, 120 cabos y 1.000 soldados, es decir, 30 oficiales y 1.190 efectivos.

 

            La Plana Mayor del Primer batallón la componían:

           

            - Coronel ………………….  Vacante

            - Sargento Mayor …………  D. Francisco Manglano

            - Ayudante Mayor ………..   D. Juan Agüeria

            - Subteniente de Bandera …  Vacante

            - Capellán …………………  D. Benito Ablanedo

            - Cirujano …………………  Vacante

            - Tambor Mayor …………..  José Fernández

            - Maestro Armero …………  José de la Infiesta

 

            La Plana Mayor del 2º batallón se hallaba vacante, excepto la plaza de capellán que la detentaba D. José González.

 

            El 23 de diciembre de 1808 la Junta Suprema de Asturias ordena que el Regimiento Provincial efectué la salida inmediata con dirección a Pola de Lena.

 

 

1809

 

            Por disposición de la Junta Suprema de Asturias se acuerda establecer en Pajares, bajo el mando del brigadier D. Francisco Manglano, una nueva línea defensiva y decide destinar al dispositivo a los regimientos Provincial de Oviedo, Covadonga y Provincial de Laredo, cuyos cuerpos deberían operar en partidas sueltas, tipo compañía. A tal fin, se da la orden pertinente para que los regimientos antes citados, regularmente vestidos y equipados, se pongan en marcha hacía Pajares. El Regimiento Provincial de Oviedo junto con los otros dos cuerpos, debido a las inclemencias del tiempo, queda acantonado entre Campomanes y Pola de Gordón. En este tiempo, el Provincial  permanece ocupado en continuos ejercicios de instrucción y en observación de los movimientos del enemigo, enviando avanzadas que, frecuentemente, intercambian fuegos con los destacamentos franceses.

 

            Según el estado general de la fuerza de la 3ª división (brigadier Manglano), fechado en Campomanes el 14 de enero de 1809, el Regimiento Provincial de Oviedo presenta una fuerza compuesta por 2 capitanes, 13 subtenientes y 570 efectivos (38 sargentos, 9 tambores y 523 cabos y soldados).  

 

            El 17 de febrero de 1809 la Junta Suprema de Asturias decide nombrar, con carácter interino, comandante del Regimiento Provincial de Oviedo a D. Fernando Valledor, teniente coronel del Regimiento de Lena, el cual será dado a reconocer en la orden del día.

 

            El 22 de febrero de 1809 el regimiento Provincial de Oviedo queda encuadrado en la 3ª división (ahora mandada por el brigadier Quijano), situada en la línea de Pajares.

 

            El 3 de marzo de 1809 el coronel D. Agustín González, capitán de la 1.ª compañía del Provincial de Oviedo, sargento mayor en funciones, se niega hacer entrega del mando al teniente Coronel D. Fernando Valledor y Navia por no llevar consigo la orden expresa de la Junta.

 

            Por orden del día fechada en Campomanes el 6 de marzo de 1809, el coronel D. Fernando Valledor queda reconocido como comandante interino del Regimiento Provincial de Oviedo, haciéndose cargo del mando el día 12 del mismo mes.

 

            En el informe sobre el estado en que se halla el cuerpo rendido por el nuevo comandante en funciones tras tomar posesión del mando el 12 de marzo de 1809, el Regimiento Provincial de Oviedo presenta un cuadro formado solamente por 13 oficiales. Las cinco compañías del 1.er batallón; una de granaderos y cuatro de fusileros, carecían de oficiales. Sólo la 5.ª compañía presenta dos tenientes en plantilla, D. Benito Suárez Campos y D. Ramón Miranda. En el 2º batallón constaba como subteniente de la 1.ª compañía de granaderos, D. Nicolás Solar; en la 2.ª figuraba como capitán D. Buenaventura Arias Cachero, teniente D. Pablo Montes y subteniente D. Ramón Morán; en la 3.ª el teniente D. Manuel Suárez Campos; en la 4.ª el teniente D. Pedro López y, por último, en la 5.ª el capitán D. Rodrigo Bernaldo de Quirós, los tenientes D. Ramón Pasarón y D. Antonio de Cos y los subtenientes D. José Miranda y D. Alonso González. Como consecuencia de esta situación, las compañías que se encontraban avanzadas, al no tener oficiales, se hallaban mandadas por sargentos.                            

 

            En la madrugada del 25 de marzo de 1809 el enemigo, en número de 300 hombres de infantería y 60 de caballería, trató de sorprender el destacamento de granaderos del Provincial de Oviedo que se hallaba en las cercanías de La Robla (León) a las órdenes del subteniente del mismo cuerpo D. Nicolás Solar con la intención de cercarlos, pero advertidos a tiempo se repliegan sobre el lugar de La Cañería, en donde les detienen, pero insistiendo el enemigo en adelantarse, el subteniente Solar decide entonces reunirse con las fuerzas que comandaba el teniente del Provincial de Laredo D. Joaquín Casuso, quien toma la decisión de ocupar las alturas de Sierros del Millar con los 125 granaderos del Provincial de Oviedo, consiguiendo con ello contener de nuevo al enemigo. Una vez roto el fuego, batiéndose con tanto brío por espacio de dos horas, los granaderos de Oviedo logran rechazar al enemigo poniéndole en fuga y persiguiéndole hasta Puente del Alba. En ese momento entra en la acción la compañía de Cazadores del Regimiento de Covadonga que, al mando del capitán D. Evaristo San Miguel, logra poner al enemigo en franca retirada. Por el singular mérito contraído en acción tan brillante, la Junta Suprema de Asturias con fecha 28 de marzo de 1809 premia al soldado Francisco Alonso, del Provincial de Oviedo con un escudo de distinción y el 5 de abril del mismo año, al teniente Casuso, del Provincial de Laredo, y al subteniente Solar, del Provincial de Oviedo, se les concede el escudo de premio establecido el 27 de marzo anterior. Asimismo, se gratifica a la tropa con 300 reales de vellón para repartir entre todos los soldados que intervinieron en la expresada acción. Una vez más, el Regimiento Provincial de Oviedo había acreditado valor, sufrimiento y constancia.

 

            En abril de 1809 el Provincial de Oviedo se encontraba en Campomanes (concejo de Lena), y seguía mandado accidentalmente por el coronel D. Fernando Valledor y Navia, teniente coronel efectivo del Regimiento de Lena. En este mes la situación de los cuadros de mando había mejorado sustancialmente respecto al mes anterior; se pudo completar la casi totalidad de la Plana Mayor y se cubrieron todas las plazas vacantes de capitán y teniente, pero no así  las de subteniente.      

 

            Según el estado de fuerza, fechado en Campomanes el 21 de abril de 1809, firmado por el ayudante D. Diego Ponce de León con el Vº Bº del coronel interino, el Regimiento Provincial de Oviedo presenta la orgánica siguiente:

 

 P   L  A  N  A     M  A  Y  O  R

 

                          Coronel:                                Vacante

                          Teniente Coronel:                 Brigadier D. Francisco Manglano                                                 

                          Comandante en funciones:    Coronel D. Fernando Valledor y Navia

                          Sargento Mayor:                   Coronel D. Juan Agüeria

                          Ayudante Mayor:                  Capitán D. Diego Ponce de León

                          Otro:                                      Vacante

                          Subteniente de Bandera:       Vacante

                          Capellán:                               D. Benito Ablanedo y Valdés

                          Otro:                                      D. José González

                          Cirujano:                               Vacante

                          Maestro Armero:                   José de la Infiesta

                          Tambor Mayor:                     José Fernández

 

 

 

 

 

 

 

 

 

C    O    M    P    A    Ñ    I    A    S

CAPITANES

TENIENTES

SUBTENIENTES

D. Agustín González

D. Bernardo Peón

D. José Manglano

D. Rodrigo Bernaldo de Quirós

D. Pedro López

D. Juan Agüeria

D. Buenaventura Arias Cachero

D. Ramón Pasarón

D. Manuel Peón Morán

D. José Antonio Peón

D. Pablo Montes Carvajal

D. Nicolás Solar

D. Fernando Rubín

D. Manuel Suárez Campos

D. Fernando Carús

D. Francisco Covián

D. Faustino Escalón

D. José González

D. Francisco Rodríguez

D. Antonio de Cos

 

D. Francisco Prieto

D. Felix Pum.º

 

D. Pedro Peláez

D. Juan de Dios Miranda

 

D. Juan Nepomuceno Valdés

D. Benito Suárez Campos

 

 

D. José Navaliega

 

 

D. Ramón Miranda

 

 

D. Alonso Bernardo González

 

 

D. José García Miranda

 

 

D. Alonso  de Cangas

 

 

 

Sargentos

Tamb.s

Cabos

Sold.s

Fuerza total

 

1.ºs

2.ºs

 

1.ºs y 2.ºs

 

 

Presentes y efectivos

7

36

7

86

1.248

      1.384

En los hospitales

1

 4

-

 7

  124

         136

Comisión fuera del Cuerpo

-

 -

-

 4

    23

           27

Con licencia temporal

-

 -

-

 -

    -

            -

Ausentes sin permiso

-

 -

-

 -

   26

           26

                                              Total fuerza en revista  …………………………

      1.573

 

Nota:-

 

En este Regim.tº se halla sirviendo el Coronel D.n Fern.dº Balledor y Navia, comand.te Ynterino, y Ten.te Coronel Efectivo del Regim.tº de Lena, q.e por sus heridas originadas el dia once de Nobre en el Ataque de Espinosa de los Monteros, se hallava curandose en su casa; haviendo tenido a vien la Junta de este Principado conferirle el mando de este Cuerpo aunq.e todavía no se hallava recuperado de su salud ni aun en la Actualidad: sirvio en el Regim.tº Ynf.ª de Asturias, en clase de Cap.n hasimismo se halla el Cap.n D.n Diego Ponce de Leon en la clase de Ayud.te M.or conferido por la Junta de este Principado en atencion á sus vuenos servicios contraidos en el punto de Colombres a las or.s del G.ral. D.n Fran.cº Ballesteros, y en la Ria de Rivadeo, a las del G.ral D.n Jose Boster, cuyo Ayud.te ha sido Ten.te en el Regim.tº Ynfant.ª de Navarra, el que por hallarse en al Prov.ª de Santander, en virtud dem R.l or.n la Junta de Galicia reemplazo su empleo en su Cuerpo como todos los de los demas Ofic.s q.e se hallavan en esta prov.ª por lo que se hallava dcho Ayud.te sin destino y con veinte y quatro años de serv.º a S. M.: del mismo modo se hallan sirv.dº en clase agregados p.r Or.n del S.ºr Ynspector cinco Granaderos efectivos de este Prov.l que correspondian a la quarta Divi.ºn de Galicia cuyos nombres y Apellidos, se dan p.r expresivo y son D.n Pedro de la Concha, D.n Man.l Alv.z, D.n Jose M.or, y D.n Ang.l del Prado,: ygualm.te se halla sirv.dº en este Regim.tº el soldado Mig.l Rod.z q.e lo era del de Ynfant.ª de Guadalajara.

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            El 11 de mayo de 1809 dos compañías del Regimiento Provincial de Oviedo, al mando del Sargento Mayor, el Coronel D. Juan Agüeria y del Ayudante D. Diego Ponce de León, son destinadas a reforzar la posición de la Peña y Encinar de Huergas (León). El día 15 de mayo, al toque de Diana, las dos compañías del Provincial descienden por la margen izquierda del río hasta La Robla, en donde se situaban ya las avanzadas enemigas. En este punto se entabla un tiroteo, obligando al enemigo a replegarse sobre El Rabizo.

 

            El 18 de mayo el enemigo se presenta en las inmediaciones de Buiza. La               2ª compañía del 2º batallón del Provincial de Oviedo recibe la orden de retirarse al otro lado del puente de Tuero, lo que verifica a las cinco de la tarde de este mismo día, demoliendo dicho puente. La otra compañía, colocada en la altura que dominaba el puente, permanece allí toda la noche del día 18 hasta una antes de haber amanecido, en que recibe la orden de retirarse. Una vez abandonada la posición el enemigo restablece el paso del puente y avanza hasta Rodiezmo y Poladura de la Tercia. No pudiendo sostener los puntos que ocupaban, las tropas españolas se repliegan sobre Arbás del Puerto con el objeto de tomar posiciones en los puntos fortificados allí establecidos. Tras una breve escaramuza, el enemigo sigue avanzando. Tres compañías del Regimiento Provincial de Oviedo, que habían recibido la orden para seguir el movimiento de retirada, se colocan sobre la derecha del puente de Busdongo y la altura que domina Vegalamosa, mientras que las restantes compañías del expresado Cuerpo, junto con otras del de Laredo, se atrincheran en el llano del Puerto de Pajares. El Regimiento de Covadonga ocupa la altura inmediata, a espaldas de la colegiata de Arbás.

 

            A las cinco de la tarde se presenta el general Kellerman, cuyas tropas abren fuego sobre la 2ª y 4ª compañías del Regimiento Provincial de Oviedo, cuyas compañías  se sostienen con denuedo. Obligadas a abandonar sus posiciones, las compañías citadas se colocan a retaguardia de la artillería enemiga y abren fuego sobre las mismas, lo que logra contenerlas momentáneamente. A la mañana siguiente, el enemigo se sitúa a retaguardia del puente de Reguero del Argayo, con el objeto de sorprender al Regimiento de Covadonga, pero un acertado movimiento táctico de éste logra evitarlo.

 

            Una columna enemiga que, desde Poladura, progresaba por la Collada del Cuito se presenta en el teatro de operaciones y, en un rápido avance de las fuerzas del centro de la columna, logran desalojar de sus posiciones a las fuerzas españolas que las defendían. En la Collada de Pajares, en donde también se habían construido posiciones fortificadas, se hace frente al enemigo durante algún tiempo pero, tomadas éstas por las fuerzas de Kellerman, sus defensores se ven obligados a abandonarlas y replegarse sobre el puente de Santullano, punto de reunión designado al efecto por el brigadier D. Francisco Manglano, a quien el marqués de La Romana le acababa de conferir nuevamente el mando de toda la línea.

 

            El 19 de mayo el mariscal Ney, procedente de Galicia, después de desbaratar la inconsistente defensa establecida en el puente de Peñaflor el día anterior, se encontraba en la capital del Principado, por lo que la situación de las tropas del brigadier Manglano se ve seriamente comprometida, lo que exige dividir las fuerzas y destinar a la mayor parte de ellas a la división de Ballesteros que operaba en el sector oriental. El resto de las fuerzas, una compañía del Provincial de Oviedo, las banderas y la caja del cuerpo, que bajaba de observación del puerto de La Cubilla, se dirigen a Occidente para incorporarse a las fuerzas del general Vorster que operaba en aquel sector. El resultado no pudo ser más desastroso: Kellerman flanqueó la línea de Pajares y, por lo tanto, se dejó al enemigo expedito el camino de Castilla.

 

            El general Ballesteros, enterado de la incursión de Kellerman a través de Pajares y que Oviedo se hallaba ocupada por fuerzas del mariscal Ney, recibe el encargo del marqués de La Romana para que “reúna cuantas fuerzas pueda, y que obre según le parezca” y pone a sus órdenes el Regimiento de la Princesa que manda el coronel D. José O’Donnell. En cumplimiento de la orden anterior, Ballesteros decide abandonar la línea de Colombres y efectuar el repliegue sobre Cangas de Onís, en cuyo punto se incorporan las compañías del Regimiento Provincial de Oviedo procedentes de Pajares, disponiendo que la reunión de las tropas se verifique en el Infiesto, a donde se dirige con todo el cuartel general para recibirlas.

 

            Una vez reunidas las fuerzas en Infiesto, Ballesteros reorganiza los cuerpos, entre los que se encontraba el Provincial de Oviedo, que deberían actuar bajo su mando.

 

            Enterado el enemigo de los planes anteriores, envía a Infiesto al general Bonnet para destruir a la fuerzas de Ballesteros, pero éste, en hábil maniobra de distracción, elude la persecución y se encamina con todas las tropas a Cangas de Onís, posicionándolas a unas tres leguas de la retaguardia del propio Bonnet.

 

            El 24 de mayo de 1809 en las inmediaciones del pueblo de Llueves,  sobre los Escobios de Margolles, se entabla un duro combate en el que los regimientos asturianos se baten con grandes prodigios de valor, causándole numerosas bajas al enemigo. Por esta acción y la retirada sostenida por el valeroso Regimiento de Cangas de Onís, se facilita el paso de las fuerzas hacia Covadonga y se salva toda la tropa e impedimenta.

 

            El enemigo, con fuerzas ahora combinadas de los generales Bonnet y Kellerman, no ceja en su persecución, por lo que el día 25 de mayo el Provincial de Oviedo, junto con los demás cuerpos de la división, sale de Covadonga y, a través del puerto de Ventaniella, emprende una expuesta y agotadora marcha hacia Valdeburón (León) y de aquí, siguiendo el movimiento general, se retira a la villa de Potes al objeto de descansar y reponerse de las innumerables fatigas padecidas por tan larga travesía. Tras aprovisionarse de algunas municiones de boca y guerra, sale de nuevo hacia Santander.

 

            El enemigo, que no desiste en la persecución, les da alcance en la Venta de Cildá, entablándose un duro combate. La lucha es cruel y sangrienta; los regimientos asturianos se baten con valor y arrojo tales, que obliga al enemigo a retroceder. Tras la acción, se fija el cuartel general divisionario en Torrelavega y permanece a la expectativa de los movimientos que pueda efectuar el enemigo, dueño ya de la ciudad de Santander. 

 

            El 9 de junio de 1809 se pone en movimiento con el objeto de asistir al ataque contra Santander. El día 10 acomete el reducto artillado enemigo de Peñacastillo, cuyo ataque es rechazado por la tenaz resistencia que oponen sus defensores. A las tres de la tarde, tras un nuevo intento, se logra desalojar la posición, lo que obliga al enemigo a replegarse sobre Santander. Tras dejar una pequeña guarnición en la posición conquistada, Ballesteros se presenta ante las mismas puertas de Santander y por medio de un audaz golpe de mano los cuerpos de la división recuperan la plaza y toman a la bayoneta las baterías que la defienden.

 

            Regresa el enemigo con renovado ímpetu; el día 11 reconquista la posición de Peñacastillo y hace prisionera a toda la guarnición y, en la noche de este mismo día y madrugada del siguiente, el general Bonnet decide atacar Santander, lo que provoca la confusión entre las tropas asturianas, que ceden ante la fuerte presión del enemigo y precipita la desbandada general de todos los cuerpos. En los referidos ataques tuvo la división considerables bajas entre muertos, heridos y prisioneros.

 

            Tras la sorprendente derrota y posterior dispersión de los cuerpos asturianos que intervinieron en la campaña de Santander, que oscureció la heroica marcha de 19 días, el general Ballesteros embarca en un buque británico rumbo a Gijón, en cuya villa, por orden expresa del marqués de La Romana, ahora nuevo general en jefe del Ejército de la Izquierda, recibe el encargo de reorganizar sus maltrechas fuerzas con el objeto de incorporarlas al citado ejército.

 

            En efecto, en cumplimiento de la orden anterior Ballesteros decide establecer el cuartel general en la villa de Gijón. El 23 de junio de 1809, con el fin de reagrupar a los dispersos cuerpos de la división, circula orden a la Justicia para que los regimientos se reagrupen en los puntos que, previamente, les ha señalado. En virtud de esta orden, el Regimiento Provincial de Oviedo se concentra en Gijón.

 

            El 1º de julio, una vez verificada la reunión de todas las unidades en el campamento de Contrueces, al tiempo que se acomete una profunda reorganización de los cuerpos, se somete a los mismos a una intensa  instrucción militar. El Regimiento Provincial de Oviedo, al igual que los demás cuerpos de su división, en conformidad con el Reglamento de la Infantería de 23 de enero de 1809, queda arreglado bajo el pie de dos batallones de a 8 compañías; una de granaderos, otra de cazadores y las seis restantes de fusileros.

 

            El 29 de julio, una vez concluida la reorganización, debidamente pertrechado y uniformado abandona el campamento de Gijón y parte hacia Oviedo, y el 1º de agosto, desde esta ciudad, emprende la marcha para el Reino de León con el total de la división con el objeto de reunirse con el Ejército de la Izquierda que manda el marqués de La Romana.

 

            Se acantona en Otero de Dueñas (León), ocupándose en continuos ejercicios de instrucción y de aquí, a través de Santiago de las Villas, el 16 de agosto sale a marchas forzadas hacia la provincia de Santander. Dirige la marcha por  Robles, Vegamián y Riaño hasta Valsende, en donde se establece en vivac, tomando las precauciones necesarias ya que el enemigo se hallaba en Cervera dispuesto a defenderse. 

 

            El 24 de agosto de 1809 el marqués de La Romana dispone la organización definitiva del Ejército de la Izquierda, cuya 3ª división deberá quedar constituida, precisamente, por los regimientos asturianos bajo el mando del mariscal de Campo D. Francisco Ballesteros. Este mismo día rompe la marcha con anticipación para apoderarse del Valle de Cabuérniga con el objeto de interceptar toda comunicación con el enemigo, debiendo ocupar todos los puntos necesarios por donde debería dirigirse a Cabezón y Comillas.      

           

            El día 25 marcha sobre Santa Lucia, dejando al resto de la división en Veieda. Cuando la vanguardia llega a Santa Lucía el enemigo carga con ímpetu, por lo que el general Ballesteros dispone el despliegue de los distintos cuerpos que componen la  vanguardia, ordenando que las compañías de granaderos del Provincial de Oviedo y Villaviciosa marchen por la derecha para asegurar un vado por donde podría retirarse con facilidad a Torrelavega. El enemigo lanza un terrible ataque contra el centro de la vanguardia, que es sostenido con tenacidad por los bravos soldados sin ceder ni un sólo palmo de terreno, pero viéndose desbordados efectúan la retirada en el más completo de los desórdenes. En la acción del puente de Santa Lucía resulta herido el subteniente de granaderos del Provincial de Oviedo, D. Fernando Carús.

 

            El 26 de agosto Ballesteros decide atacar al enemigo en Torrelavega el día 27 en Torrelavega, pero puesto en marcha hacia el punto mencionado, a las 10 horas del día, recibe orden expresa del marqués de La Romana para que, siendo de absoluta necesidad, la división de su mando se sitúe entre León y Astorga.  

 

            En cumplimiento de la orden anterior, la división se pone inmediatamente en marcha, dirigiéndose a Barcenillas desde cuyo punto, atravesando por las montañas de Tarney, Potes y el puerto de San Glorio, llega a León y de aquí sale para Astorga, en cuya plaza se forman dos columnas con las compañías de granaderos y cazadores de todos los cuerpos que conforman la división.

 

            Sale de Astorga con dirección a la frontera de Portugal, y en un movimiento de flanco por su izquierda cae sobre Benavente. El 28 de septiembre las columnas de Granaderos y Cazadores atacan por sorpresa la guarnición enemiga que defiende la plaza. Concluida la acción de Benavente la división marcha, a través de Pozuelos, Tavara y Carbajales, sobre Zamora, llegando a las inmediaciones de esta plaza a las 7 de la mañana del 1º de octubre.

 

            El general Ballesteros dispone que, al mando del brigadier D. Jaime Carvajal, la columna de cazadores y los regimientos Provincial de Oviedo, Cangas de Tineo y Pravia, así como dos piezas de artillería de a 4, fuesen las fuerzas encargadas de atacar la plaza de Zamora en toda la extensión del recinto que va desde el matadero hasta el castillo.

 

            El mismo día 1º de octubre, encontrándose ya las unidades en disposición para efectuar el ataque, se recibe la confidencia que en el perímetro amurallado de la plaza existía un punto frágil, muy fácil de romper, por que podría infiltrarse la tropa. La ejecución del ataque, tal como estaba previsto, se encomendó a las fuerzas que comandaba el brigadier Carvajal, cuyas tropas dando vivas al Rey y despreciando la metralla y el fuego de fusilería enemiga, llegó hasta el paraje señalado, encontrándose que se trataba de un engaño o estratagema, ya que la defensa estaba tan fuerte por aquel punto como por los demás, motivo por el cual las fuerzas de Carbajal encargadas de verificar el ataque, con la excepción de la columna de cazadores, quedaron el convento de Santo Domingo y sus inmediaciones incomodando al enemigo con el objeto de impedir que éste disparara contra las dos piezas de artillería destinadas a romper la puerta de La Feria. Los soldados de la columna de cazadores, sin intimidarles el fuego de fusilería y las piedras que desde lo alto de la muralla les arrojaba el enemigo, intentaron destrozar la puerta de Santa Ana con zapapicos y otros útiles, lo que, pese a su empeño, no consiguieron por encontrarse ésta cerrada a cal y canto desde hacia muchos años. No habiendo alcanzado su objetivo, las fuerzas del brigadier Carvajal se retiran sobre las cinco de la tarde a las alturas de los molinos de viento, dejando algunos tiradores al mando del coronel D. Guillermo Libesay, del Regimiento de Cangas de Tineo, para sostener el fuego. A las once y media de la mañana del día 1º Ballesteros ordena suspender el fuego y exige al general Rouger, gobernador de la plaza, la capitulación de la misma, a cuya petición no accede el general enemigo. 

 

            A las seis de la tarde del mismo día 1º de octubre, con la excepción de los cazadores, ya no quedaba fuerza alguna en las inmediaciones de la plaza.

 

            Habiendo recibido aviso de que un fuerte cuerpo de caballería enemiga procedente de Benavente; la guardia del mariscal Ney que se hallaba en Toro y siete piezas de artillería ligera se acercaba a Zamora con el objeto de socorrer la plaza y redoblar su defensa, el general Ballesteros decide replegarse con todas sus fuerzas al pueblo de Almendra, a cuyo punto llega a las diez de la noche del mismo día 1º de octubre. Al amanecer del día siguiente cruza el río Esla y llega a la villa de Carbajales y sus alrededores, en donde queda se acantonado.              

 

            El día 3 de octubre sigue acantonado en Carbajales, desde donde emprende la marcha con dirección a Alcañices para, posteriormente, entrar en Portugal y salir de nuevo a España por el Fuerte de la Concepción (Salamanca).

 

            El 19 de octubre de 1809, en cumplimiento de la orden del marqués de La Romana la división asturiana se incorpora en Tamames (Salamanca) al Ejército de la Izquierda, ahora puesto bajo el mando del Duque del Parque[1].

 

            El 23 de noviembre combate en la acción que tuvo lugar en Carpio, cerca de Medina del Campo (Valladolid). El Regimiento Provincial de Oviedo, junto con los demás cuerpos de la División, despliega en el centro. El enemigo, ante el movimiento bien concertado de los españoles, que marchan con aplomo y precisión admirables, se repliega hasta cerca de Medina del Campo. Reforzado con caballería, el enemigo se lanza contra el ala derecha, dejando descubierto el flanco de la división asturiana, que se vio acometida por los jinetes franceses. El general Ballesteros despliega entonces los últimos escalones que, con fuego a quemarropa, obliga retroceder al enemigo.

 

            El 28 de noviembre se retira a Alba de Tormes. En un barranco próximo a la entrada de Alba de Tormes el Ejército de la Izquierda, entre las 3 y las 4 de la tarde del día 29, sufre un impetuoso ataque del enemigo. La división de Ballesteros, al igual que las demás del mismo ejército, experimenta una general dispersión y escasas bajas.

 

            El Regimiento Provincial de Oviedo, junto con los demás cuerpos dispersos, se reagrupa con su división en Ciudad Rodrigo. Una vez verificada la reunión de todos los regimientos, el día 30 de este mismo mes el general Ballesteros pone en emboscada entre Sanchón y Tamanes a la infantería de su división, entre cuyos efectivos se encontraba el Provincial de Oviedo, logrando derrotar completamente a la caballería enemiga que les venía persiguiendo. El teniente coronel D. Gregorio Piquero Argüelles, del 2º batallón del Regimiento de Castropol, consigue arrebatar las piezas de artillería que fueron tomadas en Alba de Tormes, presentándolas al general Ballesteros en las inmediaciones de Tenebrón el 1º de diciembre. Con esta derrota Ballesteros consigue colocar la artillería en las alturas de Tamames, y con artillería volante y tropas de infantería de la división sale en persecución del enemigo, poniéndole en retirada para Alba de Tormes el 2 de diciembre.       

            Después de la acción anterior la división de Ballesteros, el 23 de diciembre parte para los cantones de Sierra de Gata (Cáceres) y fija el cuartel general en San Martín de Trebejo.

 

           

1810

 

            La división con la totalidad de los 10 regimientos que la componían, el día 14 de enero se pone en movimiento desde sus cantones de la Sierra de Gata con dirección a la plaza de Badajoz a través de las provincias portuguesas de Bara Alta y El Alentejo.

 

            Permanece en Portugal por espacio de dos meses, entrando el 7 de marzo de nuevo en España por Badajoz, en cuya plaza queda la división a la expectativa de recibir órdenes del mando. El 9 sale para Olivenza. 

 

              Después de algunas dificultades, el duque del Parque resigna el mando del Ejército de la Izquierda y nuevamente se nombra para el mismo al marqués de La Romana quien, una vez asumido el mando, acomete una profunda reorganización de los regimientos asturianos. Se somete a los cuerpos a una disciplina más rígida y se logra formar, en corto espacio de tiempo, unas unidades más compactas y aguerridas.

 

            El 20 de marzo sale de Nogales con dirección a Zafra (Badajoz) y el día 21 se halla en Monesterio.

 

            El 24 de marzo de 1810, hallándose reunida la división de Ballesteros con la primera de Extremadura con la intención de atacar de forma combinada al enemigo en Santa Olalla, se forman varias columnas que deberían salir desde Cala en la noche de este mismo día, mientras que el resto lo verificaría en la madrugada del 25. Tan pronto como se disponían a salir las distintas columnas, tiene que suspenderse la marcha debido al fuerte temporal que se había desatado a las dos de la madrugada. A las ocho despeja algo el día y la columna pudo ponerse en movimiento con dirección a Santa Olalla, a cuyo punto llega la división a las dos y media, en donde es informado Ballesteros que los franceses se habían puesto en movimiento a las siete de la tarde con dirección al Ronquillo a las siete. Con el objeto de incomodar al enemigo, aquella misma noche se despachan guerrillas al Ronquillo, mientras que los demás cuerpos de la División se adelantan hasta dos leguas del citado pueblo.

 

            El 30 de marzo de 1810 el Regimiento Provincial de Oviedo se halla en la acción de Higuera del Rey.

             

             El 15 de abril el Provincial de Oviedo, con el total de la división, interviene en la acción sobre el Río Tinto (Huelva) contra fuerzas del mariscal Mortier. Retirada a la Sierra de Aracena.

 

            El 26 de mayo asiste a la sorpresa y ataque a la guarnición enemiga de Aracena (Huelva).

 

            Según la relación de los empleos vacantes de jefes y oficiales del Regimiento Provincial de Oviedo, circunstanciada por el marqués de La Romana en el cuartel general de Badajoz el 30 de mayo de 1810, se completa el cuadro del Regimiento con los empleos siguientes:

 

Coronel

 

            Vacante por pase al de Covadonga su brigadier D. Jaime Mª de Carvajal, se designa al coronel D. Pedro Méndez de Vigo, coronel del Regimiento de Covadonga.

 

Teniente Coronel

 

            Vacante por ascenso del brigadier D. Francisco Manglano, se designa para ocupar dicho empleo a D. Tomás Ribera, teniente coronel de la 4ª división de Granaderos Provinciales.

 

Sargento Mayor

                  

            Vacante por ascenso de D. Francisco Manglano, pasa a ocupar la plaza D. José María Peón, capitán de granaderos del mismo cuerpo.

 

Compañías

 

            2ª compañía del 1º batallón, vacante por la nueva organización dada al cuerpo, se destina a la misma a D. Esteban Rodríguez, ayudante del Regimiento de Infiesto.

 

            3ª compañía del 1º batallón, vacante por la nueva organización dada al cuerpo, se destina a la misma a D. Ramón Pasaron, teniente de la 1ª de granaderos del mismo cuerpo.

 

            1ª compañía del 2º batallón, vacante por la nueva organización dada al cuerpo, se destina a la misma a D. Félix de las Alas, teniente del Provincial de Lugo.

 

Ayudantía

 

            1º batallón, vacante por hallarse prisionero D. Diego Ponce, se destina a D. Rodrigo Fernández, teniente propuesto en la 1ª del 2º Batallón.

 

Tenencias

 

            1ª compañía del 1º batallón, vacante por ascenso de D. Rodrigo Fernández, a D. Joaquín Collía, subteniente de la 2ª del 1º batallón del mismo cuerpo.

            

            2ª compañía del 1º batallón, vacante desde su creación, a D. Francisco Verdasco, subteniente del Regimiento Covadonga.

 

            4ª compañía del 1º batallón, vacante por hallarse prisionero D. Alonso Cangas, a D. Francisco Riva, subteniente del Regimiento Covadonga.

 

            1ª compañía del 2º batallón, vacante por hallarse prisionero D. José Navaliega, a D. Pedro Fernández, subteniente de la 1ª del 1º batallón del mismo cuerpo.

 

            1ª compañía del 2º batallón, vacante desde su creación, a D. Rodrigo Fernández, subteniente de la 1ª del 2º batallón del mismo cuerpo.

 

            3ª compañía del 2º batallón, vacante por pase a granaderos de D. Antonio Cos, a D. Antonio de Rivas, subteniente del mismo.

 

Subtenencias

 

            1ª compañía del 1º batallón, vacante por ascenso de D. Pedro Fernández, a D. Evaristo Meana, cadete del mismo cuerpo.

 

            1ª compañía del 1º batallón, vacante desde su creación, a D. Juan Hevia Argüelles, cadete del mismo cuerpo.

 

            2ª compañía del 1º batallón, vacante por ascenso de D. Joaquín Collía, a D. Francisco Blanco, sargento 1º de la 1ª compañía del 2º batallón del mismo cuerpo.

 

            2ª compañía del 1º batallón, vacante desde su creación, a D. José Alvarez Rivera, cadete del mismo cuerpo.

 

            3ª compañía del 1º batallón, vacante por pase a cazadores de D. Domingo Granda, a D. José López Trelles, cadete del mismo cuerpo.

 

            3ª compañía del 1º batallón, vacante desde su creación, a D. Benito Fernández, sargento 1º de la 3ª compañía del 2º batallón del mismo cuerpo.

 

            4ª compañía del 1º batallón, por pase a granaderos de D. Ramón Ruiz, a D. Rafael Mª Velarde, cadete del mismo cuerpo.

 

            4ª compañía del 1º batallón, vacante desde su creación, a D. Esteban Santos, cadete del mismo cuerpo.

            1ª compañía del 2º batallón, vacante por ascenso de D. Rodrigo Fernández, a D. Simón Uricharro, sargento 1º de la 1ª de granaderos del mismo cuerpo.

 

            1ª compañía del 2º batallón, vacante desde su creación, a D. Francisco Bouzas, cadete del mismo cuerpo.

 

            2ª compañía del 2º batallón, vacante por ascenso de D. Antonio Rivera, a D. Manuel Tavoada, cadete del mismo cuerpo.

 

            2ª compañía del 2º batallón, vacante desde su creación, a D. Pedro Manuel Fernández, sargento 1º de la 2ª de granaderos.

 

            3ª compañía del 2º batallón, vacante por hallarse prisionero D. Joaquín Infanzón, a D. José Bouceta Acuña, cadete de Literarios.

 

            3ª compañía del 2º batallón, vacante desde su creación, a D. Francisco Antonio Lena, cadete de Literarios.

 

            4ª compañía del 2º batallón, vacante por la nueva constitución, a D. José Castañón, sargento 1º de cazadores.

            4ª compañía del 2º batallón, vacante por igual motivo, a D. Andrés Lena y Carrillo, cadete de Literarios.

Abanderados

 

            Bandera del 1º batallón, vacante desde su creación, a D. Manuel Cagigal, cadete de Literarios.

 

            Bandera del 2º batallón, vacante desde su creación, a D. José de la Huerta, sargento 1º de granaderos del mismo cuerpo.

 

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            En los estados de fuerza de fecha 15 de junio de 1810 correspondientes al Ejército de la Izquierda de operaciones en Extremadura el Regimiento Provincial de Oviedo, que continúa encuadrado orgánicamente en la 3ª división que manda el mariscal de campo D. Francisco Ballesteros, se hallaba dividido en dos batallones, pero no expresa la fuerza efectiva con que contaba en esos momentos.  

 

            En el mes de junio de 1810 la división vuelve a sufrir otra reorganización en Fregenal de la Sierra (Badajoz), quedando ahora compuesta por sólo cinco regimientos de los diez que, inicialmente, la conformaban.

 

            El 1º de julio de 1810, según el estado de fuerza disponible de la 3ª división que se hallaba en Olivenza, el Regimiento Provincial de Oviedo ya no figura como cuerpo integrante de la citada división.

 

            Por aplicación del Reglamento del Consejo de Regencia de 1º de julio de 1810, el Regimiento Provincial de Oviedo es declarado de “Línea”, bajo el pie de dos batallones, con proporción a los efectivos disponibles con los que contaba en esos momentos. Aunque, teóricamente, desde el 1º de octubre de 1808 la orgánica del Provincial era de dos batallones, la reforma dispuesta por el Consejo de Regencia, empero, no pudo llevarse a efecto por falta de efectivos, ya que tras la profunda reorganización a la que fue sometido en Fregenal de la Sierra, el Regimiento Provincial de Oviedo había quedado prácticamente reducido a cuadro, por lo que recibe orden de trasladarse a Galicia con el objeto de ser reemplazado.  

 

            Tras la llegada del cuadro y los escasos efectivos que lo conforman a Galicia , el Regimiento Provincial de Oviedo queda acantonado en la plaza de Ribadeo, provincia de Mondoñedo. En el estado de fuerza fechado en La Coruña el 22 de agosto de 1810, el Provincial presenta la fuerza que arroja el cuadro siguiente:

 

 

 

 

 

 

 

 

E  M  P  L  E  O  S

FUERZA

     Coronel

     Teniente Coronel

     Sargento Mayor

     Ayudante

     Capellanes

     Tambor Mayor

     Capitanes 1.ºs.

     Capitanes 2.ºs.

     Tenientes

     Subtenientes

     Sargentos 1.ºs.

     Sargentos 2.ºs.

     Cabos y Tambores

     Soldados

    1

    1

    1

    1

    2

    1

    2

    6

  16

  17

    8

  39

  54

  55

     Total

204

 

            En septiembre de 1810 el cuadro del regimiento continuaba, sin actividad alguna, radicado en Ribadeo.

 

            Como consecuencia del deplorable estado que presentan los cuadros asturianos que se hallan acantonados en la guarnición en Galicia, entre los que se encuentra el del Provincial de Oviedo; el 12 de septiembre de 1810 la Junta de Asturias, con aquiescencia del marqués de La Romana, acuerda señalar los puntos del Principado donde deberán concentrarse para proceder a su reorganización. Así, el 18 de este mismo mes la Junta dispone que los cinco cuadros se acantonen en Castropol, Navia, Luarca, Pola de Allande y Pola de Somiedo. Como consecuencia de lo anterior, el Regimiento Provincial de Oviedo se establece en Luarca.

 

            Según el estado de fuerza efectiva del ahora denominado Regimiento de Infantería de Oviedo, fechado en Luarca el 23 de septiembre de 1810, el cuerpo presenta la orgánica siguiente:

 

P  L  A  N  A  S       M  A  Y  O  R  E  S

DEL 1.er BATALLÓN

 

  Coronel:           D. Pedro Méndez de Vigo                                                

  Sarg.tº Mayor:  D. José María Peón

  Ayudante:         D. Rodrigo Fernández

  Abanderado:     D. Manuel Cagigal

  Capellán:          D. Francisco Fernández

  Cirujano:          Vacante

  Tambor Mayor: Miguel de Mena

  Armero:            Vacante

 

DEL 2.º BATALLÓN

              

 Tte. Coronel.   D. Tomás Ribera

  Ayudante:        Vacante

  Abanderado:    D. José de la Huerta

  Capelán:          D. José González

  Cirujano:         Vacante

  Armero:           Vacante   

       

 

Capitanes

Ttes.

Subttes.

Sargentos

Tamb.s

Cabos

Sold.s

Fuerza total

 

 

 

1.ºs

2.ºs

 

1.ºs

2.ºs

 

 

3

14

15

8

36

6

37

12

55

154

            La fuerza en revista la formaban 9 capitanes, 20 tenientes, 19 subtenientes, 8 sargentos 1.ºs, 40 sargentos 2.ºs, 6 tambores, 37 cabos 1.ºs, 15 cabos 1.ºs y 67 soldados, lo que arrojaba un total de 48 oficiales y 173 efectivos.

 

            Un mes más tarde, el 25 de octubre la Junta expresa los inconvenientes que puede causar en las actuales circunstancias el arreglo de los cuerpos contemplado en el Reglamento del 1º de julio de 1810.

 

            El 6  de noviembre de 1810 el cuadro del Regimiento de Oviedo se hallaba en Cangas de Tineo.

 

            En la tarde del 20 de noviembre de 1810 el 1.er batallón del Regimiento de Oviedo llega a Santullano, en cuyo punto se espera la llegada de 400 hombres para completar las respectivas compañías. La compañía de cazadores, por disposición del coronel Méndez Vigo, se despliega en Figares con el objeto de proteger las avenidas de Cornellana. En el paso de Cornellana se apuesta una avanzada para cubrir el camino de Pravia. El día 24, el resto del Regimiento de Oviedo sale para Cornellana para relevar al Batallón del Rivero. En este tiempo el 1.er batallón contaba tan sólo con 286 fusiles útiles y 37 bayonetas.

 

                El día 27 de noviembre el Coronel del Regimiento de Oviedo, con poca tropa, permanece cerca del puente de Cornellana para impedir que el enemigo intente penetrar por este punto. Sostuvo diversos choques con el mayor vigor y, tras dos horas de sangriento combate, logra tomar el control del puente. En esta acción el regimiento experimenta sensibles pérdidas, entre las se cuenta la muerte, tras haberse portado con extraordinario valor, del Capitán D. Félix de las Alas, resultando heridos los tenientes de granaderos D. Antonio de Cos, que fue el primero en subir al puente, y D. Fernando Carús. Mención especial merecen los capitanes D. Rodrigo Quirós, que también entró en el puente, y D. Esteban Rodríguez; el teniente D. Pedro María Fernández, y los subtenientes D. Francisco Bouzas, D. Esteban Santos, D. Andrés Lema y D. José de la Huerta, los cuales se portaron bizarramente, y lo mismo el ayudante interino D. Antonio Rivas, quien comunicó las órdenes con actividad y prontitud.

 

            A las once de la mañana del día 28 de noviembre se observa que el enemigo inicia el movimiento para abandonar sus posiciones. Roto el fuego por parte de los bravos soldados del Regimiento de Oviedo, las fuerzas francesas se ponen en franca huida. El sargento mayor, D. José Mª Peón, con 100 hombres de los que disponía en esos momentos, sale en persecución de los que huyen. Sobre las cuatro de la tarde, cuando el sargento mayor se acercaba a las alturas de San Antolín, se observa que el enemigo se iba reagrupando, en número de 280 hombres, entre el Fresno y Doriga, a la otra parte del camino real. A pesar de que el enemigo contaba con fuerzas superiores, el capitán D. Esteban Rodríguez  se adelantó con su compañía sobre El Fresno, mientras que el sargento mayor con la restante fuerza forma una pequeña columna para situarse sobre Las Pedreras, situada a retaguardia del enemigo. Rotos los primeros fuegos y ante el temor de que llegase la noche, el sargento mayor por no parecerle adecuada la posición de Las Pedreras, ya que toda la derecha del camino real que va desde Cornellana a Grado estaba ocupada por fuerzas enemigas, toma la acertada decisión de retirarse de nuevo a Cornellana, dejando sólo en aquel punto destacada una compañía.

           

         El 6 de diciembre de 1810, según comunicación recibida en la Junta de Asturias, el Regimiento de Oviedo ya se encontraba en el punto que se le había asignado para proceder a su reforma.

 

            Por orden del Consejo de Regencia de 16 de diciembre de 1810 se resuelve dar nueva denominación a los Ejércitos de operaciones. Como consecuencia de esta orden, el Regimiento de Oviedo queda encuadrado, con escasos efectivos, en el 6º Ejército (Galicia), con destino en la Subinspección de Asturias.

 

1811 

 

            En enero de 1811, a pesar de los deseos manifestados por la Junta de Asturias, la situación del Regimiento de Oviedo, debido a las penurias por la que atravesaba el Principado, seguía siendo lamentable. La tropa, a pesar de haber recibido 300 capotes, se encontraba medio desnuda y prácticamente descalza y el armamento seguía componiéndose de los 286 fusiles (algunos ya inservibles) y las 37 bayonetas.

 

            El 23 de enero el Regimiento de Infantería de Oviedo se hallaba formado para pasar de nuevo a Cornellana y, desde allí, hacer una expedición sobre Grado. En efecto, este mismo día, junto con otros cuerpos, interviene en el ataque a la guarnición de Grado, pero habiéndose retirado las avanzadas enemigas y no disponer de artillería para batir las fortificaciones, se suspende el ataque. En este tiempo la 1ª compañía del 1.er batallón la mandaba el capitán D. José del Riego y la 4ª del mismo batallón, el capitán D. Mariano Ceverio de Luna. 

    

            El 28 de enero se encontraba en Godán, concejo de Salas, y, pese a las carencias que sufría, el día 29 emprende la marcha para el Valle de Salcedo, en donde traba combate con fuerzas enemigas el 2 de febrero. El día 5 de febrero se encontraba en Agüera, concejo de Grado; el día 7 combate en Grado y el 9  lo hace en El Fresno.

 

            El 15 de febrero de 1811 una partida volante al mando del capitán de la 5ª compañía del Regimiento de Oviedo, D. Fernando Rubín, se halla incomodando al enemigo sobre la carretera de Pajares. En la mañana del mismo día 15, una guerrilla de estas fuerzas sostiene un encuentro con el enemigo cerca Carraluz. Con el objeto de asegurar la retirada y aprovecharse de las ventajas que ofrece la posición, el capitán Rúbín decide ocupar la altura dominante de Santa Cristina, desde donde se puede ver que el enemigo mantiene sus fuerzas ocultas sobre Sotiello. Después de una hora, unos 100 hombres, que la noche anterior habían bajado de Pajares por Cortina, intentan sorprender por la espalda a las fuerzas que se encuentran en Santa Cristina, por lo que las fuerzas del capitán Rubín emprenden la retirada, resueltas a abrirse paso a la bayoneta por el camino de Riospaso. Una vez en Reconco, el enemigo que se hallaba situado sobre una altura, rompe el fuego a menos de medio tiro de fusil, pero los bravos soldados de la compañía del regimiento de Oviedo, tomando la ofensiva, los arrollan completamente, viéndose obligados a replegarse sobre Campomanes para, rodeando tres leguas, fueron perseguidos por las guerrillas españolas hasta Zureda. Por el distinguido mérito contraído en la acción, se recomienda al sargento 1º D. Juan Caunedo y a los segundos D. Manuel Suárez y D. Ramón González. Tras la acción la partida del Regimiento de Oviedo se retira a Riospaso.                 

             

            Por orden reservada del general en jefe del 6º Ejército, fechada en la Coruña el 27 de febrero de 1809, en la que dispone que las tropas que se hallan en Asturias se replieguen a la orilla izquierda del Navia, con dos partidas fuertes y movibles sobre el Narcea, con el objeto de proceder a su arreglo y dotarlas de la disciplina necesaria. En cumplimiento de esta orden, el 28 de febrero el comandante general en 2º jefe del Principado de Asturias, desde el cuartel general establecido en Villavaler, eleva a la Junta un oficio en el que expone la necesidad de que todas las tropas existentes en el Principado, con el deseo de darles la organización conveniente, se concentren entre los ríos Navia y Eo para verificar la reorganización. El 3 de marzo la Junta aprueba el acantonamiento de las tropas y, por lo tanto, la reorganización de los regimientos cuya reforma, no obstante, tropezaba con serios inconvenientes para su conclusión.

 

            La eficacia operativa del Regimiento de Infantería de Oviedo durante este tiempo, aparte de carecer de una estructura organizativa sólida y no disponer del vestuario adecuado, era muy reducida, motivo por el cual su capacidad combativa resultaba prácticamente nula.

           

            Por fin, el 11 de abril de 1811 con la disolución de todas aquellas Unidades que no se hallaban en condiciones de operatividad, se acomete la tan ansiada reorganización. Se disuelven 13 regimientos, cuyos exiguos efectivos ingresan dos meses más tarde en tres cuerpos de nueva planta que retoman el antiguo nombre de “ASTURIAS”, es decir, 1º de Asturias, 2º de Asturias y 3ª de Asturias; en el de Voluntarios de Asturias (antiguo Cangas de Onís), también de reciente creación, así como en el de Oviedo, ya existente. Después de recibir los hombres necesarios para su completo, el regimiento ´siguió  ostentando su actual denominación de Regimiento de Infantería de Oviedo.

 

            Durante toda la primavera permanece acantonado en el sector occidental del Principado, dedicado en este tiempo a la persecución y captura de desertores y a mantener la paz en la comarca. El 1º de junio de 1811 el Regimiento de Oviedo se encontraba en Santa María de Grandas en cuyo punto, por orden del general D. Francisco Javier Losada, comandante general de Asturias, se incorporan al día siguiente 35 soldados desertores procedentes de varios cuerpos.  

 

            El 23 de junio de 1811, como fuerza integrante del 6º Ejército,  asiste a la acción de los altos de Cogorderos (León), en donde la compañías de cazadores del Regimiento de Oviedo, que se hallaban situada en Sueros, encuadradas en la 1ª sección de la 1ª división, mandada interinamente por el brigadier D. Federico Castañón, valiéndose de de la oportunidad que su privilegiada situación le ofrecía, supo maniobrar con tal inteligencia e intrepidez, que si la noche no hubiera sido obstáculo para concluir la carga, podría haber infligido al enemigo bajas considerables, ya que las citadas compañías de cazadores de Oviedo, disputándose la preferencia en atacar a la bayoneta, lo ejecutan ambas consiguiendo poner en fuga precipitada al enemigo. En la carga resulta muerto el general francés Valletaux y herido el coronel Gautier.

 

            El 2 de julio de 1811 interviene en la acción sobre el Puente del Órbigo; el día 15 de julio en los altos de San Román y el 26 de este mismo mes en La Bañeza.

 

            El 25 de agosto de 1811 efectúa la retirada de Astorga, terminando la campaña en tierras leonesas con nuevas acciones en los puertos de Manzanal y Fuencebadón, a cuyos puntos se retira después de haber alcanzado los objetivos fijados por el mando.

            El Regimiento de Oviedo, ahora convertido en regimiento de “Línea”, se reorganiza bajo el pie de tres batallones conforme establece el Reglamento de 1º de julio de 1810.

     

            El 15 de octubre de 1811, según el estado de fuerza del 6º Ejército, que manda el héroe de Bailén: el General Castaños, el Regimiento de Infantería de Oviedo, ahora compuesto por tres batallones, aparece  encuadrado en la 2ª división del citado 6º Ejército (Galicia).

 

            En noviembre de 1811 se encuentra de nuevo en Asturias; el 5 de noviembre combate en su antiguo cantón de Campomanes y el 19 de diciembre en Santianes de Molenes y Belmonte de Miranda.

 

1812

 

            El 1º de enero de 1812, según el estado de organización y fuerza  del 6º Ejército, el Regimiento de Oviedo continúa con la misma dependencia orgánica anterior, es decir encuadrado en la 2ª división del citado Ejército.

 

            El 6 de abril de 1812 interviene en la acción de Otero de Dueñas (León) y el 21 de mayo del mismo año en Urbíes y Turón (Asturias).   

             

            El 8 de mayo de 1812 el Consejo de Regencia, a iniciativa del duque de Wellington, dispone que los regimientos de Infantería de Línea queden arreglados bajo el pie de un sólo batallón de a ocho compañías; una de cazadores, otra de granaderos y las seis restantes de fusileros.

 

            El 17 de junio de 1812 combate en Nava y el 18 en Escobio y Corao.

 

            A finales de junio de 1812 el 6º Ejército, desde sus cantones en los montes de León, se dirige a las plazas sitiadas de Astorga, Tordesillas, Zamora y Toro. En el mes de julio El Regimiento de Oviedo interviene en el 2º sitio de Astorga.  

 

            Del 15 al 19 de agosto de 1812 sigue la retirada emprendida por el 6º Ejército desde Valladolid hasta Rabanal del Camino.

 

            Como consecuencia de la aplicación del Reglamento de 8 de mayo, a partir del mes de setiembre de este mismo año el Regimiento de Oviedo asume la orgánica dispuesta por Wellington y queda arreglado bajo el pie de un único batallón, continuando con dependencia orgánica del 6º Ejército.

 

            En el mes de octubre de 1812 el Regimiento sigue encuadrado en la 2ª división del 6º Ejército. El 25 de este mismo mes asiste a la acción de Villamuriel.      

 

            Por Real Orden de 4 de diciembre de 1812, para la formación y organización de los cuerpos de ejército 1º, 2º, 3º y 4º, y Reservas de Andalucía y Galicia, cesan las denominaciones que estaban vigentes desde el 16 de diciembre de 1810.

 

            En virtud de lo establecido en la R. O. anterior, el 6º y 7º ejércitos reunidos forman el 4º Ejército por lo que, orgánicamente, el Regimiento de Oviedo queda encuadrado en el citado 4º Ejército, cuyo mando sigue ostentando el general Castaños.

 

1813

 

            Según orden general del 4º Ejército, dada el cuartel general de Lugo el 24 de enero de 1813, el Regimiento de Oviedo se halla situado en Barco de Valedoras, encuadrado en la 3ª sección del cuerpo de operaciones. 

 

            El 1º de julio de 1813 el Regimiento de Oviedo aparece ahora encuadrado en la 3ª división del 4º Ejército.

 

            Según un estado de fuerza disponible del Ejército de operaciones de Galicia (4º Ejército), fechado en Lezo el 12 de julio de 1813, el Regimiento de Oviedo sigue encuadrado en la 3ª división, 2ª brigada del referido ejército. La división la manda el mariscal de campo D. Francisco Javier Losada y la brigada el brigadier D. José Ezpeleta. Presenta un cuadro formado por 2 jefes, 5 capitanes, y 22 subalternos, mientras que los efectivos disponibles para tomar las armas es de 620 hombres (32 sargentos, 13 tambores y 575 cabos y soldados).

 

            Las fuerzas que componían el 4º Ejército (“el viejo Ejército de Galicia”, apelativo cariñoso con el que Wellington se refería al antiguo Ejército de la Izquierda) la Historia les tenía reservado conquistar merecidos laureles de gloria para España. Este Ejército, cuyas 3ª y 4ª divisiones integraban los regimientos asturianos “2º de Asturias” y “Oviedo” (3ª División) y “Voluntarios de Asturias” y “1º de Asturias” (4ª División), estaba predestinado a desempeñar un papel fundamental en las batallas decisivas, tanto en los campos de España como en los de Francia, que culminarían con el fin a la Guerra de la Independencia.

 

            Desde sus acantonamientos de Galicia, Asturias y León, el 4º Ejército se preparaba para la ofensiva final. Tras la batalla de Vitoria, librada el 21 de junio, los españoles son los primeros en llegar al río Bidasoa.

 

            El 31 de agosto de 1813 asiste a la memorable batalla de San Marcial sobre el río Bidasoa. El Regimiento de Oviedo, junto con los demás cuerpos de la 3ª División, permanece formando la primera línea defensiva. En el primer ataque lanzado por el enemigo contra el dispositivo, que arrolla las primeras posiciones españolas, el Regimiento de Oviedo experimenta numerosas bajas entre las que se encuentra el teniente A. González, que resultó muerto, y heridos los capitanes Esteban Rodríguez y A. Rodríguez y los tenientes 2ºs Manuel Tavoada, Juan Hevia y Francisco Lena. En esta acción también resultó muerto el valeroso Coronel del Regimiento “Voluntarios de Asturias”, cuyo regimiento se descuelga a la bayoneta cargando contra el enemigo a dos tercios de la altura que defendía. No obstante, gracias a la vigorosa reacción de los regimientos de Guadalajara, 2º de Asturias y La Corona que, en brioso contraataque,  obligaron al enemigo a repasar el río Bidasoa y a replegarse sobre la base de partida.    

 

            La batalla de San Marcial, reservada por Wellington al 4º Ejército,  supuso una importante victoria al expulsar de España a las tropas napoleónicas, que decidió poner fin a la Guerra de la Independencia en el solar patrio. Wellington, que se presenta en el campo de batalla, felicita al general Castaños en francés por la victoria “de votre ancienne armée de la Galice”.   

           

            El 6 de octubre el duque de Ciudad Rodrigo decide iniciar la ofensiva de penetración en territorio francés, siendo la señal un cohete lanzado en la mañana del día 7 desde el castillo de Fuenterrabía. Las tropas anglo-españolas, aprovechando la bajamar, cruzan el río Bidasoa e intervienen en la acción desarrollada sobre el puente, desalojando a la bayoneta los atrincheramientos del enemigo.

 

            El 5 de noviembre se le confiere el mando de la 2ª brigada a D. Pedro Méndez-Vigo, coronel del Regimiento de Oviedo, y se solicita a la Regencia su promoción a Brigadier.

 

            El 10 de noviembre interviene en el ataque general contra la línea defensiva que el enemigo tenía establecida en el río Nivelle; combate en Ainhoa y toma los campamentos fortificados de las alturas de Azcaín, desalojando y poniendo en fuga al enemigo.

 

            Entre los días 9 y 13 de diciembre interviene en la ruptura de la línea de defensa francesa que cubre a Bayona a lo largo del río Nivelle.

           

            Después de las acciones anteriores el 4º Ejército regresa España, fijando su cuartel general en Irún, distribuyendo sus divisiones por diversas ciudades y villas de las vascongadas con el objeto de darles guarnición. La 3ª División reparte sus fuerzas entre Orduña (1ª brigada) y Durango (2ª brigada). 

 

            A finales de diciembre de 1813 el Regimiento de Oviedo seguía encuadrado en la 3ª división, con dependencia orgánica del 4º Ejército.      

 

1814

 

            Según el estado general de fuerza efectiva de los cuerpos que existían en los ejércitos de operaciones, de reserva, etc., fechado en el mes de enero de 1814, el Regimiento de Oviedo seguía encuadrado en la 3ª División del 4º Ejército, ahora mandado por el general D. Manuel Freire-Andrade,  presentando una fuerza efectiva de 1.095 hombres.

 

            El 8 de febrero de 1814 el Regimiento de Oviedo continuaba encuadrado en la 2ª brigada de la 3º división del 4º Ejército y proseguía de guarnición en Durango. En este tiempo, el mando del cuerpo lo seguía ostentando el coronel D. Pedro Celestino Méndez Vigo. La fuerza disponible la formaban 2 jefes, 4 capitanes, 22 ayudantes y subalternos, 36 sargentos, 22 tambores y 669 cabos y soldados y la fuerza total en revista la componían 3 jefes, 38 oficiales y 955 efectivos de tropa.                

 

            El 3 de abril el 4º Ejército es el primero en vadear el río Garona por el puente de barcas.

 

            El 10 de abril de 1814 concurre con el 4º Ejército a la importante y memorable batalla de Toulouse (Tolosa de Francia en la literatura militar de la época), en cuya ciudad se recibe la noticia de la entrada en París de los ejércitos ruso, prusiano y austriaco y la abdicación, cuatro días antes, de Napoleón. El día 11 se firma la paz, significando con ello el fin de la Guerra de la Independencia española.

 

            El Regimiento de Oviedo, que orgánicamente seguía dependiendo del 4º Ejército, durante el desarrollo de la gloriosa batalla de Tolosa se encontraba encuadrado en la 1ª Brigada de la división provisional del mencionado 4º Ejército.

 

            Tras la batalla de Tolosa regresa a España. Encontrándose en Pasajes se le provee de pertrechos y nuevo vestuario de procedencia británica.

 

            En mayo de 1814 el Regimiento de Oviedo continuaba encuadrado en la 3ª división del 4º Ejército.

 

            El 16 de julio de 1814 el Ayuntamientote Oviedo, enterado que el Regimiento de Infantería de Oviedo tenía previsto verificar la entrada en la ciudad el día 19, se dispone a recibir con todos los honores el glorioso cuerpo al que ha dado nombre la ciudad.

 

            El día 19 de julio, tal como estaba previsto, el Regimiento de Oviedo, en medio de grandes regocijos, hace su entrada triunfal en la capital del Principado de Asturias. El teniente coronel D.Benito María Paniga, comandante del expresado regimiento, ordena colocar en el carro triunfal  preparado al efecto la bandera Coronela del cuerpo. En su alocución, dice: “El Regimiento de Oviedo, que con tanto honor ha conservado sus banderas, tiene hoy la gloria de volverlas al seno de su patria.”, a cuyas palabras el procurador general contesta: “Y la Patria gozosa las recibe con igual placer; y su corazón anhela el derramarse todo entero en obsequio de los nobles y valientes hijos, que tanto esplendor les añadieron en la actual campaña” .

 

            El Regimiento, formado en dos líneas, y llevando en su centro el carro triunfal, se dirige acto seguido a la Plaza Mayor, donde se ubican las Consistoriales, para recibir el homenaje tributado por la corporación presidida por D. José González Arbesú, regidor de Oviedo.

 

            El 21 de julio de 1814 se expide una Real Orden por la que los regimientos de Milicias Provinciales pierden su condición de “Línea” y se les devuelve la vieja orgánica que tenían con anterioridad a la promulgación del Reglamento de 8 de mayo de 1812. Por razones desconocidas, la reorganización prevista en la citada real resolución no tuvo efectos inmediatos, por lo que el Regimiento de Oviedo continuó organizado según el Reglamento de 1812.   

 

            Por R. O. de 16 de octubre de 1814 se aprueba un plan para enviar una expedición de 8.000 hombres a Nueva España. En virtud de esta R. O. y la del mismo rango de 21 del mismo mes, el 7 de noviembre queda formada, mediante sorteo, la escala general de los regimientos de Infantería de Línea y Ligeros que por turno deben pasar a los dominios de ultramar. Según este sorteo, al Regimiento de Oviedo le fue asignado el número 54.

 

1815

 

            Por el Reglamento de la Infantería de 2 de marzo de 1815 se establece que el Regimiento de Oviedo deberá constituir el 2º batallón del Regimiento de LEÓN Nº 23, integración que no se lleva a efecto por aplicación de la R. O. de de 21 de julio de 1814 sobre reorganización de los Regimientos de Milicias Provinciales, motivo por el que recupera su antiguo nombre y orgánica de Regimiento Provincial de Oviedo, fijando su guarnición en la capital del Principado de Asturias.

 

            Con motivo de una prevención expresada por el Ministerio de Gracia y Justicia al Regente y Oidores de la Real Audiencia de Oviedo para que atendiesen a la seguridad pública, alegando para ello el motivo de haber llegado a oídos de S. M. el Rey la noticia que el Regimiento de Oviedo había estado casi sublevado a los pocos días de la llegada del Soberano a Madrid. Esta desconfianza obligó a D. Benito María Paniga, teniente coronel y comandante accidental del regimiento, a dirigir al inspector general interino de Infantería un manifiesto haciendo presente a la Corona el sentimiento que causó a la oficialidad y demás individuos del cuerpo tal prevención, “que desacredita sobremanera el honor de un regimiento benemérito, que tantas veces ha sabido batirse en defensa de los derechos legítimos del Rey”.

 

            Enterado S. M. de los hechos que motivaron la prevención del Ministerio de Gracia y Justicia, y persuadido el Rey de que el Regimiento de Oviedo no ha dado el menor motivo para ella, puesto que ha observado la disciplina que era de esperar de un cuerpo tan acreditado, por Real orden circular del Ministerio de la Guerra, fechada en Madrid el 8 de abril de 1815, se ordena al capitán general de Castilla la Vieja transmita al Regimiento de Oviedo “…lo muy satisfecho que se halla S. M. de la conducta del expresado, así como de los oficiales y demás individuos que lo componen, cuya Real resolución deberá darse a conocer a todo el Ejército”.

 

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APÉNDICE

 

1. Banderas

 

            Desde 1739 hasta 1819 ha tenido, con las reducciones propias de las modificaciones orgánicas, “tres banderas de tafetán bordadas con el escudo de la Provincia, con cordón y corbatas”.

                Así, la Real Ordenanza de 12 de julio de 1728 expresa:

"En cada Batallón de nuestras tropas habrá tres banderas de once pies de alto, de a doce pulgadas cada asta de ellas con regatón y moharra. La Coronela será blanca con el escudo de nuestras Armas Reales y las demás blancas con la Cruz de Borgoña; y en una y otras se podrán poner en la extremidad de las esquinas las armas de los reinos y provincias de donde tengan el nombre, o las divisas particulares que hubiesen tenido o usado, según su antigüedad..."

            Por lo tanto, según la Ordenanza anterior, las banderas coronelas de la Infantería eran de color blanco, con el escudo de las armas Reales en su centro, rodeado por los collares del Toisón de Oro y de la Orden del Espíritu Santo, figurando en las cuatro esquinas del paño los escudos de los reinos, provincias o ciudades correspondientes. Las banderas sencillas, o de batallón, también de color blanco, con el aspa roja de Borgoña rematada en sus extremos con sendos escudos de los reinos, provincias o ciudades. El número de enseñas era de tres banderas por Regimiento, siendo la Coronela la del primer Batallón y sencillas las demás. Los bordados del reverso, respecto a la faz del anverso, aparecían invertidos. Las dimensiones del paño quedaron establecidas en 11 pies (entre 2 y 2’5 m.). La longitud del asta era de unos 3’5 metros.

            Cuando en 1734 (Real Declaración de 31 de enero) se crean las Milicias Provinciales los regimientos respectivos, naturalmente, debieron recibir banderas similares a las establecidas por la Ordenanza de 1728, pero con la diferencia que el escudo de las coronelas, en lugar de llevar el collar de la Orden del Espíritu Santo como ocurría en aquellas, estaba rodeado por la banda celeste de dicha Orden. Las banderas sencillas o de batallón sólo diferían de las anteriores en que éstas llevaban un rótulo en el que se expresaba el nombre del cuerpo y que la corona que timbraba los escudos angulares es ducal.                

            La Adición a la Real Declaración de 31 de enero de 1734 dice lo siguiente:

“Ha de haber tres banderas en cada Regimiento [de Milicias], todas de tafetán blanco; la Coronela con el escudo de armas en el centro; las otras dos con la Cruz de Borgoña y en los cuatro remates de la cruz podrán tener los escudos de las armas de la provincia y el rótulo del nombre de ella en el alto de cada una, tendido al ancho de la bandera, con astas de once pies de alto, incluso regatón y moharra..."

            Como quiera que la bandera Coronela no ha llegado hasta nuestros días, resulta imposible determinar el diseño que presentaba, forma del escudo real y demás piezas o atributos que la adornaban. De todas las formas, para una correcta identificación de la misma, necesariamente nos tenemos que inspirar en la descripción de los escudos pintados en las cajas de guerra construidas para el Regimiento en igual fecha que las enseñas, o bien en la enseña del Provincial de Santiago, coetánea de la del Provincial de Oviedo.

 

            Según acuerdo de la Junta General del Principado de fecha 22 de febrero de 1739, relativo a las cajas de guerra del Regimiento, “el tambor de la Coronela se ha de pintar con el escudo de las armas reales en la forma que las tiene la bandera de dicha Compañía”. Respecto a las restantes cajas expresa: “las otras 7 con el escudo de las armas del Principado en la forma que las tienen las otras banderas [sencillas] de dicho Regimiento y asi estos escudos como el de la referida caja Coronela han de ser de los colores mas perfectos con los leones y coronas de ellos, dorados, y en la orla y derredor de todas dichas cajas pintados trofeos de guerra.”     

 

            Otra importante pieza, en la que también habrá que inspirarse para su reconstrucción, es la única bandera de batallón que, afortunadamente, ha llegado hasta nuestros días y cuyo ejemplar puede contemplarse en el Museo del Ejército[2]. Por lo tanto, la descripción de la posible bandera coronela, que lógica y naturalmente habrá que tomarla con las naturales reservas, debería responder a las características siguientes:

 

            De tafetán blanco, con el escudo real a la usanza de Felipe V, colocado en el centro del paño y rodeado por el collar del Toisón  de Oro y la Banda azul de la Orden del Espíritu Santo. En cada esquina del paño, un escudete, orlado de adornos vegetales y timbrado de corona ducal o real abierta en el que, sobre campo azul, aparece la Cruz de los Ángeles en oro, sostenida por dos ángeles de carnación, vestidos de blanco.

 

            Se desconoce si llevaba o no el aspa roja de Borgoña y los leones soportes del escudo, tal como aparecen en las banderas de 1746, aunque a juzgar por la bandera del Provincial de Santiago parece que sí la llevaba.

 

            Sus dimensiones deberían ajustarse a 2 x 2 m. en cuadro, aproximadamente.

 

            Se desconoce el tipo de moharra.

 

            La antigua bandera Coronela, única de esta clase que tuvo el Cuerpo desde su creación, fue sacada de Tolosa (Francia), ceñida al cuerpo, por un oficial gravemente herido.

 

            Ajada por el tiempo y el propio desgaste sufrido por la dura campaña, la Junta General en sesión celebrada el 18 de mayo de 1815, acuerda su renovación. Los términos expresados en el acuerdo son:

 

         “Costeese una Vandera para el Rgtº de Oviedo”.

 

            “Se leyó una representación del Sargento Mayor de Milicias en la que solicita      la renovación de la Bandera de su Cuerpo, que se haya     inútil de resultas de     haber estado expuesta en la última guerra al frente de las huestes enemigas, y se            comisionó a los S.res Marqués de S.n Esteban y Conde de Marcel de Peñalba      para que de acuerdo con el            mismo Sgtº Mayor de Milicias hagan la vandera      por quenta del Principado y se despache libramiento por su importe según la razón   que dieren dhos S.res comisionados contra los fondos de propios y             arbitrios.”

 

            La  entrega de la nueva bandera se verificó cuatro años más tarde. En efecto, el 23 de mayo de 1819 tiene lugar la solemne ceremonia de entrega y bendición de la enseña, cuyo acto se celebró en la Iglesia-Convento de San Francisco de Oviedo.

 

Banderas de Batallón

 

            Desde 1739 contaba también con dos banderas sencillas o de Batallón, cuya descripción es la siguiente:

 

            De tafetán blanco. En el anverso figura el aspa de Borgoña o San Andrés de seda roja, rematada en sus extremos con sendos escudos bordados en los que, sobre campo azul, figura la Cruz de los Ángeles, sostenida por dos ángeles de carnación vestidos de blanco. Al timbre, corona ducal o real abierta. En el reverso figura también el aspa de Borgoña y los blasones antes descritos, pero invertidos respecto al anverso. Tanto el asta como la moharra, no son las originales. 

           

            Las dimensiones primigenias de esta enseña fueron: 

           

            Alto:    1.750 mm.

            Ancho: 1.750 mm.  

 

            En la actualidad, debido al deterioro sufrido por el paño, sus medidas quedaron reducidas a 1.740 mm. de alto, y 1.600 mm. de ancho.    

 

            El estado de conservación, dentro de lo que se podía esperar, se considera regular. Debido a la prolongada exposición (103 años), enrollada sobre su propia asta, ante los pies del Cristo de Candás, sometida, por tanto, a la acción permanente del humo y fuego de las velas, perjudicó notablemente el paño del anverso, haciendo que éste presente un aspecto sucio o grasiento, de una tonalidad ocre-pardusco. El reverso, al encontrarse mejor resguardado, el proceso de degradación ejercido sobre los colores hizo que éste fuese mucho más atenuado.  

 

            Mantiene completa el aspa de Borgoña, así como los dos escudos regimentales próximos al asta. Está rota o rasgada por algunos sitios y le faltan varios trozos del paño original, así como los dos escudos del batiente, cuyo resultante se ha montado sobre una nueva tela de 1,74 x 1,60 m., lo que facilita un mejor soporte de subsistencia para la propia enseña.  

 

            La bandera anterior fue recibida por el Regimiento, junto con la Coronela y otra sencilla, igual a la descrita, en el año 1739.

 

            En 1760 las banderas de los cuerpos se redujeron a una Coronela (1º Batallón) y otra sencilla (2º Batallón) para, en 1802, quedar tan sólo la Coronela. No se puede asegurar con certeza si esta bandera sencilla es la retirada en 1760, o la que siguió usando el Regimiento Provincial hasta 1802.

 

            Como consecuencia de lo anterior, en el año 1808 la bandera sobrante se encontraba depositada en la Caja del  Regimiento por lo que el 9 de julio de 1808, cuando se creó el Regimiento de Candás y Luanco, esta misma enseña le fue entregada al citado Cuerpo y con ella combatió en todas cuantas acciones de guerra intervino esta gloriosa Unidad asturiana de Candás y Luanco cuyos efectivos, por Orden de 14 de abril de 1811, fueron integrados en el recién creado Regimiento “2º de Asturias”.

 

            Terminada la campaña, la enseña vuelve a manos del Provincial de Oviedo hasta que en mayo de 1816, como consecuencia de la R. O. del 15 de junio de 1815, es llevada a Candás por su antiguo Coronel, el Conde de Marcel Peñalba, surgiendo entonces el problema que el Ayuntamiento de Luanco reclamó, naturalmente, sus derechos a poder conservar la enseña, por lo que la solemne ceremonia de recepción tuvo que suspenderse hasta el 23 de julio por temor a la reacción de los vecinos de Luanco. Poco después pasó de manos del Ayuntamiento de Carreño (Candás) a la iglesia parroquial, siendo colocada a los pies del Santísimo Cristo, hasta que en  1919, a solicitud de D. Luis Bermúdez de Castro, a la sazón Gobernador Militar de Asturias, el Obispo de Oviedo confió su custodia "en depósito” al Museo de Infantería (hoy Museo del Ejército).

 

            Las bandoleras portabanderas eran de paño azul (aunque también podían ser de otro color) guarnecidas de galón de plata y hebilla de este mismo metal.

                       

            Debido al poco uso que se hacia de las enseñas por parte del Provincial de Oviedo, cuya exhibición se ceñía exclusivamente a determinados actos relacionados con la Corona, tales como proclamaciones reales, natalicios del los distintos Príncipes de Asturias, exequias fúnebres, etc., el estado de conservación de las banderas --que se encontraban depositadas en la caja del Regimiento, enrolladas alrededor el asta y enfundadas en sendas bolsas de terliz con cordón de estambre para facilitar su cierre-- en 1808 podía considerarse como excelente.

 

 

Bandera de batallón (anverso)

Bandera de batallón (reverso)

 

 

 

Detalle del escudo que remata las aspas de Borgoña

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2. Uniformes

 

            El Regimiento Provincial de Oviedo venía usando desde el año 1799, por encontrarse exhaustas y carentes de recursos económicos las arcas del Principado, las prendas de vestuario que constituyeron el uniforme del Regimiento de Nobles de Asturias, cuerpo creado en 1794 para sostener la guerra contra la Convención francesa. En 1808 esta indumentaria, a pesar del poco uso que se le había dado durante el periodo 1799-1808, se encontraba en un estado bastante deplorable. El uniforme constaba de casaca y pantalón enteramente de paño pardo, sin adornos ni apliques de color, con la excepción de la barra de los faldones, que era blanco por corresponder al color del forro de la misma.                   

 

         Cuando en septiembre de 1808 se formó la División asturiana del General Acevedo le fueron entregadas, parece ser, nuevas prendas de vestuario confeccionadas por artesanos del Principado, de paño pardo, con cuello, vueltas y otros apliques de color encarnado, así como también pantalones o calzones y chaqueta de fatiga de lienzo cruzo. La mayoría de los pertrechos que conformaban el equipo del soldado eran de origen británico, llegados a Oviedo en julio de 1808, justo a tiempo para equipar a los regimientos que se estaban formando por esas fechas.

 

            El 17 de julio de 1809 los cuerpos de la nueva división, que ahora manda el Marical de Campo D. Francisco Ballesteros, reciben en el campamento de Contrueces (Gijón) nuevo armamento y vestuario de procedencia británica, enviado a los asturianos a través de la Junta de Sevilla. El vestuario lo componían casaca blanca, cuello y vuelta encarnada, forro blanco y botón dorado; calzón corto de lo mismo y gorro blanco con vuelta encarnada. En el botón, parece ser, sólo figura la inscripción “OVIEDO”.

 

         Tras su salida de Extremadura y posterior llegada a Ribadeo (Lugo), se desconoce qué uniforme pudo usar; si éste le fue suministrado en la región extremeña o, por el contrario, si lo recibió en Galicia, aunque por los indicios que se tienen, todo hace apuntar que en la primavera de 1811, estando acantonado en Ribadeo, le fue entregado vestuario compuesto de casaca de paño “cortada a la española” (se desconoce si el paño era azul o pardo), con vueltas grana y forro de lienzo crudo del país (caserillo); pantalones y botines también de lienzo crudo y camisas de crea de Irlanda. Las casacas, a juzgar por lo expresado en sesión de la Junta Superior de Asturias celebrada el 31 de marzo de 1811, deberían presentar “solidez del cosido y cumplida duración”, ya que hasta ahora “eran cortas, angostas y mal cosidas, ni tenían la duración necesaria ni abrigo preciso del soldado”.

 

            En 1812, sin poder precisar más detalles, parece ser que se beneficia de vestuario procedente de una remesa de Gran Bretaña recibida en La Coruña en ese mismo año. Sin embargo, según un estado de la Contaduría Principal de Rentas de Asturias, consta que el vestuario del Regimiento de Oviedo fue confeccionado por D. Pedro Norlasco, maestro sastre[3]. Respecto a este uniforme -que era de color azul turquí con cuello, vueltas y vivos celestes- en enero de 1813 se dictó una orden en la que decía que no se hiciera modificación alguna en el mismo hasta que el mando lo disponga. La reforma, como más adelante se verá, consistió en colocar un triángulo amarillo en el cuello de las casacas.

 

         El Estado Militar de España de 1815, que recoge los uniformes en uso entre 1813-1814, coincide plenamente con lo anterior en cuanto al color y detalle del distintivo en el cuello. En efecto, dicho Estado describe el uniforme del Regimiento de Oviedo en los términos siguientes: “casaca y pantalón azul turquí; cuello y vueltas [así como vivos y barras de los faldones] celestes; botón dorado y un triángulo pajizo en el cuello”. También usaba, para verano, pantalón de lienzo crudo.

 

            El abril de 1814, a su regreso de la campaña desarrollada dentro de  territorio francés, los componentes del 4º Ejército (antiguo 6º) reciben en Pasajes nuevo vestuario, también de procedencia Británica, compuesto de casaca de paño, unas con divisa roja y otras verde (ignoramos cuál de estos colores le pudo corresponder al Provincial de Oviedo); un pantalón de paño y otro de lienzo; morrión y gorro de cuartel. El Estado Militar de 1815 no recoge -quizás por no haber tenido aún noticia del mismo- este último uniforme con divisa de color rojo o verde.

 

            Hasta aquí, se reflejan todos los datos disponibles sobre el diverso vestuario observado por el Regimiento Provincial de Oviedo durante la Guerra de la Independencia.       

 

3. Distintivos

 

            Concluida la Guerra de los Pirineos (1793-1795), el Consejo Pleno de Guerra elevó al Rey la recomendación para que “los voluntarios alistados en la última Guerra tengan un testimonio público de su amor al Real Servicio que sirva de estímulo a otros en iguales circunstancias, que así a los que continúen en los Regimientos del Exército como a los que saliesen a servir en las Milicias, se les distinga con una “V” en la manga izquierda puesta en el morcillo de él”. La propuesta fue aprobada por Real Orden de 20 de julio de 1796, pero no llegó a concretarse la forma y color que debería presentar el galón que formaba dicha “V”. La razón parece clara: no se consideró necesario llegar a una definición, quizás por juzgarse entonces que no surgirían dudas para su cumplimiento. El ancho del galón debería ser de los corrientes al uso, es decir, de ocho líneas (11,7 milímetros), como el que llevaban los Cabos por el último reglamento (Real Orden de 20 de abril de 1774) “angosto y de hilo o estambre del color de la divisa”.

 

         La práctica totalidad de los individuos de tropa del Regimiento de Milicias Provincial de Oviedo se hallaban comprendidos en la real disposición antes citada, ya que todos –o casi todos– se alistaron voluntariamente en el Regimiento de Nobles de Asturias cuando éste se formó con ocasión de la guerra contra la Convención francesa. Por este motivo, sargentos, cabos y soldados del Regimiento de Oviedo lucían en las mangas de sus casacas el distintivo de voluntario señalado al efecto.   

 

         La Junta Suprema de Asturias, con el objeto de diferenciar a las tropas del Principado que, a finales de mayo de 1808, acudieron en socorro de la vecina provincia de León, acuerda el distintivo que deberían lucir los soldados asturianos. La insignia, sin poder precisar fecha de la resolución, consistía en una cruz blanca a semejanza de la Cruz de la Victoria que venía siendo utilizada desde el 9 ó 25 de mayo por los miembros de la propia Junta como signo y emblema distintivo de su cargo.    

 

            El General D. Gregorio García de la Cuesta, queriendo honrar a la agrupación de voluntarios asturianos encuadrados en el Ejército de Castilla que él mandaba, en escrito circunstanciado en el Cuartel General de Mayorga de Campos el 15 de junio de 1808, ordena lo siguiente:

                

            “ Se les mande poner a cada uno de los Asturianos una Cruz Blanca mayor         de la que ahora llevaban, para que esa insignia les pudiese particularizar,      no solo entre los demás cuerpos de este Ejército, sino aún al frente del         enemigo...”.

 

            Lo antedicho confirma que, en efecto, los asturianos venían usando con anterioridad el distintivo de referencia de tamaño menor al que ahora les manda poner el General Cuesta, cuya insignia la conformaban dos tiras de tela o galón corriente de estambre blanco, de unos 11,7 milímetros de ancho, dispuestas en forma de cruz.

 

            Unos años más tarde, por Orden General del 6º Ejército -al que pertenecía el Regimiento de Oviedo- dada en Lugo el 24 de enero de 1813 expresa: ”… cada cuerpo ha de poner en el cuello de las casacas los distintivos que se muestran por el modelo adjunto”. Según la orden precedente el Regimiento de Oviedo para diferenciarlo de los demás cuerpos asturianos --que como él también tenían cuello azul celeste-- debería colocar un distintivo “como el de voluntarios de Leon” (que llevaba un triángulo blanco sobre cuello encarnado). Es decir, el distintivo de Oviedo consistía en un triángulo de color amarillo pajizo cosido sobre el cuello de color celeste.     

          

4. Recompensas

 

         Mención aparte merece el capítulo dedicado a los premios y recompensas recibidas por los componentes del Regimiento Provincial de Oviedo por su participación en las batallas y acciones de guerra que les cupo el honor de intervenir. Por orden cronológico de fecha de creación, se incluyen las siguientes:  

 

Escudo de Distinción “Al Valor de los Defensores de la Patria” – 1809

            La Junta Suprema de Asturias, en sesión celebrada en Oviedo en la noche del día 27 de marzo de 1809[4], acuerda instituir un Escudo de Premio “para recompensar las particulares acciones de valor de los valientes defensores de la Justa Causa en que está empeñada la Nación..” Dicho escudo, para llevar en el brazo izquierdo sobre la manga del uniforme, consiste en una pieza circular de tela de seda o lino blanco o de paño de cualquier otro color (predominantemente rojo o azul), bordada en hilos de seda para la tropa y en oro o plata para los oficiales, en cuyo centro se representa la figura de un león (España) en actitud de deshacer un águila (Francia) entre las garras, y un lema alrededor con la inscripción: “Campeón por el Rey y por la Ley”.

 

            La orden es comunicada con fecha 28 de marzo al capitán general interino del Principado  quien, con igual fecha, la traslada a los jefes de los respectivos cuerpos del Ejército para conocimiento de los mismos.

 

         Este mismo día, la Junta Suprema de Asturias otorga, por primera vez, este escudo de distinción al soldado Francisco Alonso, del Regimiento Provincial de Oviedo, por haber derribado de un balazo al Comandante de la caballería enemiga durante el desarrollo de la acción del 25 de marzo de 1809  que tuvo lugar en La Robla (León).

 

            Asimismo, por el distinguido mérito contraído por el teniente D. Joaquín Casuso, del Regimiento Provincial de Laredo, cuyo valor y bizarría acreditó en la brillante acción de guerra que tuvo lugar en La Robla el 25 de marzo de 1809, la que la Ordenanza general declara como distinguida en el art.º 18, tratado 2.º, título 17, rechazando y conteniendo al enemigo al menos con un tercio menos de efectivos, la Junta Suprema de Asturias, con fecha 5 de abril de 1809, le concede el escudo de premio establecido el 27 de marzo del mismo año. Igualmente, por la bizarría de los valerosos granaderos del Provincial de Oviedo, así como el desempeño de su subteniente D. Nicolás Solar, también comprendido en esta distinguida acción, se le concede el escudo de premio anterior.

 

 

 

Escudo de Distinción al Valor en Asturias

 

         Creado por la Junta Suprema de Asturias para premiar, con carácter colectivo, el arrojo de las tropas que, bajo el mando del Mariscal de Campo D. Francisco Ballesteros, constituyeron el dispositivo defensivo de Colombres durante el ataque general efectuado el 15 de enero de 1809 por fuerzas enemigas superiores  contra el dispositivo.

 

            La misma recompensa fue ampliada a las tropas que intervinieron en las importantes acciones desarrolladas en el mismo escenario bélico durante los ataques de los días 18 de febrero y 29 de abril de 1809.

 

         Dicho escudo, para llevar bordado en la manga izquierda de la casaca o prenda equivalente, consiste en una pieza circular de paño o lino blanco, de 60 mm. de diámetro, en cuyo centro se inscribe el lema: “VALOR / ACREDITA / DO EN / ASTUR  /  IAS”, en letras rojas, rodeado por ramos de laurel y palma en color verde.[5] 

 

            A juzgar por la Hoja de Servicios del valeroso Teniente, graduado de Capitán, D. Antonio Cancio Donlebun, que dice hallarse en posesión de un escudo de honor    “Al valor y constancia” por los ataques a la línea de Ribadesella (incluida, claro está, dentro del dispositivo) y acción del 18 de mayo de 1809 desarrollada en el puente de Peñaflor, parece indicar que el escudo de referencia se hizo extensivo, asimismo, a las fuerzas que defendieron el estratégico e importante paso de Peñaflor. Por la segunda acción desarrollada en mismo lugar el 15 de febrero de 1810, le fue concedido un nuevo escudo de distinción, cuyo ejemplar, afortunadamente, ha llegado a nuestras manos gracias a la familia del heroico oficial (muerto en acción de guerra posterior), que conserva con verdadera devoción -como reliquia que es- la pieza original. Sin embargo, en este escudo no aparece inscripción alguna alusiva “Al Valor”, sino “Constancia en Peñaflor – 15 de febrero de 1810”, puesto que ahora el valor no hizo falta demostrarlo, ya que estaba suficientemente acreditado por haber intervenido en las acciones de guerra que motivaron la concesión de la recompensa anterior.

            Al carecer de las actas de la Junta Superior comprendidas entre mayo de 1808 y abril de 1810, nos hemos visto privados de conocer la fecha de creación de ambos ED,s.[6] De todas las formas, puede considerarse la primera recompensa otorgada, con carácter colectivo, a las fuerzas asturianas durante la Guerra de la Independencia.

 

            Gracias al admirable retrato de un Teniente Coronel de las Reales Guardias Españolas (pintado hacia 1815), que luce en la manga izquierda de su casaca el citado escudo, quizás por haber participado como oficial de  alguno de los cuerpos que concurrieron a las distintas acciones de guerra desarrolladas durante los primeros meses del año 1809 en el dispositivo defensivo que cubría la llamada “línea de Colombres” (que comprendía parte del territorio de las Asturias de Santillana y llegaba hasta la margen derecha del río Sella, con cuartel general en Llanes), ha sido posible recuperar el modelo original que lucieron los soldados de los regimientos asturianos que intervinieron en los combates que tuvieron como escenario el citado dispositivo.      

 

 

 

 

Cruz de San Marcial

                      

            Se concedió por R. O. de 24 de octubre de 1814, premiando a las fuerzas del General Freyre que el 31 de agosto de 1813 se batieron con los franceses sobre el río Bidasoa a la altura de San Marcial.

Es de oro y está constituida por una cruz de cuatro brazos esmaltados en rojo que rematan en punta y con globillos de oro en los extremos. El centro es circular, donde en campo blanco figuran dos sables cruzados dentro de una corona de laurel, orlados por una banda azul con letras de oro donde se lee: "EL REY A LOS VENCEDORES DE SAN MARCIAL".

Entre los brazos figuran, en la parte superior una flor de lis y un león, representándose entre los brazos inferiores una torre y otra flor de lis, todos ellos en oro.

            La cinta de la que cuelga es bicolor: roja y morada.

 

 

Cruz de Tolosa o del 4º Ejército

            De oro y esmaltes, cuelga de una cinta de tela de color azul turquí con ribetes dorados, fue creada por Real Orden de 30 de enero de 1815 para su concesión a los generales, jefes y oficiales que participaron en dicha batalla y se compone de cuatro brazos rematados en forma de ancla, esmaltados en azul coronados por globillos de oro. Entre las aspas, columnas coronadas y sables y palmas cruzados, del mismo metal; en el centro, un círculo blanco rematado de corona de encina, con el lema: "Batalla de Tolosa de 10 de Abril de1814" y en el reverso "Valor y disciplina".

Cabe destacar, a su vez, que esta Distinción es de las pocas que se usaron bordadas sobre las banderas como reconocimiento colectivo, como es el caso del Regimientos Provincial Oviedo.

 

Cruz de Albuera

            Instituida el 1 de marzo de 1815 en recuerdo de la batalla que se dio el 16 de mayo de 1811. Tiene forma de aspa con brazos rojos terminados en globos de oro; sobre la parte superior va una corona de laurel y entre cada dos brazos llamas de color de fuego; en el centro un óvalo azul (en este caso es blanco) con la cifra “F.VII” y en una orla de oro la palabra “Albuhera”. La cinta es roja con filetes negros y cantos azules.

 

Cruz del Sexto Ejército o de la Izquierda

           Es como la de Albuera; lleva la palabra “Izquierda” en la orla y en el centro el escudo de Galicia, un copón de oro sobre campo azul sembrado de cruces. La cinta es encarnada con filetes amarillos anchos. Fue creada el 14 de mayo de 1815 para premiar el celo, valor y denuedo del Ejército de Galicia, posteriormente llamado de la Izquierda. Por Real Orden de 25 de junio siguiente se permitió a los naturales de Asturias que tuviesen derecho a esta cruz que pusiesen en ella las armas del Principado en lugar de las de Galicia.

Por cédula de 10 de junio de 1815 expedida por el Teniente General Ballesteros y dirigida al Capitán General D. Joaquín Blake, se aclara que la Cruz instituida por R. O. de 14 de mayo del mismo año, se concede, además, por “su valor y disciplina en las sangrientas acciones que en la última guerra tuvieron en Rioseco, Sornosa [Zornoza], Guenes [Güeñes] y Espinosa”.   

 

Cruz del  Ejército Asturiano

            Creada por Real Orden de 4 de junio de 1815 para premiar “el entusiasmo, valor y bizarría con que se condujo el egército asturiano en el tiempo que circundada de enemigos aquella Provincia, y sin auxilios del Gobierno Supremo fue acometida por los que estaban en Galicia, Castilla y Montañas de Santander, mandados por el Mariscal ney y por Generales Kellerman y Bonet; habiéndose sostenido á pesar de su corto número cerca de un año con escarmiento de los mismos  enemigos, á quienes en varios y repetidos encuentros batió y rechazó con mucha gloria de las Reales armas y honor de sus naturales”.

La cruz se compone de cuatro aspas esmaltadas en blanco y en cada una de ellas un triángulo isósceles color amaranto, las cuales caen sobre un escudo circular, en cuyo centro lleva una cruz de plata en campo azul, con el lema en el exergo “Asturias nunca vencida”, y al dorso “Exército Asturiano 1808”. Una corona compuesta por mitad de laurel y encina la une a una cinta mitad amaranto [rojo] y mitad caña subido [amarillo pajizo].

 

       

 

Medalla y Escudo de Distinción de Medina del Campo

Creada por Real Orden de 2 de julio de 1815 para premiar a las tropas que tomaron parte en tan gloriosa acción rechazando, batiendo y persiguiendo al Ejército enemigo. Tiene forma elíptica, esmaltada de blanco, en cuyo centro lleva una corona triunfal de color verde; alrededor y con letras de amaranto, se inscribe “Al valor Medina del Campo noviembre 23 de 1809”. Cuelga de cinta con filetes estrechos de color verde.

            Inicialmente, existió en formato de Escudo de Distinción y que luego, refrendado por Fernando VII, se convirtió en medalla. El escudo, en esencia, coincide con el modelo que presenta la medalla, con única la salvedad que el diseño que ha llegado a nuestras manos dice: “Al valor Medina del Campo – 1809”.   

 

Colofón

 

            El Regimiento Provincial de Oviedo, cuyos jefes, oficiales y tropa contribuyeron junto con sus hermanos gallegos, castellanos y andaluces a expulsar de España al invasor y que, con su valor patriotismo, disciplina y abnegación y, sobre todo, la generosidad de la mucha sangre derramada, dejaron tan alto el honor de las armas, como así lo acreditan las insignias con las que están condecorados por su participación en más de cuarenta acciones de guerra, bien merece el tributo que la Patria agradecida consagra a sus héroes.



[1] El Teniente General D. Diego de Cañas y Portocarrero Trelles, duque del Parque, de ascendencia asturiana, poseía palacio en Oviedo (El Fontán) y casa solariega en el concejo de Castropol.

[2] Gracias a D. Luis Sorando Muzás, quien, dado mi extraordinario interés por esta enseña, ha tenido la gentileza de facilitarme las fotografías de la bandera, por lo que gracias a él –repito–  ha sido posible incluirlas en esta monografía.  

[3] En este estado, de fecha 15 de octubre de 1812, constan varios pagos realizados en los meses de agosto y septiembre a D. Pedro Norlasco, maestro sastre, a cuenta de la confección de vestuarios para el Regimiento de Oviedo (Cuaderno de Oficios de la Diputación, AHA). 

[4] AHN. Consejos, 11995, exp. 38 (Cuaderno de acuerdos  de la Junta de Asturias del mes de marzo de 1809).

[5] Este mismo Escudo de Distinción puede bordarse sobre paño del color de la divisa del uniforme (grana, azul u otro color), puesto que este tipo de premios militares, al no estar sujetos a normas predeterminadas en cuanto a colores se refiere, admiten todas las variantes posibles. En el supuesto de que el conjunto se borde o vaya bordado sobre paño grana, las letras y cordoncillo exterior deben ser de hilo de oro o plata (oficiales) y de estambre amarillo o blanco (tropa). En el caso que nos ocupa, se ha elegido como ejemplo ilustrativo una pieza de seda o lino blanco (color de los cabos y botones del uniforme del Cuerpo) que puede contemplarse en el primoroso retrato de un Teniente Coronel de las Reales Guardias Españolas, cuya condecoración luce en la manga izquierda de la casaca. La otra insignia, de paño rojo, se trata de  una reconstrucción inspirada en el modelo anterior.  

[6] Mucho se ha especulado sobre la desaparición de estos instrumentos, pero la realidad es que al día de hoy aún se desconocen las causas que motivaron la desaparición o disgregación de la documentación, esencial, por otra parte, para conocer importantes detalles acerca de la formación de los regimientos, vestuario de los mismos, etc.