“ De Medina de Rioseco a Toulouse.www.arhca.es

Pedro Méndez de Vigo, un coronel asturiano en

la Guerra de la Independencia y en la defensa del Liberalismo “

 ( 1783 – 1854 )

 

 

Por Arsenio García Fuertes.  Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de León.[1]

Publicado en el R.I.D.E.A. en el año 2.007

 

A la Gloria Eterna de la Infantería, naturalmente.

INDICE

Introducción.

Una familia asturiana: Los Méndez de Vigo.

Pedro Méndez de Vigo, soldado del Rey Carlos IV ( 1799 – 1808 ).

La Rebelión Patriota y la Campaña de 1808.

Los años difíciles, 1809 – 1812.

El “ Combate de los Altos de Cogorderos “, 23 de junio de 1811.

La dura marea de la victoria, 1813 - 1814

La Ultima Batalla, TOULOUSE.

Postguerra y Reacción Absolutista.

El Trienio Liberal y la defensa de Coruña ante los Cien Mil Hijos de San Luis.

Fuentes Documentales:

Bibliografía

 

 

 

Introducción.

  En este trabajo vamos a abordar la trayectoria vital de un militar asturiano, Pedro Celestino Méndez de Vigo[2] (bautizado en la parroquia ovetense de San Tirso el Real el 20 de mayo de 1783). Combatiente durante la Guerra de la Independencia, se distinguió especialmente en la primera y última batallas habidas en aquel conflicto: Medina de Rioseco (14 de julio de 1808 ) y Toulouse (10 de abril de 1814 ).

   Representante del nuevo Ejército Nacional, surgido de aquel conflicto y de las Cortes de Cádiz ( imbuido de una notable politización ), asume con entusiasmo la ideología Liberal hasta el extremo de llegar a enfrentarse, tanto contra el absolutismo de Fernando VII, como contra sus antiguos compañeros de armas, defensores del Antiguo Régimen.

   Entre otros significativos, y más famosos, militares liberales asturianos como Rafael del Riego o Evaristo San Miguel ( que llegó a estar a las órdenes de Pedro en Medina de Rioseco ), el menos conocido Méndez Vigo se señala por haber sido un soldado mucho más destacado, habiendo alcanzado, antes que ellos, los laureles del generalato más por méritos de guerra que debido a las tribunas políticas.

    Adscrito a la facción más exaltada del Liberalismo, y dotado de un vehemente carácter, Pedro Méndez de Vigo alcanzaría una controvertida y triste notoriedad en toda España a raíz de los sucesos de La Coruña de julio de 1823. En una ciudad sitiada por los Cien Mil Hijos de San Luis, Vigo ordenaría la ejecución, ahogándolos en el mar, de medio centenar de presos absolutistas.

   Si repasamos la trayectoria militar de Pedro Méndez de Vigo, durante la Guerra de la Independencia, observaremos que ascendió, por méritos de guerra, desde el grado de capitán al de general de brigada en apenas siete años. Partícipe en varias de las más sangrientas batallas de aquel conflicto, dio en ellas muestra, tanto de un coraje extremo como también de humanidad hacia los hombres bajo su mando, hacia la población civil e, incluso, hacia los prisioneros de guerra franceses. ¿ Cómo, un hombre así, fue capaz de cometer aquella bárbara acción en julio de 1823 en La Coruña ?.

   “ Sin desamparar nunca sus banderas “, este joven capitán de 25 años en 1808, escribió durante los 6 años de aquella guerra una brillante y asombrosa Hoja de Servicios. En la misma rastreamos las mil penalidades de un pequeño y valeroso Ejército Español que, sin los medios que un país arruinado era incapaz de darle, se enfrentó en medio de las derrotas y la perseverancia, a la mayor máquina militar de su tiempo, a la que, al final, y con la ayuda de sus aliados británicos y portugueses, consiguió vencer. 

 

Una familia asturiana: Los Méndez de Vigo.

   Pedro Méndez de Vigo nació en el seno de una vieja familia hidalga ovetense. Su padre Manuel Méndez de Vigo fue Catedrático de Prima de Cánones en la Universidad de Oviedo. Casado con Vicenta García San Pedro, tuvieron diez hijos ( 4 niños y seis niñas ), de los cuales nuestro biografiado fue el primogénito. Al igual que él, sus tres hermanos ( Santiago, Froilán y Juan ) serían distinguidos militares. El primero alcanzaría el grado de Capitán General, el segundo el de Mariscal de Campo, y el tercero el de Coronel del Cuerpo de Artillería.[3] Todos darían lugar a un ilustre linaje de encumbrados militares asturianos que llegaría hasta las postrimerías del siglo XIX.

   De sus hermanas, Pascuala y Manuela se casarían también con militares [4]. De las restantes, María lo haría con un Corredor de Comercio de Santander ( Ruperto de la Cebada ), Pascasia con un rico rentista de Quirós ( Félix Martínez Casavieja ), Eugenia se desposaría con José Caruncho vecino de Ares, y las dos restantes, Vicenta y Dorotea profesarían como monjas en el convento de Carmelitas de Segovia ( Vicenta llegaría a ser la Superiora del mismo ).

   Por su parte, el hijo primogénito y protagonista de esta historia, Pedro Méndez de Vigo, no se casaría hasta el verano de 1821, a la edad de 38 años. Lo haría con María de la O Salas Omaña y Suárez. Con ella tendría a su único hijo, Antonio. Condenado a muerte en 1823 por Fernando VII, Pedro Méndez de Vigo se exilia en Londres, donde fallecería su esposa; casándose en segundas nupcias con Paula Canga Argüelles, hija del famoso hacendista y diputado en Cádiz José Canga Argüelles y Cifuentes (1770 – 1843) [5] , y sobrina del conde de Canga Argüelles.

   Otro de los parientes encumbrados de la familia fue su tío José Méndez de Vigo, uno de los nueve comerciantes más ricos de Asturias. Durante la Guerra de la Independencia se asentó en La Coruña como delegado de la Junta de Asturias prestando eficaces servicios en los suministros llegados desde Inglaterra para las fuerzas españolas del norte de la península.[6]

 

Pedro Méndez de Vigo, soldado del Rey Carlos IV ( 1799 – 1808 ).

   Nuestro biografiado ingresa en el Ejército Real el 15 de octubre de 1799 a la, relativamente, tardía edad de 16 años y como cadete del Real Cuerpo de Artillería. Ello nos puede hacer pensar tanto en una tardía vocación militar como en un rechazo inicial de su familia a que siguiese la misma.

   Su linaje noble y la solvencia económica de su familia, junto con las consabidas cartas de recomendación, abrirían a Pedro las puertas del elitista Real Colegio de Artillería de Segovia. Sin embargo su férreo régimen de estudios científicos debió ser imposible de superar para el joven cadete, pues a los cinco meses de su ingreso, Pedro causó baja en el Colegio. A pesar de ello, demostrando su acendrada vocación militar, sienta plaza en el regimiento de infantería de “ Asturias ” el 7 de marzo de 1800. La Infantería requería un grado de estudios mucho menor que los necesarios para un arma tan especializada como era la Artillería.

   En abril de 1802, Pedro recibe su ascenso a 2º Subteniente. Como la enseñanza de los cadetes de infantería en sus regimientos era de pésima calidad [7], y tal vez por orgullo ante su anterior fracaso en el Colegio de Artillería, Pedro consiguió licencia para completar su formación militar como alumno en la Real Academia Militar de Zamora.   

   Vuelto a su regimiento permanecerá en el mismo hasta julio de 1806, en servicio de guarnición. Ese verano de 1806, como primogénito, asume el cargo, propiedad de su familia, de Regidor Perpetuo del Ayuntamiento de Oviedo. Ello le lleva a solicitar de la Corte ser destinado al regimiento de “ Milicias Provinciales de Oviedo “, un destino mucho más cómodo y que le llevaba de nuevo a su tierra asturiana. Aprobada la solicitud por la Secretaría de Guerra, es ascendido a capitán de granaderos en su nuevo cuerpo. Este era una unidad de reservistas del Ejército Real, de recluta territorial y destinada a la defensa de su provincia y al mantenimiento del orden público. En esta unidad permanecerá desde el 20 de octubre de 1806 hasta el 28 de mayo de 1808, guarneciendo las costas de Asturias ante cualquier posible ataque británico.

   En estos momentos, Pedro Méndez de Vigo, parecía destinado a ir dejando en segundo plano su carrera militar en favor de la política local y provincial en el seno del Ayuntamiento ovetense. Sin embargo, los sucesos de Aranjuez y de Bayona le llevarían a la vorágine de una guerra en la que se labraría una carrera de prestigio, trabajos, heridas y condecoraciones.

   Con la elevación al trono del Príncipe de Asturias tras el motín de Aranjuez, Méndez de Vigo fue elegido por el Ayuntamiento de Oviedo como parte de la comitiva que acudió a Madrid para cumplimentar a Fernando VII. En la Villa y Corte permanecían aún los asturianos cuando se produjeron los sucesos del Dos de Mayo:

    “ Los horrores que presenció con gran riesgo en el terrible Dos de Mayo, le decidieron a vengar las ofensas y defender las de Vuestra Majestad y su amada Patria. Con tan noble resolución se fugó de Madrid “. [8]

   Tras el Motín, huye de la Corte, llegando a Oviedo junto con algunos otros militares asturianos de la guarnición de Madrid; entre ellos el subteniente, del regimiento de “ Voluntarios de Estado”, Evaristo San Miguel.[9]

 

La Rebelión Patriota y la Campaña de 1808.

   Son de sobra conocidos los pormenores del levantamiento patriota en Asturias y de la formación de la Junta Suprema del Principado [10]. No es objetivo de este trabajo el abordarlos.

   Conforme a nuevos estallidos de violencia antifrancesa van sucediéndose por toda España, será en Asturias donde triunfe definitivamente el  primer levantamiento patriota, formándose, en la madrugada del 25 de mayo, una Junta Suprema de Gobierno del Principado que declara la guerra a Napoleón.

   En estos hechos revolucionarios tuvo no poca participación Pedro Méndez de Vigo, recién llegado de Madrid y que pudo inflamar con sus palabras y acciones los ánimos del partido fernandino y del pueblo ovetense:

“ Cuando el Principado de Asturias  trató de levantar el generoso grito de la Libertad y oponerse a las ideas del Tirano de la Francia, poseído el que representa de los mismos sentimientos, sin vacilar un momento, se decidió a aquel partido, promoviendo y casi dirigiendo la memorable y gloriosa revolución de 24 del mayo “ [11]

    Reasumida la soberanía por la Junta del Principado, una de su primeras disposiciones es la de levantar un ejército de campaña de 20.000 hombres, agrupados en 22 regimientos de nueva creación. El capitán Pedro Méndez de Vigo es rápidamente ascendido a coronel y puesto al mando de un improvisado cuerpo de infantería de tres batallones y unos 1.500 hombres recién alistados: la llamada “ 1ª División Asturiana de Voluntarios “. Al mando de ella y acompañando a un delegado de la Junta del Principado, Ramón Llano Ponte, serán el primer contingente armado asturiano que cruce la cordillera para iniciar la guerra:

“ A pocos días de haber llegado a Asturias, se puso a la cabeza de 1.500  paisanos y fue el primero que salió del Principado para difundir, en las Provincias inmediatas, el fuego del  patriotismo  que bien pronto inflamó  el  pecho de sus naturales “. [12]

    Al frente de sus 1.500 reclutas, Méndez de Vigo, junto con Llano Ponte, abandonan Oviedo el 28 de mayo camino de León. Sus dos hermanos menores, Santiago y Froilán, ascendidos rápidamente al grado de capitanes de la 2ª y 5ª compañías de fusileros, le acompañan.[13]

   La capital del viejo reino llevaba ya muchos días agitada. La llegada de los asturianos, en la tarde del 1 de junio, servirá para dar el empujón final a una decisión ya tomada días antes por parte de la oligarquías locales partidarias de Fernando VII ( a las que se habían agregado una decena de Guardias de Corps leoneses huidos de Madrid ):

“ Ayer a las 5 de la tarde entré en esta con mi División... Hemos sido recibidos con el mayor entusiasmo y general aplauso del Pueblo, éste sigue con la tropa con la mayor hermandad... pasé con los comandantes de los trozos y demás caballeros agregados a presentarme al General en Jefe de ésta, a tomar sus órdenes; fui recibido con el mayor agasajo “ [14]

    Ese mismo día se crea la “ Junta General de Gobierno del Reino de León “, que reasume la soberanía de su territorio en nombre del cautivo Fernando VII y declara la guerra al imperio. En Proclama a toda la provincia afirmaba:

“ Que las tropas asturianas que están a la puerta de la ciudad entren en ella, se las reciba como amigas y defensoras de los derechos comunes... Se declara la Provincia de León, unida con la de Asturias y demás del Reino, a la defensa común y a la expulsión de los Franceses “ [15]

    Sumada León a la revuelta patriota y mientras la provincia comenzaba a reclutar 10.000 hombres con los que formar diez Tercios de Voluntarios de León ( a los que se armaría con fusiles llegados desde Asturias ), el comisionado Llano Ponte, tras acuerdo con la Junta leonesa, decide enviar a Valladolid al capitán Froilán Méndez de Vigo a fin de ofrecer al Capitán General de Castilla la Vieja, Gregorio de la Cuesta, el apoyo de las fuerzas asturianas. El viejo general castellano que ha decidido, tras varios desencuentros con los patriotas vallisoletanos, sumarse a la rebelión, recibe con agradecimiento al militar asturiano. El entusiasmo y reconocimiento hacia Asturias embarga a todo el pueblo de Valladolid. Cuesta solicita a Froilán que el Principado le envíe rápidamente fusiles y agregue al Ejército de Castilla, que ha empezado a organizar de la nada, los batallones asturianos llegados a León:

“ Desempeña Vigo la comisión, como era de esperar de su actividad e inteligencia, y lleno de júbilo Cuesta por las ofertas, llega hasta el punto de tomar parte en el triunfo cívico con que recibe a aquél la guarnición de la plaza de Valladolid “. [16]

    Llano Ponte ordenará inmediatamente a Pedro Méndez de Vigo que parta hacia Valladolid a fin de ponerse a las órdenes del general Cuesta. Este se llevará de León dos de sus batallones. El tercero, con 500 hombres, al mando de Pedro Costales y luego del coronel José Pesci, quedará de guarnición en León alojado en el convento de San Marcos. A los pocos días dichos batallones recibirían su orgánica oficial como regimientos. El cuerpo de Pedro Méndez de Vigo sería bautizado como regimiento de “ Covadonga “ con fecha de 21 de Junio, y el de José Pesci como regimiento de“ Cangas de Tineo “ el 28 de del mismo mes:

“ Organizado, muy pronto, bajo su mando, aquella masa informe de paisanos, y nominada regimiento de Covadonga, se le expidió Real Despacho de Coronel...” [17]

   El mismo Cuesta, dejó por escrito tres años después, en su retiro en Palma de Mallorca, aquellos frenéticos días del verano de 1808 en que trataba de improvisar un ejército con el que hacer frente a las fuerzas imperiales del mariscal Bessières:

“ En Benavente me dediqué á reunir y armar la gente de aquel partido y sus inmediatos... Se me reunieron lo alistados de León, y tres batallones de Asturias de nueva leva, con poquísima instrucción; pero trabajando mañana y tarde bajo la dirección y actividad del mayor general don José de Zayas, se logró en pocos días poner en un estado regular de instrucción y disciplina de 9 á 10.000 hombres “ [18]

   Las grandes dificultades motivadas por la rapidez del avance hacia León y Castilla, la falta de dinero con que sostener a su abigarrada fuerza, sin uniformes y mal vestidos, provocan las primeras deserciones que llevan a presentar a Vigo ante Cuesta, en Rioseco, a tan solo 750 hombres de los 1.000 que habían salido de León.[19]

“ Estos infelices Soldados claman por las mudas de sus camisas, porque las que tienen puestas son las que han sacado de esa; de suerte que se ven llenos de piojos; lo que no se como no les obliga a desertarse, como lo han hecho muchos por esta razón “. [20]

      Los asturianos fueron recibidos calurosamente. Cuesta, desprovisto de tropas regulares, les coloca como unidad de vanguardia, toda vez que, entre todos sus cuerpos bisoños, eran los que más días llevaban sobre las armas.[21]

   Dentro del Ejército de Castilla, el “ Covadonga “ recibe una nueva organización en base a siete compañías de fusiles, una de tiradores y otra de granaderos. Se pone énfasis en organizar la compañía de infantería ligera de tiradores, a fin de poder hacer frente con ella, en la batalla, a los numerosos y adiestrados “ voltigeurs “ franceses. Para reforzarla se la agregan varios soldados regulares de las Guardias Españolas y de Infantería de Línea huidos de sus unidades en las zonas controladas por los franceses. Como Ayudante Mayor del regimiento quedará, el ya ascendido a capitán, Evaristo San Miguel. [22]

   Nuevas peticiones del general Cuesta al Principado para que acudiese con la mayor parte de su ejército provincial a fin de enfrentarse juntos a los franceses, fueron desoídas por la Junta asturiana. Se desconfiaba de los planes militares del Capitán General de Castilla y, por otra parte, cada una de las Juntas Provinciales, recelaba egoístamente desprenderse de sus recursos para auxiliar al resto de las provincias de la monarquía. Los asturianos de Méndez Vigo fueron el valeroso tributo en sangre que la Junta de Asturias envió a Castilla como desagravio a su negativa de enviar a su ejército. El autoritario Cuesta no pudo por menos que clamar por la instalación de una Regencia que uniese los esfuerzos y recursos de todas las provincias sublevadas contra Napoleón:

“ ... Para salvar nuestra Patria, que si subsiste entregada a la división, independencia y miserable egoísmo de cada Provincia van a ser todas subyugadas por nuestros enemigos “ [23]

   Para honrar a los asturianos Cuesta les ordena coser el emblema del Principado en sus ropas:

“ Se les mande poner a cada uno de los Asturianos una Cruz Blanca mayor de la que ahora llevaban, para que esa insignia les pudiese particularizar, no solo entre los demás cuerpos de este Ejército, sino aún al frente del enemigo... Juzga su Excelencia muy necesario que a esta División se la de el uniforme que esté decretado por la Provincia, porque esto contribuye para que estos individuos se crean más militares “ [24]

   Igualmente pedía Méndez de Vigo la remisión de nuevos reclutas solteros a fin de reemplazar a los 200 alistados casados que habían sido exonerados del servicio por un decreto de la Junta asturiana, posterior a su marcha, y que ahora reclamaban su licencia.                                        

   Pocos días después, el 14 de julio, tendría lugar la famosa batalla de Rioseco, disputada con vigor y perdida con honor tras 7 horas de sangrientos combates por los improvisados ejércitos de Galicia y Castilla.[25]

   En ella los asturianos pelearon en la vanguardia del ejército de Cuesta rechazando las cargas de la caballería imperial. La compañía de tiradores del “ Covadonga “, formada por 55 efectivos, es aniquilada.[26]

    Perdida la batalla, todo el Ejército de Castilla se retira disperso, protegido a duras penas por los astorganos del 3º Tercio de Voluntarios de León y la caballería. Medina de Rioseco es sometida a un atroz saqueo por los vencedores.

   La actuación de los asturianos mereció los encendidos elogios de los mandos:

“ Certifico que D Pedro Méndez de Vigo, coronel del regimiento de Infantería de Covadonga se incorporó al Ejército de Castilla del mando del Excmo. Sr. Don Gregorio de la Cuesta en la ciudad de Rioseco... siguió después a Benavente en donde se reorganizó el Ejército de Castilla que con tanto brillo sostuvo el Honor Nacional y la causa del Rey en la batalla de Rioseco, en la cual el Regimiento de Covadonga, dirigido por su intrépido coronel se hizo notar por su bizarra conducta y adquirió títulos a la estimación del Ejército y recomendación de los Jefes “ [27]

    Desconocemos el número exacto de bajas sufridas por los asturianos en la batalla. Debieron de ser elevadas. Meses después, la Junta de Asturias, en sesión del 21 de octubre, decidió premiar a todos los soldados del regimiento de “ Covadonga “ que resultaron heridos. En particular se distinguió a los supervivientes de la compañía de tiradores del regimiento:

“ Igualmente quiere S.A.S. que los cuatro tiradores de la compañía de este nombre, únicos restos de ella, por haber sido muertos los demás en aquella batalla, que se presentaron a S.S., se les gratifique con 320 reales repartidos según su graduación “ [28]

    Tras la derrota y la negativa de Blake a defender Benavente, Cuesta se retira a Salamanca. El regimiento de “ Covadonga “ lo hace hacia el puerto de Pajares, mientras que el “ Cangas de Tineo “, con el “ Provincial de Valladolid “ y la artillería de Cuesta, lo harán sobre el puerto de la Mesa. Nuevas unidades asturianas acudirían a reforzarles; así como a los puertos de Tarna y Leitariegos.

    Ya es conocido que la victoria española en el sur, sobre los campos de Bailén, dio nuevos ánimos a la causa patriota y provocó una alocada retirada francesa hasta la línea del río Ebro y Vizcaya. Formada una Junta Suprema Central en Aranjuez, la misma decreta un vago plan de operaciones que trataba de expulsar a las fuerzas imperiales más allá de los Pirineos. En ese plan, diez de los veinte y dos regimientos asturianos habrían de integrarse en el Ejército de la Izquierda del Teniente General Joaquín Blake en la llamada “ División Asturiana “ al mando del general Vicente Mª de Acevedo. Tras una valerosa campaña contra fuerzas muy superiores ( en la que un acertado Blake consigue ocupar por dos veces Bilbao ) su ejército es batido en la disputada y épica batalla de Espinosa de Los Monteros el 11 de noviembre.

    Méndez de Vigo y su regimiento no participaron en esta segunda campaña al estar la unidad recuperándose del descalabro de Rioseco. Aún así, Vigo parte, ya el 16 de agosto, al mando de una división de 4.000 hombres, integrada por su regimiento y los batallones del “ General “, de “ La Junta “, y los regimientos de “ Salas “, “ Langreo “ y “ Avilés “, camino de Reinosa, donde entregará el mando al general Ballesteros.[29]

   Méndez de Vigo y sus hombres vuelven a la acción ( ahora defendiendo las entradas a Asturias ) el 19 de noviembre en San Vicente de la Barquera, a las órdenes del general Nicolás Llano Ponte:

  Permanezco en este destino, en el que hago con la tropa de mi mando el servicio de guardias, y el resto está destinado al importante objeto de reunir y poner en buen orden los muchos dispersos que vienen del Ejército de la Izquierda “. [30]

   A principios de diciembre en un contraataque, Méndez Vigo consigue desalojar a las tropas francesas de Llanes y Colombres:

 “ En la persecución que hice luego al enemigo me siguieron unos cuantos Paisanos como cosa de media legua pero con tal desorden y dando tantas voces que parecía se hallaban en alguna montería, con lo que me vi precisado a hacerles se volvieran inmediatamente, sin embargo, no puedo menos de aplaudir sus buenos deseos y lo mismo los del juez a quien se le entregaron allí mismo los Prisioneros “ [31]

   La guerra continúa. Las débiles fuerzas españolas se ven inermes, ante la implacable máquina militar napoleónica, para rechazar la invasión. Numerosas derrotas comienzan a jalonar las acciones de los pequeños y valerosos ejércitos patriotas. Aún así, a diferencia de prusianos, austriacos o italianos, las provincias de España no se rinden. Continuaría así, una larga guerra de 5 años con pocas esperanzas de ser ganada.

 

Los años difíciles, 1809 – 1812.

    Los franceses ocupan en los primeros meses de 1809 Asturias. Las tropas del general Bonet avanzan en gran número desde Santander hacia Oviedo, por la carretera de la costa. Méndez Vigo se retira en esos días de mayo, formando parte de la 3ª división del general Francisco Ballesteros ( compuesta casi en su totalidad de regimientos asturianos[32] ), hacia Covadonga.

    Fue entonces cundo el general Ballesteros, en una audaz maniobra, decide cruzar la cordillera con sus 9.000 hombres para atacar a la pequeña guarnición gala de Santander. Tras franquear el puerto de la Ventaniella y rebasar Potes y Cabuérniega, donde se le une el coronel Diez Porlier, los asturianos caen sobre la capital de la montaña el 10 de junio. Toman la villa por sorpresa y capturan 200 prisioneros tras hacer huir al gobernador Noirot.

    A la victoria se le une el botín de un numeroso efectivo de las tropas imperiales, más de 300.000 francos caen en manos españolas. Sin embargo, Ballesteros se duerme en los laureles; Bonet realiza una vigorosa contramarcha hacia Torrelavega y en la noche del 11 al 12 de junio ataca Santander. La sorpresa es total, las centinelas son eliminadas sin poder dar la alarma y las tropas españolas son desbordadas en sus acantonamientos. Más tres mil españoles caen prisioneros y el resto ha de desbandarse para evitar caer cautivos. Sólo parte del regimiento de la Princesa, la “ Estrella del Norte “ como se le apodaba en el Ejército, consigue abrirse paso combatiendo y, unido a las fuerzas de Porlier, escapa hacia las montañas. El coronel Méndez Vigo, desde su alojamiento, no consigue contactar con su regimiento y ha de ocultarse durante la noche en una vivienda. Logra abandonar la ciudad al día siguiente, tras perder todo su equipaje.

   A pesar del fracaso final, la contundente ofensiva de Ballesteros sobre Santander provocó una gran alarma en la retaguardia francesa desde Vizcaya a Bayona, débilmente guarnecida. El general Hédouville llegó a temer, incluso, en una incursión española en territorio galo.[33]

   Escarmentado, Ballesteros logra reunir a la mayor parte de sus tropas. Cruzando la cordillera, avanza hacia Astorga para cumplir las órdenes recibidas de La Roamana a fin de que se reuniera con el Ejército de la Izquierda, que marchaba hacia Extremadura tras expulsar a los franceses de Galicia.

   En el cuartel general de Astorga, La Romana estaba acabando de reorganizar el, ahora victorioso, Ejército de la Izquierda en una fuerza de seis Divisiones y unos 29.000 hombres, con 43 piezas y apenas 420 caballos [34]. Allí, el 24 de agosto, La Romana delegaría el mando ( tras haber sido elegido como nuevo vocal de la Junta Central ) en manos del guipuzcoano Gabriel de Mendizábal. Antes de partir, bajo las viejas murallas de Astorga, dirigió una emotiva Proclama a sus tropas que, tras un año de penosa guerra, habían conseguido volver a hacer retroceder a los ejércitos franceses:

 “ En Dinamarca penetró nuestro oído la voz augusta de Fernando y obedecimos hasta sus ecos. La Patria invocó nuestro socorro y una Nación Generosa, surcando procelosos mares, nos condujo hasta unirnos con los valientes compatriotas...

    Galicia queda cubierta de cadáveres franceses, ni la antigua Roma, ni la reciente Francia, pueden comparar sus marchas con las incesantes que, en seis meses de desnudez, hambre y miseria, habéis hecho por los impenetrables Alpes de Castilla, Galicia y Asturias, en la estación más irresistible de sus rigores... no habéis dado ruidosas batallas, pero habéis aniquilado al más soberbio ejército del tirano… fustigando las tropas enemigas, destruyéndolo en pequeños combates y reduciendo su dominación al terreno que pisaban… habéis cumplido las más altas obligaciones del soldado…

   No soy ya vuestro General. Su Majestad me separa de vosotros para ocupar un lugar en la Suprema Junta Central... recibid soldados la última voz de vuestro General y contad desde hoy con el amor y gratitud paternal de vuestro compatriota y compañero de armas” [35]                  

    El Ejército de la Izquierda marcha hacia Ciudad Rodrigo, tras dejar a la 4ª División, del brigadier de la Armada Juan José García de Velasco, guarneciendo las entradas a Galicia por Astorga y Puebla de Sanabria. Entretanto, la 3ª División de Ballesteros, con sus 9.000 hombres, reagrupados tras otro pequeño revés en Torrelavega, de nuevo ante Bonet, habían cruzado ya la cordillera. Al anochecer del 27 de septiembre llegan los asturianos a las inmediaciones de Benavente sin ser advertidos por la importante guarnición francesa. Las tropas se oculta en un bosque a legua y media de la ciudad.

   Aprovechando la noche y la sorpresa, el siempre animoso Ballesteros monta un asalto nocturno con tres columnas que atacan simultáneamente la villa: los granaderos del regimiento de “ Navarra “ se lanzan sobre la puerta de Castro Gonzalo, el regimiento “ Covadonga “, con su coronel Méndez Vigo, irrumpen por la tapia de occidente, mientras que los cazadores del regimiento de “ Infiesto “, apoyados por la artillería, atacan por la zona de las Tejeras.

    La incursión se saldó favorablemente para las armas españolas, pues, aunque no se pudo capturar a la mayor parte de la guarnición francesa, se consiguió un buen botín en dinero y 8.000 varas de paño muy valiosas para vestir a las tropas.

   Al continuar la marcha hacia Alcañices llegaron nuevas órdenes de La Romana. Ballesteros había de realizar otra intentona sobre la amurallada plaza de Zamora, bloqueando la ciudad. La falta de artillería de grueso calibre hacía muy difícil el éxito. El 1 de octubre Ballesteros ataca a la alertada guarnición francesa con las unidades de vanguardia de su 3ª División a las órdenes de Méndez Vigo.

    La batería a caballo de la división asturiana, al mando del capitán Diego del Barco, bate durante, seis horas, una de las puertas, sin más resultado que el de perder a varios artilleros al tener que abrir fuego a muy corta distancia por la ligereza de sus piezas. Entretanto, dos columnas de granaderos y cazadores, al mando de los coroneles Dringold y O´Donnell, atacan infructuosamente en varios puntos probando la resistencia gala. La guarnición imperial aguanta el envite rechazando la intimación a rendirse. Ballesteros retira finalmente sus tropas y continua la marcha hacia el sur.

   El 19 de octubre se incorpora en Tamames al Ejército de la Izquierda, ya al mando del Duque del Parque [36], quien acababa de obtener una gran victoria sobre las fuerzas francesas del general Marchand el día anterior.

     Allí pudo ver por primera vez, Méndez Vigo, a los veteranos soldados del Ejército de la Izquierda que, junto con miles de nuevos reclutas encuadrados en los viejos y  nuevos regimientos del Rey, habían conseguido derrotar a los mariscales Ney y Soult, arrojándolos fuera de Galicia:

 

“ Estos que veis rotos, hambrientos, pálidos, desnudos,

los héroes son de nuestra amada Patria.

Los mismos son, que en Villafranca, y Lugo,

en Vigo, y Tuy, en Compostela, y Payo

en cruda lid al enemigo hollaron,

y sus temidas huestes arrollaron.

Los que en Tamames en campal contienda

batieron su altivez; y allí gemían

por la Patria vengar, que mal hadada

en torpe mano estaba abandonada. “ [37]

 

   En reconocimiento a su actuación en Benavente, Méndez Vigo recibe una carta de agradecimiento de la Junta Central, por mano del Ministro de la Guerra Antonio Cornel desde Sevilla el 7 de octubre. En ese momento, del Parque le pone al mando de su viejo regimiento, el “ Provincial de Oviedo “. El viejo sueño de todo joven oficial se le cumplió, mandar de Coronel el regimiento en el que había comenzado su carrera militar como cadete.

   Tras ocupar Salamanca, luego de Tamames, Del Parque avanza sobre Toro haciendo retroceder a Kellerman hasta Medina del Campo. Allí, el 23 de noviembre, el Ejército de la Izquierda hace replegarse, de nuevo, a las brigadas imperiales de Lavasse y Marcognet apoyadas por cuatro regimientos de caballería. Hacia las 11 de la mañana, los franceses hicieron cargar a su poderosa caballería contra el Ejército Español, que avanzaba resuelto hacia la ciudad. En el centro de la línea de batalla hispana se desplegaba la División de Vanguardia, a su derecha lo hacía la 3ª y en la izquierda la 1ª. Los jinetes de Anglona guardaban el frente y los flancos. La 2ª Divisón marchaba en reserva, quedando en el Carpio la 5ª del Marqués de Castro Fuerte.[38]

   La débil caballería española que iba en cabeza fue arrollada, cargando los dos mil jinetes franceses sobre la derecha española; pero allí, los batallones asturianos de Ballesteros, abandonados a sus propias fuerzas, cerraron sus filas y consiguieron rechazar con su fuego las cargas imperiales. Tras ello las tropas españolas formaron de nuevo en columnas de ataque por escalones de División y reemprendieron con tal entusiasmo el avance, a pesar del fuego de la artillería a caballo francesa, en una majestuosa visión de varios kilómetros con sus banderas y cientos de tambores y voces rugiendo al unísono, que los franceses dándose por derrotados rompieron el contacto y huyeron.

    Prudentemente, Del Parque, ordenó detener la persecución de las fuerzas imperiales, ante el descontento de su Ejército, con una moral muy alta tras la victoria en Tamames. En palabras del teniente Ramón Novoa del regimiento de “ Monterrey “, allí presente:

“... Los que en Medina despreciando altivos

el ronco bronce, y el acero agudo

con su aspecto marcial solo ahuyentaron,

a los vencedores de Marengo y Jena.

Y al retirarse ¡ Oh, cuanta violencia

les cuesta obedecer !. ¡ Con qué despecho !

¡ Qué murmurar de su Adalid !. ¡ Qué voces !.

¡ Que execraciones, las que allí se oyeron !.

Pero al fin, como siempre, obedecieron. “ [39]

 

   Así relató el general Javier Losada al general Mahy semanas después el ataque de la caballería imperial en los llanos de Medina del Campo:

“ ...cargaron sobre los tiradores de la 3ª División, y como las guerrillas de caballería nuestra huyeron, acuchillaron a algunos tiradores, y a Molina, el Ayudante General de la División, lo mataron. Los asturianos se portaron; me dio mucho gusto el verlos marchar sin embargo de ver caer granadas y balas, una partió a Dringold, Coronel asturiano, un brazo y un muslo, de cuyas resultas murió “ [40]

   Kellerman avanzará en pos de del Duque de Parque tras la llegada de numerosos refuerzos, luego de la victoria imperial en Ocaña días antes. Retirado hacia Alba de Tormes, Del Parque sufre una derrota a las puertas de la misma apenas cinco días después, el 28 de noviembre. En dicha batalla Méndez Vigo no combate por hallarse toda su División junto con la 5ª del brigadier Marqués de Castro Fuerte al otro lado del río Tormes. El Ejército de la Izquierda vuelve a desorganizarse.

    Al llegar la primavera, Méndez Vigo es destinado con su regimiento al noroeste de la provincia de Zamora. Allí recibe el mando de las tropas de vanguardia de la División de la “ Derecha “, ( destacamento engrosado y escindido de la antigua 4ª división ) del general Francisco Taboada, que defendía las entradas a Galicia por Puebla de Sanabria. Dicho mando comportaba una gran responsabilidad que Méndez Vigo supo cumplir con sobrada eficacia. Hechos fuertes en Benavente y Zamora, los franceses dominaban todas las llanuras con sus numerosos regimientos de cazadores y dragones a los que los españoles, en sus incursiones para acopiar granos de Castilla, apenas podían oponer algunos escuadrones sueltos de húsares y cazadores de León, Galicia y Asturias.

   Entre abril y mayo de 1810, intentó Méndez Vigo auxiliar a las tropas españolas del coronel Santocildes, asediadas en Astorga, trabando numerosos combates. Entre ellos destacó el habido en la localidad zamorana de Mombuey, el 5 de junio. En el mismo, sus tropas, desamparadas por su caballería y artillería, lograron la hazaña de ser capaces de defenderse y derrotar, incluso, a la poderosa caballería francesa que al verlos aislados les había cargado:

“ Habiendo sido atacado en el bosque llamado de la Marquesa por 700 caballos logró rechazarlos con el corto número de Infantería que tenía; pues que la Caballería por el movimiento retroceso que se vio obligada a hacer no pudo auxiliarle, habiendo manifestado tanto en esta acción, como en las anteriores las prendas que caracterizan un verdadero militar y le hacen digno al mando “ [41]

   Idénticos resultados consiguió en otras acciones sobre las localidades zamoranas de Asturianos, Castro Contrigo y Vidriales en aquellos meses de 1810:

“ Después ( del Sitio de Astorga ) tuvo el mando de la Vanguardia de esta División, nombrado por el general de ella Don Francisco Taboada y Gil, hasta últimos de julio; habiendo desempeñado todas las comisiones con el mayor celo y tino militar, pues consiguió durante su tiempo tener en continuo movimiento a los enemigos....

    ... logrando batir y perseguir al enemigo, mudando continuamente las posiciones con que consiguió desbaratarle sus ideas; manifestando sus buenos conocimientos militares y el valor con que se presentó en todas las ocasiones despreciando el riesgo y animando a las tropas “ [42]

   Vuelto a Asturias durante ese otoño, un incidente con el Juez de Cangas de Tineo da ocasión a Méndez de Vigo de mostrar que, además de un fogoso carácter castrense, sabía ser también humano. Dos soldados de su regimiento y un paisano habían sido arrestados en la localidad. Hallándose enfermos, Vigo había solicitado, en vano, al Juez que los trasladase al hospital de la localidad:

“ El desprecio y menos caso que ha hecho V. de esta benéfica prevención mía ha ocasionado la muerte del paisano... La falta de caridad y el abandono con que Vd. mira sus primeros deberes me precisan a dar cuenta al Sr. Comandante General como lo hago esta fecha para que tome la providencia que sea de su agrado “. [43]  

   Otras pequeñas y exitosas acciones siguen agregándose a su Hoja de Servicios. El 27 de noviembre sobre el puente de Cornellana, en un sangriento combate y tras dos asaltos, el regimiento de “ Oviedo “ toma el puente. Vigo informa de ello al general Javier Losada. Muchos de sus heridos mueren sobre el campo de batalla; para dolor de su coronel, por falta del equipo médico más indispensable:

“ Me es muy sensible la pérdida de estos individuos, pero lo que aumenta mis sentimientos es la consideración de que el Capitán Alas, como también los Cabos y Soldados que murieron, probablemente lo han sido por falta de facultativo “. [44]

  En enero de 1811 el estado de las tropas, debido a las penurias económicas del gobierno español, eran tan lamentable que hoy nos sorprende que en tales circunstancias pudiesen, pese a todo, seguir combatiendo y desgastando al ejército francés:

“ Tengo la tropa desnuda y descalza, y sino fuese por los 300 capotes que he recibido, acaso se me hubieran muerto de frío en la penosa marcha a la Carretera de Castilla... Tengo muchos hombres desarmados y se enferman muchos por el poco abrigo y escasas raciones... sólo tengo 286 fusiles útiles, los cuales por falta de aceite no están corrientes la mayor parte de ellos, y solo 37 bayonetas “ [45]

   A pesar de ello, Vigo y sus asturianos entran en combate en el valle de Salcedo el 2 de febrero, en Grado el día 7, y el 9 en Fresno. Durante la primavera de 1811, el regimiento de Méndez Vigo guarnece el occidente de Asturias. Durante estos meses, Vigo se dedica a mantener en paz la comarca. Demostrando un carácter inflexible hacia el cumplimiento de las ordenanzas militares, persigue y captura a desertores; alguno de ellos, incluso, protegido por cargos políticos:

“ Por haber llegado a entender que don Juan Vardón, sargento del Regimiento de Castropol, desertado hace más de dos años se hallaba en su casa a pretexto de haber sido nombrado Comandante de Alarma, e individuo de la Junta Patriota de Illano, en la que parece estaba muy lejos de conducirse como debía... lo he destinado a servir como soldado raso en el Regimiento de Oviedo.

    Participo a VS. la incorporación de las Compañías de Cazadores..., han conducido 35 desertores de varios Cuerpos, todos ellos aprendidos por dichas compañías y que permanecen en esta prevención, para que VS se sirva determinar el castigo que debe imponérseles “ [46]

 

El “ Combate de los Altos de Cogorderos “, 23 de junio de 1811.

 

   El nuevo 6º Ejército Español, se organizó en la primavera de 1811 para la defensa de León, Galicia y Asturias, con una fuerza teórica de 20.000 hombres ( aunque con una caballería y artillerías muy débiles por falta de caballos ) estructurado en tres divisiones al mando la 1ª de Francisco Javier Losada[47], la 2ª de Francisco Taboada Mosquera y Gil,[48] y la 3ª por Francisco Cabrera[49] ( más una cuarta de Reserva acantonada en Lugo ).

    El Comandante en jefe de operaciones ( el ahora nombrado Mariscal de Campo, José María de Santocildes ) pudo ese verano de 1811 ( bien asistido por un eficaz cuerpo de Estado Mayor al mando del laborioso Subinspector de Infantería, el también Mariscal de Campo, Alejandro Antonio Ojea[50], y del no menos brillante brigadier Juan José Moscoso[51] ) cumplir con gran brillantez y tenacidad los requerimientos del Duque de Wellington. Este, tras haber expulsado a los franceses de Portugal, luego de su victoria defensiva en Torres Vedras, a las puertas de Lisboa, y tras la sangrienta victoria hispano británica de la Albuera del 17 de mayo en Extremadura, emprendió un primer intento de recuperar Badajoz de manos francesas. Ello motivó una rápida marcha de muchas tropas francesas desde el reino de León hacia Extremadura.

   Aprovechando este movimiento, Santocildes en una brillante campaña estival sobre las llanuras de León, descendió de las montañas y comenzó a acosar a las debilitadas guarniciones francesas del llano.

   Creyendo amenazada la ciudad de León, los franceses evacuaron rápidamente Astorga el 20 de junio, volando, su gobernador el general Jeanin, varios tramos de muralla para evitar que fuera ocupada por los españoles.

   También y por orden del Mariscal Bessières desde Valladolid, Comandante en jefe del Ejército francés del Norte de España desde el 15 de enero de 1811, se abandonó Asturias a fin de concentrar sus fuerzas en las llanuras de León. La veterana división del general francés Bonet, que había vencido en repetidos encuentros a las tropas asturianas en los meses precedentes, se acantonó en León.

   El mismo Santocildes tuvo la paradoja de volver a ocupar Astorga; la misma ciudad que había perdido 14 meses atrás y de la que había salido cautivo para Francia.[52]

    Apenas tres días después tendría lugar la victoriosa acción de los “ Altos de Cogorderos “. En ella, el general Francisco Taboada con la 2ª Sección ( brigada al mando del coronel Manuel Mascareñas Sardías ) de su 2ª División, y el auxilio de la brigada volante asturiana de Federico Castañón[53], conseguirían batir a la potente brigada francesa del general Jean-André Valletaux ( compuesta por  tres batallones del regimiento 122º y dos del 119º de línea, con 50 cazadores a caballo ). [54]

    El general francés, fiado en exceso en sus victorias de los meses pasados, atacó imprudentemente con sus 4 batallones a los 6 españoles de la 2ª brigada de Taboada al norte de Astorga.

   Las guerrillas españolas consiguieron detener el avance de los batallones imperiales, cuyos voltigeurs no consiguieron abrirse paso ante la tenacidad de la infantería ligera española. Tras seis horas de rudo combate y cuando empezaba a oscurecer, acudiendo al ruido del cañón y tras una marcha forzada de varias horas, llegaron al campo de batalla, por el flanco norte, el coronel Méndez de Vigo y sus tres batallones del regimiento de Oviedo, integrantes de la brigada Volante de Castañón. Sin apenas tiempo para tomar aliento, dos de los batallones, precedidos y flanqueados por sus compañías de cazadores, cargaron a la bayoneta contra los batallones franceses. La brigada de Valletaux fue batida, el mismo brigadier francés perdió la vida en la primera carga a la bayoneta de los asturianos.[55]

“ Don Federico Castañón y Lorenzana, Mariscal de Campo... certifico que Don Pedro Méndez de Vigo, Coronel del regimiento de Infantería de Línea de Oviedo, uno de los cuerpos que formaban la División de Vanguardia de mi mando en el año de 1811 se halló con él a la cabeza en la acción del 23 de junio en Cogorderos “ [56]

   Como cuentan, aún hoy, los ancianos del lugar, que les relataron a ellos sus abuelos, al final de la batalla y al empezar la desbandada francesa, la caballería española tocó a “ degüello “, y sus jinetes, junto con toda la infantería, persiguieron a los franceses durante varios kilómetros hasta el río Orbigo, “ matándoles como gusanos “ allí donde les alcanzaban. [57]

   Así nos refiere la “ Acción de los Altos de Cogorderos “ el Boletín Oficial del Estado Mayor del 6º Ejército en el “ Resumen Histórico de las Operaciones del Ejército “, Junio de 1810:

“ Día 23. Hicieron los enemigos un reconocimiento hacia Cogorderos, posición que ocupaban parte de nuestras tropas, empezando la acción por las avanzadas de ambas armas que se sostuvieron con el mayor orden, y llegados a la posición de Cogorderos, se continuó un fuego de guerrillas que duró 7 ½  horas, la que terminaron cayendo sobre el flanco derecho del enemigo, parte de las tropas de la 1ª Sección de la 2ª División, las que con los húsares Asturianos hicieron retroceder vivamente al enemigo, cogiendo fusiles, cajas de guerras, y otros despojos. En este reconocimiento tuvieron los enemigos la pérdida de 500 hombres con muchos oficiales y el General Valletoux muertos. La nuestra fue de 16 muertos de Monterrey, Voluntarios de León y Húsares de Galicia y Asturianos, 72 heridos con 3 oficiales y 3 sargentos, 11 contusos y 15 prisioneros, de los que se han presentado 5 “[58]

 

   Por su parte, el Brigadier don Federico Castañón nos refiere su versión del victorioso combate en su Hoja de Servicios:

“ ... Situado en el flanco izquierdo de la línea sobre Astorga, atacó con rapidez y un rápido movimiento el 23 de junio en Cogorderos, donde decidió en momentos las acción a la bayoneta y causó a los enemigos notable pérdida, batiéndose en facha con el General Waletó, que fue despojo de su campo recibiendo la muerte a la primera carga; cogió 30 prisioneros, 3 águilas, 28 cajas de guerra, mucho armamento y recibiendo el placer de vestir la mayor parte de su división con el despojo de los muertos, y de ser herido levemente en la frente; mereciendo por la gloriosa jornada de este día la recomendación del General en Jefe “ [59]

 

    Ningún historiador confirma el hecho de que los españoles capturaran tres águilas francesas en el combate. Respecto a las bajas el historiador francés Martinien [60] en su monumental estudio sobre las pérdidas en oficiales de las unidades imperiales en las guerras napoleónicas, nos confirma que, solamente en mandos, el 119º y el 122º regimientos franceses tuvieron un teniente y dos subtenientes muertos, y dos jefes de batallón ( Paty y Sauvaire ), seis capitanes y dos tenientes heridos. Igualmente el mando español certificó que el mayor Etienne Gauthier, del estado mayor de la División Bonet, fue herido también en el combate. [61]

   El feliz resultado de esta acción causó tal alarma a Bessières y a Bonet, que se interrumpió la marcha de más fuerzas francesas hacia el sur de la Península, favoreciendo así los planes de Wellington.

   En clara reprensión a su fracasos ante las tropas españolas con la evacuación de Asturias y el abandono de Astorga, Bessières fue sustituido, el 8 de julio por Napoleón en el mando del Ejército francés del Norte, por el general Dorsenne.

   La campaña se cierra con nuevos combates en torno al río Orbigo, Astorga y los puertos de Manzanal y Foncebadón, a los que se retiran las tropas españolas tras haber cumplido sus objetivos.

   Los buenos resultados cosechados por Santocildes llenaron de alegría al Gobierno español y al propio general Castaños, que le había elegido expresamente para el cargo. Así, en septiembre, aquel no tuvo reparos en afirmar a su subordinado:               

“ Lo cierto es que los franceses temen ya al 6º Exército del que antes no hacían caso “.[62]

   Pasan los meses de invierno. El regimiento de “ Oviedo “, ya convertido en un cuerpo de línea por el Consejo de Regencia ( como todos los antiguos regimientos de Milicias Provinciales ), se reorganiza, no volviendo a entrar en acción hasta junio de 1812.

   En esas fechas, una hábil maniobra facilitará la victoria aliada de Wellington en los Arapiles: el 6º Ejército Español baja de nuevo de los Montes de León y avanza sobre las tierras llanas asediando las plazas de Astorga, Tordesillas, Zamora y Toro, e inmovilizando a numerosos contingentes franceses.

   A pesar de la falta de artillería de grueso calibre y de caballería, el 6º Ejército conseguirá tomar las dos primeras. Vigo y sus hombres participan especialmente en el asedio y reconquista de Astorga.

   Tras ello, el Ejército Español avanza en apoyo del Ejército Aliado de Wellington sobre Burgos. Allí el ejército británico sufre un aparatoso revés en sus infructuosos intentos por tomar el castillo que domina la ciudad.

   Ante la llegada de numerosos refuerzos franceses, los aliados emprenden una penosa retirada invernal hacia Ciudad Rodrigo. Durante la misma tiene lugar la acción de Villamurriel del 25 de octubre. En la misma, las tropas españolas y británicas consiguen detener por unas horas la persecución francesa, distinguiéndose, especialmente, el regimiento de “Asturias”.

    Tras la batalla, el coronel Pedro Méndez de Vigo, es puesto, sin tener el grado de brigadier, al m[63]ando de la 1ª Brigada, de la 3ª División, del 6º Ejército. El trabajo de instrucción llevado a cabo por el viejo alumno de la Academia Militar de Zamora dio grandes resultados:

“ El celo e inteligencia de este Jefe proporcionó tan rápidos adelantos en la propiedad, instrucción y espíritu del Cuerpo, en todos los individuos que lo componían, que a la primavera y abertura de la campaña fue conocido entre el número de los que distinguieron su mayor destreza y mejor disciplina “ [64]

 

La dura marea de la victoria, 1813 - 1814

   En 1813, tras cinco muy duros años de guerra, las fuerzas españolas, británicas y portuguesas, eficazmente dirigidas por el duque de Wellington, se encontraban en situación de poner en marcha la ofensiva final que expulsaría a los franceses de la Península ( muy debilitados tras la debacle napoleónica en Rusia del año anterior ).

    Desde sus acantonamientos de Galicia, León y Asturias, el ahora llamado 4º Ejército Español ( formado ya por hombres adiestrados en las privaciones y la guerra, muy distintos a los reclutas sin experiencia que Méndez Vigo dirigiera en Medina de Rioseco cinco años atrás ) avanza protegiendo el flanco norte de Wellington. Tras el gran éxito alcanzado en la batalla de Vitoria el 21 de junio, los españoles son los primeros en llegar al río Bidasoa expulsando al ejército imperial hacia Francia.

    En la madrugada del 31 de agosto los franceses, al mando del mariscal Soult, hacen un esfuerzo supremo por volver a cruzar el Bidasoa y levantar el sitio de San Sebastián donde aún resistía la guarnición francesa. Concentradas la mayor parte de las tropas británicas y portuguesas en el sitio, eran las divisiones españolas del 4º Ejército las que custodiaban la frontera con Francia en torno a Irún y al monte San Marcial. En una costosa batalla las tropas del Teniente General Manuel Freyre consiguen detener, con brillantez y gloria, el avance francés arrojando a los imperiales al otro lado del Bidasoa.

    La brigada de Pedro Méndez de Vigo es una de las primeras en entrar en acción al hallarse defendiendo la desembocadura del río. Los asturianos del regimiento de “ Oviedo “ reciben con fuego a la avalancha de infantería francesa, consiguiendo rechazarla, sangrienta y repetidas veces, a lo largo de toda la jornada:

“ Se halló en las acciones de 31 de agosto y 7 de octubre, distinguiéndose particularmente en la primera, por hallarse su Regimiento cubriendo los vados del río Bidasoa, cuando los Enemigos intentaron su paso, que fue defendido con el mayor tino y vigor, habiendo mostrado en todas ocasiones el carácter y conocimiento del servicio que ha hecho tan recomendable a este benemérito Jefe en todo el Ejército “. [65]

   Méndez de Vigo, situado en primera línea, al frente de su regimiento, sale herido con una fuerte contusión al convertirse en un objetivo escogido para los voltigeurs franceses:

“ Habiéndole matado los enemigos el caballo de un balazo en medio de las guerrillas en que se encontraba “ [66]

   Tras unas semanas de reposo, los dos ejércitos reanudan las operaciones. Los franceses tratarán, por todos los medios e infructuosamente, de evitar la invasión de su país. El 7 de octubre las tropas españolas, aprovechando la bajamar, cruzan al Bidasoa con el agua a la cintura y, a pesar del fuego enemigo, pisan el suelo francés desalojando a la bayoneta los atrincheramientos enemigos. El 5 de noviembre Freyre confiere en propiedad el mando de la 2ª brigada de la 3ª División a Vigo, solicitando al Consejo de Regencia su ascenso a brigadier.

   Bajo su mando y adiestramiento dicha brigada, se convertiría en una de las más sólidas de todo el 4º Ejército, hasta el punto de ser una de las elegidas por Wellington para participar en la invasión del sur de Francia:

“ Se hallaba este coronel mandando la 2ª Brigada de la 3ª División ( cuyo mando había obtenido en la Campaña de Burgos en 812 ) que conservó durante los Cantones de invierno en Vizcaya, donde logró uniformar la instrucción de los tres batallones que la formaban; y al romper la 2ª Campaña se vio, bien conocidamente, la excelente disposición de mando de este Jefe que, ayudada de una constante aplicación, le condujo a obtener el singular aprecio de los generales “ [67]

      En los ataques sobre San Juan de Luz del 10 de noviembre, Méndez Vigo realiza una nueva hazaña al tomar los campamentos fortificados de Ascaín, desalojando y poniendo en fuga a tres regimientos franceses. Por dicha acción fue condecorado con la Real y Militar Orden de San Fernando de 1ª Clase.

 

La Ultima Batalla, TOULOUSE.

 La Gloria y la Muerte, 10 de Abril de 1814.

   Las tropas aliadas, tras fuertes combates a los pies de los Pirineos, siguen avanzando hasta el río Garona con un tiempo muy lluvioso. Tras cruzarlo, en una lenta operación a través de varios puentes tendidos por los ingenieros, entre el 3 y el 8 de abril, aliados y franceses volverán a encontrarse en la ciudad de Toulouse. Deseoso de coronar su Campaña Peninsular con una última victoria, Wellington empujaría al duque de Dalmacia a una postrer, sangrienta e inútil batalla el 10 de abril. La última batalla de la Guerra de la Independencia para las tropas españolas. El 31 de marzo las fuerzas aliadas del norte habían entrado ya en París, habiendo Napoleón abdicado de la corona imperial el día 6 de abril.

   Las noticias de París no llegarían a tiempo de detener la cruenta batalla. Los franceses, al mando de Soult, habían fortificado sobremanera los montes que rodeaban la ciudad a su parte norte ( la zona más vulnerable a un ataque ). Wellington diseña una maniobra conjunta y concéntrica sobre Toulouse desde el oeste, el norte y el este. Todas las fuerzas aliadas: británicas, españolas y portuguesas, inician al amanecer del día 10 el avance. El objetivo fijado por Wellington para el Teniente General Manuel Freyre era el extremo izquierdo de la línea francesa en las alturas del Monte Rave, con su meseta del Calvinet en la que se emplazaba, amenazante, el “ Gran Reducto “.

   A las seis de la mañana las fuerzas de Beresford cruzan el puente de Croix d´Orade sobre el río Hers. Tras él les sigue Freyre con sus 7.800 hombres, organizados en la División Provisional del mariscal de campo Antonio Garcés Marcilla, y la 4ª del brigadier José Mª Ezpeleta; sumando un total de cuatro pequeñas brigadas de infantería.

   Beresford, con la 4ª ( Cole ) y 6ª ( Clinton ) Divisiones, avanza en tres columnas, precedido de la brigada de caballería Sommerset, realizando una marcha de flanco; va dejando a su derecha el monte Rave, desde cuyas posiciones los franceses le abren fuego con su baterías.

   Por su parte, Freyre, avanzan en dos columnas, precedidas por las compañías de cazadores desplegadas en guerrillas, siguiendo la gran avenida flanqueada de cipreses que conducía a Tolouse, la “ Carretera de Albi “. A su retaguardia lleva a la brigada de caballería británica Ponsomby. Al llegar ante el cerro de la Pujade, los españoles despliegan tres de sus brigadas en dos líneas, dejando la cuarta en reserva. A su derecha tienen, protegiendo su flanco, a la División  Ligera de Alten y la brigada de caballería Manners británicas. A su izquierda, apoyando un ataque conjunto sobre el Monte Rave, el general Beresford continua desplegando sus tropas.

   En ese momento, hacia las siete de la mañana, hacia el oeste, el general Picton con su 3ª División, da comienzo a la batalla al atacar el Puente de Jumeaux sobre el canal de Deux Mers.

   Tras los españoles, la artillería portuguesa toma posición. Sobre las ocho de la mañana, al observar Freyre el inicio de la marcha de flanco de Beresford, da la orden de iniciar la marcha a paso de carga sobre los cerros de la Pujade, ocupados por la brigada francesa de Saint Paul. Con desprecio al fuego enemigo, los batallones españoles coronan la colina derrotando fácilmente a los franceses que retroceden sobre los fuertes del monte Rave.

   Ejecutado este primer ataque, quedó el general Manuel Freyre a la espera de ver comenzar, a su izquierda, el ataque británico del general Beresford, para coordinar un ataque conjunto sobre los fuertes del monte Rave y altozanos del Calvinet. Sin embargo, las fuerzas británicas verían entorpecida su marcha por el terreno accidentado y embarrado en la izquierda del río Lhers que impedían a sus dos baterías divisionarias seguir el paso de las columnas de su infantería.[68]

   En medio de la impaciencia española, la artillería de Beresford comienza a hacer fuego desde Montblanc hacia el Rave. Creyendo, infundadamente, haber comenzado, por fin, el ataque británico, un impaciente Freyre da la orden de ataque siguiendo el plan previo ideado por Wellington. La artillería portuguesa que ha tomado nueva posición en la Pujade, comienza a abrir fuego de apoyo. Dejando una brigada de reserva, Freyre forma sus tres brigadas restantes para el asalto, las dos primeras en columna ( una de ellas la de Méndez de Vigo[69] ), y la tercera, más retrasada, en línea. En total, con apenas 5.454 hombres, el Teniente General español se lanzaba a la toma de una colina fortificada con numerosas piezas de grueso calibre y guarnecida con 6.128 franceses de las divisiones Villatte y Darmagnac. Apenas ocho batallones españoles iban a atacar a 11 franceses bien atrincherados y apoyados por artillería.[70]

   Hacia las diez de la mañana, siguiendo el toque de sus tambores, los batallones españoles bajan de las alturas de la Pujade y comienzan a avanzar rápidamente en dos direcciones: directamente hacia los inexpugnables fuertes del “ Gran Reducto “, y por la avenida de cipreses hacia el puente de Matabiau, una de las entradas principales a Toulouse. A través de una llanura desnuda, sin protección de ningún tipo:

“ Le marquis de Wellington espère prendre ls Français en tenaille ou aun moins fixer les garnisons dun nord. Il faut ici saluer l´abnégation des Espagnols qui se lancent dans une attaque practiquement  suicidaire dans un terrain oú ils ne dépasseront jamais le chemin creux de Périole “ [71]

  El ataque español, a paso de desfile, impresiona a británicos y franceses por el coraje sangriento que demuestra. Un oficial británico no pudo por menos que dejar escrito al ver marchar a la infantería española resuelta y en buen orden:

“ Looking as if they intended to do the thing handsomely “ [72]

  A pesar de que los batallones españoles consiguen casi alcanzar los reductos franceses, numerosos fosos y cortaduras les impiden avanzar más, quedando expuestos al terrible fuego francés. El nivel de bajas es tan grande, acribillados por docenas de cañones y miles de fusiles ( que toman como referencia de puntería los pantalones blancos de verano de los infantes españoles[73] ), que el ataque fracasa ahogado en sangre:

“ Metralla horrorosa, granadas, balas inundaron a porfía el campo y esparcieron el destrozo y la muerte por los batallones españoles que serenos e impávidos, llevando a su cabeza al mismo general Freyre, adelantaron sin disparar casi un tiro hasta gallardearse en el escarpe de las primeras obras de los enemigos “ [74]

   Uno de los batallones españoles, “ Tiradores de Cantabria “ resiste en el escarpe, muriendo su coronel Leonardo Sicilia, hasta recibir órdenes expresas de Wellington para que se retirase. Cubiertos por la artillería portuguesa, una de las brigadas ligeras y los dragones pesados británicos, la infantería española se repliega desordenada hacia la Pujade, detrás de su brigada de reserva.

   Entretanto, al otro lado de Toulouse, en la orilla izquierda del Garona, el general Hill realiza otro ataque sobre el arrabal fortificado de Saint-Cyprien, defendido por la División francesa Maransin. Hill manda al asalto a la División española de Morillo[75], las britano – lusas de Le Cor y de Stewar y la portuguesa de Murray.  Tras fuertes combates los aliados se posesionan de las primeras manzanas de casas pero quedarán detenidos ante la muralla de ladrillo de la ciudad, no consiguiendo progresar más durante toda la jornada.

La Carga de los Generales.

   En el campo español, tras dos horas, los jefes y oficiales consiguen volver a reorganizar sus unidades. Para dar ejemplo, los generales, con sus estados mayores, se ponen al frente de la línea. Son las doce de la mañana; Freyre hace formar con él a su escuadrón de escolta de Húsares de Cantabria. En un demencial arranque de coraje se reinicia el ataque. En palabras del oficial británico Harry Smith sobre la infantería española:

“ It was a most gallant heavy and persevering attack “ [76]

  Miles de armas francesas vuelven, de nuevo, a disparar sobre las columnas de ataque españolas. Según el testimonio de un oficial francés presente, la mortandad causada habría sido mayor si sus jóvenes artilleros hubieran tenido más experiencia:

“ De nouvelles colonnes vinrent les remplacer et eurent le même sort elles eussent été anéanties si nous avions eu de bons canonniers, mais nos artilleurs, trop jeunes, pointalen mal, et souvent les soldats d´infanterie étaient obligues de les aider dans leur service “ [77]

  Docenas de hombres comienzan a caer heridos y muertos. Cuatro generales: el Comandante de la División José de Ezpeleta, el Teniente General agregado Gabriel de Mendizábal, los dos Comandantes de brigada Méndez Vigo y José María Carrillo, todos son abatidos. Los regimientos, ya muy disminuidos en cuadros de mando desde San Marcial, ven caer a sus coroneles y oficiales:

“ Las heridas que recibió el brigadier Don José de Ezpeleta me privaron de su asistencia desde la mañana, y la cuarta división que mandaba quedó desde muy temprano sin este digno jefe... Los comandantes de brigada Don Pedro Méndez de Vigo y Don José Carrillo y Albornoz fueron también obligados por sus heridas a dejar unos puestos en que haciendo los mayores esfuerzos, eran de la mayor utilidad por su valor y conocimientos. “ [78]

   Méndez de Vigo tiene que ser retirado del campo de batalla. Tras caer bajo su caballo muerto, al volver a ponerse al frente de sus hombres, a pie, un balazo le rompe el húmero:

 “ En la célebre Jornada de Toulouse... perdió otro caballo recibiendo al mismo tiempo una contusión, y después una herida de bala de fusil en el brazo derecho estando en lo más acalorado de la acción ...” [79]

    Las tropas españolas desorganizadas han de retirase nuevamente a los cerros de la Pujade. La batalla y las horas del día van pasando. El fuego del combate casi rodea toda la ciudad. Los británicos de Beresford van empujando también a los franceses hacia el puente de Demoisellesse en el sur.

    Hacia las cuatro de la tarde los españoles montarán su tercer y definitivo ataque sobre el Monte Rave. Esta vez se buscará no un asalto directo al “ Gran Reducto “, sino que tras flanquearlo por el sureste, los batallones españoles, forman en orden mixto con dos columnas a sus flancos; precedidos por sus compañías de cazadores, giran a su derecha y se lanzan ahora sobre el centro del monte Rave, en dirección a los fuertes de la Colombette y el Calvinet. Los escoceses de la brigada Pack encabezan otro ataque, simultáneo ( de la 6ª división británica ), junto con su brigada portuguesa de Douglas, por las crestas desde la extrema derecha de la línea francesa en el Rave.

   Bajando de la Pujade, los batallones españoles vuelven a aparecer a la vista de los asombrados franceses. De nuevo en formación de ataque, con sus banderas bien en alto, muy disminuidos por las sangrientas pérdidas que han tenido y apoyados por una brigada británica de la División Ligera, inician el nuevo asalto. Un testigo francés del momento recordó así tales hechos semanas después:

“ Les Espagnols..., furieux de verser tant de sang inutilment, mais toujours opiniâtres dans leur entreprise, et toujours victimes de leur courage et de leur dévouement à la cause qu´ils défendaient, préparèrent une troisième attaque qui fit naître quelques réflexions et mérite d´être remarquée. Ce ne peut éter là l´effet d´un courage machinal: on ne saurait braver si constamment les fatigues et les dangers de la guerre, sans attacher de l´honneur à vaincre; et le sacrifice de la vie, quand il est fait à tant de reprises qui se succèdent si rapidement , est la pierre de touche d´une valeur que rien n´étonne, et qu´on ne pourrait méconnaître sans injustice “ [80]

   Esta vez el ataque se hace ya bien coordinado con los escoceses y portugueses. Los regimientos españoles de la “ Corona”, “ Rivero “, “ 1º Cántabro “ y “ Oviedo “, dirigidos por el general Pedro de la Bárcena, encabezan una postrer y denodada carga. Tras feroces combates, españoles y británicos van ocupando, finalmente, el monte y sus fuertes a punta de bayoneta. Los españoles toman el fuerte triangular del “ Gran Reducto “ plantando allí sus Cruces de San Andrés. Hacia las cinco de la tarde los franceses abandonan el Monte Rave retirándose hacia su segunda línea, tras el canal de Deux Mers. En Pont-Jumeaux y en el puente de Demoiselles el fuego continua sin más resultados hasta las nueve de la noche.

   Llega la noche. La batalla se detiene.

   Al día siguiente el mariscal Soult se ve incapaz de defender la ciudad y ordena la retirada. El ejército aliado, con más de 4.600 bajas, ocupa Toulouse y entierra a su muertos. De los 7.800 españoles de Freyre que han tomado parte en la batalla, 2.172 han muerto o están heridos[81]. Uno de cada cuatro españoles fue baja tras la batalla. El Ejército Español en Tolouse representaba el 24% de los efectivos del Ejército Aliado; sin embargo sus pérdidas supusieron el 46% de todo el Ejército de Wellington. Un terrible porcentaje de bajas no igualado por ninguno de los ejércitos contendientes. Hasta el mismo historiador liberal Conde de Toreno, poco dado a las alabanzas guerreras, no pudo por menos que dejar escrito:

¡ Que de oficiales quedaron allí tendidos por el suelo... bien que merecedores todos de justa y eterna loa ! [82]

   Las noticias de la sangrienta batalla llegan pronto a la prensa española:

“ Vitoria 19 de Abril.

   Ignoramos los pormenores de la batalla que aseguran ha sido sangrienta y gloriosa en sumo grado para el 4º Ejército Español que ha tomado a la bayoneta todas las obras en que estaban fortificados los enemigos “ [83]

   Uno de los más sobrecogedores relatos de la batalla se publicó el 24 de abril en un periódico de La Coruña de manos de un anónimo oficial español presente:

“ Cororade ( Francia ), 11 de abril.

   A las seis de la mañana de ayer empezó el fuego y duró hasta la noche sin intermisión vivísimo, de tal modo que se puede asegurar no haberse visto otro igual. Nuestro objeto fue apoderarnos de dos alturas que están a la izquierda de Tolosa y que el enemigo tenía fortificadas con reductos y 24 piezas, con las que nos hicieron un fuego cruel de granada, matándonos mucha gente. De la primera batería o reducto los desalojamos pronto; pero de la segunda nos fue muy difícil, pues los enemigos dentro de sus reductos y atrincheramientos hacían un fuego infernal; por fin logramos apoderarnos de ella a las cinco de la tarde, después de haber sido rechazados por dos veces, pero con una pérdida muy considerable de jefes, oficiales y tropa.

   Los generales Mendizábal, Ezpeleta, Vigo y Eduardo Mosqueira, están heridos; el pobre Balanzat [84] ha muerto, y lo mismo Sicilia [85] y otros varios. En fin, baste decir que Voluntarios de la Corona está mandado por un ayudante, y lo mismo Voluntarios de Asturias, pues Rengel se halla también herido.

   Hasta ahora no hemos recibido los detalles, pero aproximadamente llegará nuestra pérdida a 1.800 hombres. Hoy estuvimos quietos y lo hemos empleado en enterrar los cadáveres y conducir los heridos a los hospitales. Del Estado Mayor tenemos al pobre Ortega que está espirando, a Cienfuegos y González heridos, y Vallejo contuso, y los demás existimos como por milagro, pues íbamos con el general delante a la cabeza de las columnas y a caballo, a atacar los reductos, cosa ciertamente nunca vista.

   Entre los heridos también lo han sido Castrillo y Castell; en fin, son tantos que ni me acuerdo ni es posible hacer una relación nominal de ellos.

   Los enemigos están en Tolosa, con el canal por delante, que les sirve de foso; y nosotros sobre las alturas de la izquierda que la dominan “.[86] 

   A los tres días llegaron las noticias de París de los sucesos habidos el 31 de marzo con la entrada en la ciudad de los prusianos, austriacos y rusos, la abdicación de Napoleón Bonaparte y la formación de un Gobierno Provisional que había solicitado el armisticio. La guerra acabó para Méndez de Vigo y todas las tropas aliadas cinco días después.

 

Postguerra y Reacción Absolutista.

   En septiembre de 1815, aún se encontraba Méndez de Vigo reponiéndose de su herida tomando aguas termales en los Baños de Curtis, cercanos a La Coruña. Los médicos habían conseguido, milagrosamente, evitarle la amputación, pero aún así, el brazo nunca llegó a curar ni a cicatrizar del todo. El húmero produjo una úlcera fistulosa y una gran caries que generaba continuas esquirlas de hueso; las cuales, cada varios meses y por espacio de más de veinte años, hubo que irle extrayendo entre fuertes dolores.[87]

   A este estado de postración se unía el descontento del joven coronel asturiano por no haber sido atendidas sus peticiones de ascenso a brigadier:

“ Empezó la guerra de coronel y la ha concluido en la misma clase, sin embargo de que nunca se separó del servicio activo, que obtuvo muchas veces mando de División y Brigada, que ejerciendo en propiedad, se distinguió varias veces... No obstante lo expuesto, este Coronel no molestaría la Augusta atención de V.M. si la dolorosa situación en que se halla, no se agravase con la inquietud que de día en día aumenta su debilidad física y abatimiento de ánimo por la ninguna consideración que se le ha tenido para los ascensos “ [88]

   El frustrado coronel hubo de esperar aún otro año para recibir su ascenso a brigadier, y con antigüedad de 30 de mayo de 1815. Ello le posponía en la carrera de futuros ascensos con compañeros suyos de igual grado. La reposición del absolutismo por Fernando VII y la escasa recompensa a sus dilatados méritos durante la guerra fueron señalados motivos para el desafecto de Méndez Vigo a Fernando VII.

    Repuesto en parte, Méndez de Vigo se reincorporó al mando de su regimiento al que se le devuelve su vieja orgánica de Milicia Provincial, pasando de guarnición a Asturias.

  

 

El Trienio Liberal y la defensa de Coruña ante los Cien Mil Hijos de San Luis.

   Triunfante el pronunciamiento del coronel Rafael del Riego, Méndez Vigo, como miembro del nuevo poder liberal patriota en Asturias, aparece de nuevo firmando los acuerdos tomados por el Consistorio de Oviedo el 21 de abril de 1821 ( presidido por el Jefe Político, Manuel María Acevedo y a instancias del Ministro de Gobernación desde Madrid ) en los que se depuraba a todo servil sospechoso de las instituciones civiles, militares y eclesiásticas de la provincia.[89]

  Sin embargo, las esperanzas de regeneración de España fracasarán por la fuerza de una invasión extranjera. El 7 de abril de 1823, los Cien Mil Hijos de San Luis, enviados por la Santa Alianza, cruzan los Pirineos a fin de aplastar el último reducto de las libertades en el continente. En esta ocasión, de Europa no llegaban las luces, ni el progreso, ni la tolerancia.

    Minados por las discordias internas, por el desafecto del pueblo llano a la causa liberal, y por el apoyo que los absolutistas dieron a la invasión, ésta halló poca resistencia en las filas liberales, hasta el extremo de que, en pocos meses, gran parte de la península estaba en manos de los legitimistas.

   Sólo pequeños bastiones como Cádiz o La Coruña, defendidas por los militares más adeptos al liberalismo supieron resistir durante algún tiempo a las tropas absolutistas.

   La Coruña, de fuerte tradición liberal, sufrió un cruento asedio ( que duró desde el 16 de julio hasta el 21 de agosto de 1823 ) por las tropas legitimistas francesas del general Jean Raymond Bourcke y las españolas del general Pablo Morillo ( Capitán General de Galicia que desertó de la causa liberal ).

   Días antes, en la noche del 23 de julio de 1823 tuvo lugar en La Coruña uno más de aquellos hechos terribles y sangrientos de las guerras civiles habidas en el siglo XIX entre liberales y absolutistas. Huido el comandante de la plaza, el general Quiroga que había sido enviado desde Sevilla por el gobierno, su segundo y nuevo gobernador accidental, el brigadier Pedro Méndez de Vigo, ordena la ejecución, sin juicio alguno, de medio centenar de prisioneros absolutistas. Este acto bárbaro fue teñido de mayor inhumanidad, aún, al ser ahogados en alta mar durante la noche. Méndez de Vigo, dejó teñido su nombre con un triste baldón de sangre y ferocidad:  

 “ Quedó también entonces de Gobernador de la plaza el brigadier don Pedro Méndez de Vigo, hombre de opiniones exaltadas, y de fogosas pasiones políticas. Deploramos que en su tiempo se verificara uno de los hechos más repugnantes y horribles con que las guerras civiles suelen por desgracia mancharse. Hallábanse acumulados en el castillo de San Antón los presos políticos enviados de varios puntos del reino, y principalmente de la corte, y se creyó oportuno sacarlos de la Coruña. Había entre ellos personas notables del partido realista. Una noche se vieron aquellos infelices trasladados del castillo a un quechemarin [90] en número de cincuenta. Conducidos a algunas millas dentro del mar, y después de maltratados por la soldadesca, aquellos desgraciados... no queremos referir pormenores que estremecen; después de acuchillados fueron sumergidos en el fondo del mar... dijeron de los de la Coruña que estaban en relaciones secretas con algunos realistas de la población para el plan de asesinar una gran parte de los liberales el día en que por la entrada de las tropas francesas fueran puestos en libertad.

... estas y otras semejantes crueldades, hijas de la exaltación política imprudentemente irritada, y también del mal corazón de algunos, que nunca faltan en ninguna causa ni partido, por noble que sea, sirvieron luego de pretexto a los realistas para cometer los horrores con que mancharon el periodo de reacción “.[91]

   Para la historia de Asturias, nada representa mejor el desgarro de la guerra civil abierta que el hecho de que varios de aquellos prisioneros eran asturianos: uno de ellos el brigadier Rafael Salvador Escandón y Antayo[92], realista exaltado, compañero de armas de Méndez Vigo y también distinguido soldado durante la pasada Guerra.

   Escandón fue objeto de la venganza y rencor de los liberales al haber formado parte del Tribunal Militar que en 1815 había condenado a muerte al general Juan Díaz Porlier, tras su fracasado pronunciamiento en La Coruña.

   Tras estas salvajes ejecuciones, Méndez de Vigo abandona La Coruña uniéndose a las tropas del comandante constitucionalista Roselló. Queda al mando de la Plaza el general Francisco Novella Azabal[93]. Méndez de Vigo, tras una refriega en el Puente de San Payo, se retira hacia Orense y desde allí hasta Zamora. Los generales Bourcke y Morillo envían varias columnas en su persecución. Cuando estaban ya cerca de la frontera portuguesa, son alcanzados en Gallegos del Campo el 27 de agosto y se rinden sin lucha en la cercana Mahide. Los brigadieres Roselló, Palarea y Vigo, con 4 coroneles, 6 Tenientes Coroneles, 140 oficiales y cerca de 1.300 soldados son llevados cautivos a Francia.

   Esta circunstancia salvó la vida al brigadier asturiano. Condenado a muerte en rebeldía, y a ser su cadáver descuartizado, por sentencia de un tribunal especial dirigido por el, también tristemente célebre, juez apostólico Salelles, Méndez de Vigo tuvo que exiliarse a Londres en 1823, pasando posteriormente a asentarse en París.

   Durante los años siguientes, Vigo realizará desde la capital francesa una amplia campaña propagandística a través de numerosas cartas públicas, e incluso con el manifiesto “ España y América en Progreso “, a favor de la Constitución de Cádiz. Igualmente, tras la muerte en 1833 de Fernando VII, mostraría su público apoyo de la Reina Regente Mª Cristina de Borbón y a la infanta Isabel.

   Las palabras de justificación que el general Méndez de Vigo expuso por escrito desde París el 15 de febrero de 1835, siete meses antes de emprender el regreso a España, argumentan, que no justifican, las causas que le llevaron a tomar la decisión de ejecutar a Escandón y al resto de presos absolutistas en la Coruña en julio de 1823:

“ Un acto cometido dentro de una guerra, de un combate, pues que tal es un sitio y no como una agresión frívola nunca concebible en la posición que ocupaba el exponente y la que tenían los facciosos que sucumbieron a su atrevida conspiración...

   ¿ Para qué son las Amnistías sino porque en una guerra civil de una parte y de otra se cometen muchos de estos actos cuya investigación después de concluida la guerra sería imposible, pues que sería injusta e impolítica ?. Injusta porque pasada la crisis  nadie es capaz de apreciar y discernir la posición material y moral en que se han hallado los individuos complicados en ella. Impolítica porque se eternizarían las discordias, las venganzas y los rencores “ [94]

   Meses después, el 26 de junio y a través de la embajada española en París, Méndez de Vigo había vuelto a representar a la Regente Maria Cristina solicitando su amnistía total, la devolución de sus bienes, y la convocatoria de Cortes Extraordinarias con arreglo a lo dispuesto por la Constitución de 1812. Todo su alegato, en esta larga carta conservada dentro de su expediente personal, resume el ideario político de este acendrado liberal doceañista exaltado:

“ ... llevado de un celo ardientemente patriótico sobre el estado difícil y lastimoso en que se encuentra la Nación que gobierna V.M. desde la muerte de Fernando 7º. Si desde aquel momento V.M. hubiera sido aconsejada por hombres de probidad política, que hubiesen correspondido a la alta confianza con que V.M. los honró llamándolos a su consejo... ellos hubiesen sido fieles servidores de su país y leales a la augusta Reina Dª Isabel 2ª aconsejando a V.M. se dignase llamar a Cortes Extraordinarias con arreglo a la Constitución de 1812, la cual jurada por V.M. ante ellas a nombre de vuestra augusta hija, la Nación hubiera quedado salva de tantos desastres... Imposible es pensar que al ser informada V.M. como debía serlo de la reciente historia de la Nación, y de la aprobación que mereció ese Código a los más ilustres personajes nacionales y extranjeros, dejase V.M. de reconocerlo en su calidad de Ley Nacional, evitando nuevas y desconocidas combinaciones que no podían servir mas que para dividir la masa liberal de España. “ [95]

  La situación de postración económica y política de España, la pérdida de su imperio colonial junto con la decadencia de su patria dentro del contexto europeo, hacen exclamar al exaltado patriota asturiano que la única capacidad de regeneración del país pasa por la vuelta a las Cortes y a la Constitución de 1812:

“ ...aumentarán la alabanza y admiración de un Colegio que fue formado con tanta madurez, con tanta ilustración y con la dignidad propia de una Nación grande verdaderamente, por más que sus enemigos intenten deprimirla hace ya mas de tres siglos. “

  Continua su carta a la Regente Méndez de Vigo, recordándole que los depositarios de una soberanía temporal son los gobiernos aún antes que los reyes, y que por la misma razón, eran más culpables de las desgracias de una Nación los malos gobernantes y los malos consejeros, que los malos reyes:

“ Los españoles han preferido siempre, cuando era preciso vengar los insultos a la Nación, lavar sus manos en la sangre de los Consejeros traidores que no en la de los Reyes, que aun cuando tengan mala índole, no podrían hacer el mal sino encontrasen tantos satélites que les prestan su criminal auxilio “

    Por último, Vigo recuerda a Mª Cristina que, de haber dado unos inequívocos pasos hacia la restauración de las libertades, sus partidarios no se hallarían dispersos, débiles, y muchos de ellos, aún, en el exilio frente al partido del pretendiente don Carlos:

“ Me dirijo a V.M. muy respetuosa, pero enérgicamente como Español y a nombre de mis compatriotas condenados al silencio, para pedirle que abriendo los ojos ante el precipicio a cuyo borde han conducido a V.M. los malos consejos, hasta hacerla pasar por la humillación de implorar el socorro extranjero más bien que el de la Nación, se digne llamar a Cortes Extraordinarias con arreglo a la Constitución del año 1812, reestableciendo en su vigor este Código único que puede liberar la Nación y a V.M. de desgracias. “

   Sin embargo, Méndez de Vigo, no conseguiría regresar a España hasta septiembre de 1835. Será rehabilitado, no sin polémica, por la Regente. A pesar del decreto de amnistía del 15 de octubre de 1832, los cargos habidos contra Méndez de Vigo eran tan graves que hubo de justificarse ante un tribunal que, finalmente, le exoneró. La necesidad política que había para los liberales y absolutistas moderados de cerrar filas en torno a la Reina Regente para hacer frente al levantamiento Carlista, lo hizo posible. Tras evitar su confinamiento en Ibiza, Méndez de Vigo esperó la resolución absolutoria del Gobierno en Badajoz.

   A los 3 años de iniciada la 1ª Guerra Carlista volvería Méndez Vigo a las filas del Ejército con el grado de Mariscal de Campo, destinándosele al Ejército del Norte el 16 de junio de 1836. Durante un breve tiempo estaría incluso, al mando del Ejército de Operaciones tras la marcha del general Córdoba. A su frente vive con entusiasmo los sucesos del Motín de los Sargentos de la Guardia Real. Publica y hace jurar ante todo el ejército la Constitución de 1812. Ello le lleva a ser cesado del mando y a ser confinado en Extremadura. Posteriormente, y con lo sucesivos cambios de gobierno, se le recupera para ejercer el mando de la Capitanía General de Valladolid. Allí contribuye a batir a las partidas carlistas del comandante Zariategui que habían invadido el norte de la provincia. Ejerce dicho cargo hasta el 27 de agosto de 1837 en que un empeoramiento de su salud le hacen tener que pedir licencia para tomar baños termales en Ledesma.

    A sus 63 años y una salud quebrantada tanto por su temperamento, como por las zozobras políticas y su vieja herida en el brazo, se ve obligado a pedir otra licencia temporal en abril de 1838 que, con el tiempo, se haría definitiva. Fija su residencia en Sevilla por la benignidad de su clima:

“ En virtud de hallarme, desgraciadamente, con una herida abierta en el tercio superior del húmero del brazo derecho que recibí en la memorable batalla de Tolosa de Francia, hoy hace 24 años, defendiendo la misma causa que hoy defiendo... por los padecimientos que me ocasiona dicha herida, de la que han sido extraídas 47 esquirlas, y la cual fue recibida observando una conducta distinguida “.[96] 

   Aún tendría fuerzas Méndez de Vigo para volver a la escena política como Diputado a Cortes en 1839. Tiempo después, se trasladaría con su familia a Almería, donde el viejo  león liberal asturiano vería el final de sus días, en 1854, a la edad de 79 años.

 

 

Fuentes Documentales:

  • Archivo General Militar de Segovia ( AGMS ), 1ª Sección, Hoja de Servicios y Expediente Personal del general Pedro Celestino Méndez de Vigo, Legajo M- 2.722.

·        Instituto de Historia y Cultura Militar, Madrid, ( IHCM ), Colección “ Duque de Bailén “:

    • Año de 1809, Carpeta nº 12. Ejército de la Izquierda, Operaciones, Batalla de Alba de Tormes.
    • Año de 1810, Carpeta nº 138, y año de 1811, carpeta nº 119. Estados de Fuerza del 6º Ejército.

·        Museo del Ejército, Madrid, Sección Manuscritos, Correspondencia del general Santocildes, Legajo 29, Expediente 1.

  • Biblioteca Nacional, Madrid, Sala Cervantes, Colección “ Gómez Imaz “, Cartas personales de Pedro Méndez de Vigo. Signaturas:
    • R 62764 “ Documentos oficiales relativos a la campaña de Asturias, 1808 – 1810 “.
    • R 62766 “ Correspondencia de oficio dirigida al Comandante General del Ejército de Asturias Francisco Javier Losada. Abril de 1810 – Junio de 1811 “.
  • R 62.120, Novoa, R. ( 1816 ). A los valientes guerreros del Ejército de la Izquierda, a su magnánimo y sabio general el excelentísimo señor don Gabriel de Mendizábal en la memorable acción de Alba de Tormes de 28 de noviembre de 1809. Don Ramón Novoa, Teniente de Infantería Ligera de Monforte. [ Sevilla ], Imprenta Real.
  • R 60.911, Anónimo ( 1810 ). El Duende de nuestros Ejércitos descubierto.[ Badajoz ].
  • Archivo Histórico Nacional, Madrid. Sección “ Estado “: “Papeles de la Junta Suprema Central “, Legajo 68 – D.
  • Archivo Histórico Municipal de Astorga, Legajo nº 9, Caja nº 2.359, doc. nº 1.071.

 

 

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·        Estrada Acebal, Guillermo ( 1939 ). Notas para las Historia de las Ideas Tradicionalistas en Asturias, [Oviedo].

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·        VVAA, ( 1811 ) Boletín del Estado Mayor del 6º Ejército, nº 6, pag. 23. Imprenta Militar del 6º Ejército. Julio de 1811, Cuartel General de Villafranca del Bierzo “. [ Villafranca del Bierzo ], IHCM, Madrid, Biblioteca Central Militar, Museo de Literatura.

 



[1] Profesor Titular de Enseñanza Secundaria en el I.E.S Obispo Argüelles de Villablino ( León ).

  

[2] Su Hoja de Servicios se conserva en el Archivo General Militar de Segovia ( AGMS ), 1ª Sección, Legajo M – 2.722.

[3] Sus hojas de Servicio se conservan en el AGMS, 1ª Sección, Expedientes Personales y Célebres ( Caja 102/3). Para Santiago Méndez de Vigo ver también: Cevallos-Escalera y Gila, A., Isabel Sánchez, J.L. y Cevallos-Escalera y Gila, L. ( 2.003 ). La Real y Militar Orden de San Fernando. [ Madrid ], pag. 210.

·          Santiago contrajo matrimonio con Ana Isabel Osorio y Zayas, hija del marqués de Alcaucias y Grande de España. En 1815 era Ayudante Mayor en las Reales Guardias Españolas. Al igual que su hermano mayor fue liberal, defendiendo Cádiz ante los Cien Mil Hijos de San Luis. Expulsado del Ejército hasta la amnistía de 1832. Mariscal de Campo por méritos en la 1ª Guerra Carlista en 1835. Ministro de la Guerra en 1836. Capitán General Gobernador de Puerto Rico entre 1844 – 1846. Consejero de Ultramar, Diputado a Cortes y Senador del Reino. Fallece en Madrid el 9 de enero de 1860.

·          Froilán se casó con Luisa de Oraá, hija del general Marcelino de Oraá y Lecumberri ( 1788 – 1851 ). Froilán moriría asesinado en Valencia en 1839 tras reprimir un motín popular en el que se pretendía linchar a prisioneros carlistas como venganza por los fusilamientos de soldados liberales en Pardiñas ordenados por el general Cabrera en el Maestrazgo.

·          Juan moriría en una epidemia de cólera en Valladolid en 1834.

[4] Pascuala se casaría con Juan Doz, nacido en Madrid en 1782. En 1810 era Ayudante del Cuerpo de Estado Mayor. En julio de 1838, siendo coronel de infantería pasó, por petición propia, a Puerto Rico. Por su parte, Manuela, la hija menor, se desposaría con el coronel Ramón Fernández Calleja Pérez.

[5] Ministro de Hacienda en 1811 y autor del primer Presupuesto presentado a las Cortes de Cádiz en 1812.

[6] Laspra Rodríguez, A.( 1999 ). Las Relaciones entre la Junta General del Principado de Asturias y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en la Guerra de la Independencia.[ Oviedo ]. Repertorio Documental. Docs. nº 596, 599, 600, 604, 607 – 609.

[7] Anónimo ( 1810 ). El Duende de nuestros Ejércitos descubierto.[ Badajoz ]. Biblioteca Nacional, Madrid, Colección “ Gómez Imaz “, Signatura R 60.911.

[8] AGMS, 1ª Sección, Legajo M – 2.722, Representación del Coronel Méndez de Vigo a Fernando VII solicitando el grado de brigadier. Noviembre de 1815.

[9] Una de las compañías de este regimiento, al mando del teniente Ruiz, ayudó a la defensa del Parque de Artillería  de Monteleón en Madrid con los capitanes Daoiz y Velarde el Dos de Mayo. San Miguel era natural de Gijón; se había alistado con 20 años ( tras abandonar sus estudios universitarios de Humanidades ). Como Méndez Vigo, llegaría a ser un Exaltado Liberal. Fue Ministro de Estado en el último gobierno del Trienio en 1823. También fue historiador y miembro de la Real Academia de la Historia.

[10] Carantoña Alvarez, F. ( 1984 ). La Guerra de la Independencia en Asturias, [ Oviedo ], ps. 63 – 75.

[11] AGMS, ob. cit., Méndez de Vigo al Consejo de Regencia en Cádiz, 12 de abril de 1811.

[12] Ver nota nº 9.

[13] Biblioteca Nacional ( BN ), Colección “ Gómez Imaz “, R 62764, Carpetilla 1ª, doc. Nº 26, Méndez de Vigo al general en jefe del Ejército Asturiano, Mayorga de Campos, 11 de julio de 1808. Nota de los oficiales que mandan las Compañías de la 1ª División de Asturias “.

[14] BN, “ Gómez Imaz “, R 62764, Carpetilla 1ª, doc. Nº 5. El comandante de las tropas leonesas era el Presidente de la nueva Junta, el regidor perpetuo y teniente coronel retirado, Manuel Castañón y Monroy.

[15] Archivo Histórico Municipal de Astorga, Legajo nº 9, Caja nº 2.359, doc. nº 1.071.

[16] Alvarez Estrada, R. ( 1988 ) ( Reedición ). Memorias del levantamiento de Asturias en 1808. [ Gijón ], Capítulo XIII, pag. 133.

[17] AGMS, 1ª Sección, Legajo M – 2722, Ob. Cit.

[18] García de la Cuesta, G. ( 1811 ) Manifiesto que presenta a la Europa el Capitán de los Reales Egércitos Don Gregorio García de la Cuesta, sobre sus operaciones militares y políticas desde el mes de junio de 1808 hasta el día 12 de agosto de 1809 en que dejó el mando del Egército de Extremadura. [ Palma de Mallorca ], p.6.

[19] El regimiento de “ Covadonga “ tenía en sus filas un total de 617 efectivos según estadillo firmado por su coronel en Mayorga de Campos el 11 de julio. “ Gómez Imaz “, R 62764, Carpetilla 1ª, doc. Nº 26.

[20] “ Gómez Imaz “, ob. cit., doc. Nº 8, Méndez Vigo al general Nicolás de Llano Ponte, comandante en jefe del Ejército Asturiano, Mayorga, 15 de junio de 1808.

[21] Pedro Méndez de Vigo escribió numerosas cartas a la Junta de Asturias y al general Nicolás Llano Ponte en su avance hacia León y Rioseco; 29 misivas, fechadas entre el 30 de mayo al 1 de julio, se conservan en la Colección “ Gómez Imaz “ de la Biblioteca Nacional. Por desgracia el parte original de la actuación del “ Covadonga “ en la batalla del 14 de julio de 1808 en Rioseco no se encuentra entre ellas. En las mismas Méndez de Vigo, reclama el castigo a los desertores que regresaron a Asturias y que habían tenido la osadía de escribir a sus compañeros asegurándoles que no se les había castigado por ello.

[22] BN, “ Gómez Imaz “, R 62764, Carpetilla 1ª, doc. Nº 6, Benavente, 25 de junio y doc. Nº 13, Valderas, 13 de junio de 1808, Informe de Méndez Vigo a Asturias.

[23] Archivo Histórico Nacional, Madrid. Sección Estado: “Papeles de la Junta Suprema Central “, Legajo 68 – D, doc. N° 165, Benavente, 4 de julio de 1808.

[24] “ Gómez Imaz “, Ob. Cit., doc Nº 12, 15 de junio, Mayorga de Campos.

[25] García Fuertes, A. ( 2.003 ). Moclín, 14 de julio de 1808. Nuevos y viejos datos sobra la batalla de Medina de Rioseco. [ Madrid ]. Revista “ Researching & Dragona “, N° 19 y nº 21.

[26] “ Gómez Imaz “, Ob., Cit., doc. Nº 26, “ Voluntarios de Asturias. Regimiento de Covadonga. Estado que manifiesta la fuerza efectiva de dicho Regimiento hoy día de la fecha “. Mayorga y 11 de Julio de 1808.

[27] AGMS, ob. cit., Certificación del general Pascual de Zayas, 5 de octubre de 1815.

[28] Alvarez Estrada, R.; Memorias del levantamiento... Ob. Cit., Apéndices, Nº 50, pags. 334 – 335.

[29] “ Gómez Imaz “, sig. R 62764, doc. nº 30, Arbás, 15 de agosto.

[30] “ Gómez Imaz “, ob. cit., doc. Nº  34. Méndez Vigo al Capitán General de Asturias.

[31] “ Gómez Imaz “, ob. cit., doc. Nº 40. Colombres 7 de diciembre de 1808.

[32] Regimientos de Infantería de Línea: “Oviedo”, “Villaviciosa”, “Candas y Luanco”, “Castropol”, “Cangas de Tineo”, “Grado”, “Infiesto”, y  “Lena “, con los batallones ligeros de “Covadonga“ y “Pravia“. A ellos se les unirían los viejos regimientos del Ejército Real, de Infantería de Línea, de la “Princesa” y “Navarra”. En total 9.054 hombres. VVAA, ( 1821 ). Estados de la Organización y Fuerza de los Ejércitos españoles beligerantes en la Península durante la Guerra de España contra Bonaparte arreglados por la Sección de Historia Militar.[ Barcelona ], pag. 61.

[33] Priego López, J., ( 1972 ). La Guerra de la Independencia, [ Madrid ], Ed. SHM, Tomo IV, pags.150 – 151. Oman, Ch., ( 1902 ).  A History of the Peninsular War [ London ]. Volumen II, pags. 386 – 387. Queipo de Llano, J.M. ( Conde de Toreno ), ( 1953 ). Historia del Levantamiento, Guerra y Revolución de España , [ Madrid ], Biblioteca de Autores Españoles , Tomo LXIV, Libro VIII, pags 386 - 387.

[34] VVAA, ( 1821 ). Estados de la Organización y Fuerza .... Ob. Cit., pags. 61 –62 y 64 – 65.

[35] Instituto de Historia y Cultura Militar, Colección “ Duque de Bailén “, Legajo 9, Carpeta nº XII, doc. nº 4. Ejército de la Izquierda, Operaciones, Batalla de Alba de Tormes. Proclama del marqués de La Romana al despedirse de sus tropas en Astorga, 24 de agosto de 1809.

[36] AGMS, 1ª Sección, Hojas de Servicios, Legajo C-  1061. Marqués de Castrillo y Grande de España. Teniente General don Diego de Cañas y Portocarrero. Vallisoletano de nacimiento, comenzaría una tardía carrera militar a los 41 años de edad en 1791 como Coronel del regimiento de Infantería Ligera de “ Tarragona “. Era veterano de la Guerra de la Convención, en la que alcanzó el grado de Mariscal de Campo.

[37] Novoa, R. ( 1816 ). A los valientes guerreros del Ejército de la Izquierda, a su magnánimo y sabio general el excelentísimo señor don Gabriel de Mendizábal en la memorable acción de Alba de Tormes de 28 de noviembre de 1809. Don Ramón Novoa, teniente de Infantería Ligera de Monforte. [ Sevilla ], Imprenta Real. Biblioteca Nacional, Colección “ Gómez Imaz “, Sign. R 62.120. Este oficial gallego, autor de este gran poema épico, estuvo presente en Tamames, Medina del Campo y Alba de Tormes. Su Hoja de Servicios se conserva en el AGMS, 1ª Sección, Legajo N – 470.

[38] Instituto de Historia y Cultura Militar, Madrid, Colección “ Duque de Bailén “, Año de 1809, Carpeta nº XII. Ejército de la Izquierda, Operaciones, Batalla de Alba de Tormes. Ob. Cit. Doc. nº 1, Informe de Javier Losada a Nicolás Mahy, Ciudad Rodrigo, 4 de diciembre de 1809.

[39] Novoa, R. ( 1816 ). A los valientes guerreros del Ejército de la Izquierda...., Ob. Cit.

[40] Instituto de Historia y Cultura Militar, Madrid, Colección “ Duque de Bailén “, Año de 1809, Carpeta nº XII, Doc. nº 1, Informe de Javier Losada... Ob. Cit.

[41] AGMS, ob. cit., Certificación del coronel Manuel Nava Campomanes, comandante interino de la División de la Derecha del Ejército de la Izquierda. Puebla de Sanabria, 25 de septiembre de 1810.

[42] AGMS, ob. cit., Certificación del general Taboada, Villafranca del Bierzo 25 de octubre de 1810.

[43] “ Gómez Imaz “, Signatura R 62766, “ Correspondencia de oficio dirigida al Comandante General del Ejército de Asturias Francisco Javier Losada. Abril de 1810 – Junio de 1811 “, doc. Nº 12. Cangas de Tineo, 10 de noviembre de 1810.

[44] “ Gómez Imaz “, idem, doc. Nº 28. Cornellana, 27 de noviembre de 1810.

[45] “ Gómez Imaz “, idem, Méndez Vigo al general Losada, doc. Nº 27 de 23 de noviembre de 1810 en Santullano, y doc. Nº 61 de 28 de enero de 1811 desde Godas de Salas.

[46] “ Gómez Imaz “, idem, doc. Nº 89, Méndez Vigo a la Junta Superior de Asturias el 21 de mayo, y doc. Nº 106, al general Losada, el 2 de junio de 1811.

[47] AGMS, 1ª Sección, Legajo L – 1907, Francisco Javier de Losada Pardo Pol y Figuerora, Conde de Maceda y de San Román, Mariscal de Campo.

[48] AGMS, 1ª Sección, Legajo T – 23, Francisco Taboada Mosquera y Gil, Mariscal de Campo.

[49] AGMS, 1ª Sección, Legajo C – 195, Francisco Cabrera Ramírez, Mariscal de Campo.

[50] AGMS, 1ª Sección, Legajo O – 116, Alejandro Antonio Ojea, Mariscal de Campo.

[51] AGMS, 1ª Sección, Legajo M- 4.652, Juan José Moscoso y Sequeira. La historia de la Guerra de la Independencia en el noroeste de España ha de hacer, todavía algún día, justicia a este gran soldado que, en puestos dentro del Estado Mayor, contribuyó con un inmenso trabajo organizativo y logístico a mantener operativas las fuerzas españolas de Galicia, León y Asturias. Este gran soldado sería postergado y perseguido en la postguerra, como tantos otros, por sus ideas políticas liberales. Obligado a entregar sus condecoraciones, confinado y privado de empleo y sueldo.

[52] Tras varios meses preso conseguiría fugarse de su prisión para llegar a Cádiz el 7 de abril de 1811 donde fue recibido con entusiasmo por la Ciudad y las Cortes. Tras recibir el ascenso a general de brigada sería destinado, de nuevo, al norte de España, donde para su sorpresa, fue puesto al mando ( por orden expresa del general Castaños ), de todo el 6º Ejército Español que operaba en Galicia, León, Zamora y Asturias. 

[53] AGMS, 1ª Sección, Legajo C– 1982, Federico Castañón y Lorenzana, Brigadier.

54 Orden de batalla español: Sexto Ejército. Mariscal del Campo José María de Santocildes.

 

2ª División.  Mariscal de Campo Francisco Taboda y Gil.

1ª Sección ( brigada ), Comandante el Brigadier José Meneses

·          6º de Marina: 1.364 hombres ( 3 batallones ), brigadier José Meneses.

·          Tuy: 683 hombres ( 1 batallón ), sargento mayor Gaspar Gisbert.

·          Cazadores del Rey: 505 hombres ( 1 batallón ), sargento mayor Joaquín Bilbao.

 

2ª Sección ( brigada ), Comandante el Coronel Manuel Mascareñas.

·          Monterrey: 1.947 hombres ( 3 batallones ), coronel Manuel Mascareñas.

·          Voluntarios de León: 1.004 hombres ( 2 batallones ), coronel Domingo de Sierra.

·          Zamora: 242 hombres ( 1 batallón ), se ignora el mando.

·          Caballería: 1 Escuadrón ( dos compañías ) de Húsares de Galicia, 121 jinetes ( capitán 

                    Antonio Gallarza ). Comandante de la Caballería: el Ayudante Mayor de los Húsares de Galicia Miguel 

                     Domínguez, conde de San Antonio.

·          Artillería: 1 batería de artillería a caballo del 4º Regimiento, capitán Vicente Vázquez.

 

División de Vanguardia. Mariscal de Campo Francisco Javier Losada.

 

1ª Sección ( brigada volante ), Brigadier Federico Castañón y Lorenzana.

·          Oviedo: 1.268 hombres ( 3 batallones ), Coronel Pedro Méndez de Vigo.

·          Caballería: una compañía de Húsares de Asturias, 53 jinetes ( teniente José Fombella )

 

Orden de batalla francés: Ejército del Norte. General Jean Baptiste Bessières.

 

 División del General Jean Pierre Bonet.

 Brigada  Jean-André Valletaux: 2.500 hombres aprox.

·          Regimiento 119º de línea ( 2 batallones ). Coronel Jean Baptiste Cretin.

·          Regimiento 122º de línea ( 3 batallones ). Coronel Nicolas Gruardet.

·          Una Compañía del 28º de Cazadores a Caballo ( 50 jinetes ).

 

  Ver: Priego López, J. ( 1994 ) La Guerra de la Independencia, [ Madrid ]. ( SHM ). Volumen VI, Campaña de 1811, segundo periodo, pags.20 – 22.

[55]  Sarramon, Jean ( 1965 ). Operaciones en el Reino de León, mayo – septiembre de 1811. [ Madrid ]. Revista de Historia Militar, nº 19, ( SHM ), pags. 81 – 144. También ver: Servicio Geográfico del Ejército, Madrid, Armario E, Tabla 7, Carpeta 1ª, nº 398: “ Croquis de la acción sobre las Alturas de Cogorderos ganada por la 2ª Sección de la 2ª División del 6º Exército el 23 de junio de 1811 “.

[56] AGMS, 1ª Sección, Legajo M - 2722., Certificación nº 11, Vegamián, 8 de diciembre de 1814.

[57] Palabras del Sr. Alcalde de Cogorderos a este historiador en noviembre del 2.003.

[58] VVAA, Boletín del Estado Mayor del 6º Ejército, nº 6, pag. 23. Imprenta Militar del 6º Ejército. Julio de 1811, Cuartel General de Villafranca del Bierzo “. IHCM, Madrid, Biblioteca Central Militar, Museo de Literatura.

[59] AGMS, 1ª Sección, Federico Castañón y Lorenzana, Legajo C - 1982. Acabaría la guerra con el grado de Mariscal de Campo que ganó por su mando accidental de la 4ª División del 4º Ejército en la batalla de San Marcial, el 31 de agosto de 1813, en la que fue gravemente herido.

[60] Martinien, A. ( 1890 ). Tableaux par Corps et par Batailles des Officiers Tués et Blessés pendant les Guerres de l´Empire, 1805 – 1815 . [ Paris ]. Lavauselle, pags. 346 y 352.

[61] Smith, Digby ( 1998 ).  The Greenhill Napoleonic Wars Data Book, Actions and Losses in Personnel, Colours, Standards and Artillery, 1792 - 1815. [ London ], pag. 365.

[62] Museo del Ejército, Sección Manuscritos, Correspondencia del general Santocildes, Legajo 29, Expediente 1.

[64] AGMS, ob. cit., Certificación del Mariscal de Campo Estanislao Sánchez, Jefe del Estado Mayor del 4º Ejército; Irún, 17 de octubre de 1814. Su Hoja de Servicios en AGMS, Sección “ Célebres “, Caja 153, Expediente 11.

[65] AGMS, Ob. Cit., Certificación del Mariscal de Campo José de Ezpeleta y Enrile, Azpeitia, 24 de octubre de 1814.

[66] AGMS, Ob. Cit., Hoja de Servicios de Méndez Vigo.

[67] AGMS, Ob. Cit., Certificación de Estanislao Sánchez, ob. cit. Dicha brigada se compuso, finalmente, de cuatro regimientos de a un batallón: “ 6º de Marina “, “ Benavente “, “ Rivero “ y “ Oviedo “. Ver VVAA, ( 1821 ), Estados de la Organización y Fuerza de los Ejércitos españoles beligerantes en la Península durante la Guerra de España contra Bonaparte arreglados por la Sección de Historia Militar, [ Barcelona ], pag. 192.

 

[68] Oman, Ch.; “ A History of the Peninsular War “. Volumen VII. London 1902. Reedición de Greenhill Books, 1995, pag. 475.

[69] Pedro Méndez de Vigo dirige en Toulouse la 1ª brigada de la División Provisional del general Antonio de Marcilla: regimientos de “ Oviedo “, “ Voluntarios de la Corona “ y “ Voluntarios del Ribero “. La 2ª brigada se componía de los regimientos de “ 1º Cántabro “, “ Laredo “ y “ Tiradores de Cantabria “. Respecto a la División del general José Mª Ezpeleta, sus dos brigadas se formaban por: 1ª brigada: regimientos de “ 2º de Asturias “ y “ Guadalajara “, y la 2ª brigada: regimientos del “ 6º de Marina “, “ Voluntarios de Asturias “ y Santiago “. Ver VVAA, ( 1821) Estados de la Organización y Fuerza de los Ejércitos españoles beligerantes en la Península durante la Guerra de España contra Bonaparte arreglados por la Sección de Historia Militar, [ Barcelona ], ps. 218 y 219.

[70] Oman, Ch.; A History of the Peninsular… Ob. Cit., pag. 477.

[71] Escalettes, J. P., ( 1999 ). 10 Avril 1814. La Bataille de Toulouse. [ Portet-sur-Garonne ], Éd. Loubatières, p. 91.

[72] Oman, Ch.; A History of the Peninsular…, Ob. Cit., pag. 476. 

[73] Marcel, N. ( 2.001 ). Campagnes en Espagne et au Portugal. [ Paris ], pag. 205.

[74] Queipo de Llano, J.M. ( Conde de Toreno ), ( 1953 ). Historia del Levantamiento, Guerra y Revolución de España , [ Madrid ], Biblioteca de Autores Españoles , Tomo LXIV, Libro XXIV, p. 515.

[75] Consistente en la 2ª brigada de la 1ª división, con 2.000 hombres.

[76] Oman, Ch.; “ A History of the Peninsular…” Ob. Cit., pag. 485, citando a: Smith, Harry Sir ( 1999 ) The Autobiography of Sir Harry Smith 1787 – 1819. [ London ].

[77] Marcel, N.; Campagnes en Espagne..., Ob. Cit. pag. 205.

[78] Gómez de Arteche y Moro, José; ( Redición de Simtac 2.003 ) Guerra de la Independencia. Historia Militar de España de 1808 a 1814. [ Valencia ], Tomo XIV, ps. 280. Parte del general Fryere. Cuartel General de Croix-Dorade, 12 de abril de 1814, ver ps. 278 - 283.

[79] AGMS, Ob. Cit., Certificación del Teniente General Manuel Freyre, Madrid a 17 de octubre de 1814.

[80] Duplan, C. ( 1814 ). Précis historique de la bataille livrée le 10 avril 1814 sous les murs de Toulouse entre, l´armée française et les armées combinées anglaise, espagnole et portugaise “, [ Toulouse ], Bénichet Cadet. Extractado de Escalettes, J. P., ( 1999 ). 10 Avril 1814. Ob. Cit. p. 223.

[81] Según Jean – Paul Escalettes, las tropas de Freyre tuvieron 205 muertos y 1.967 heridos. Ob. Cit. pag. 168. Por otra parte el informe redactado por Manuel Freyre y publicado en la Gaceta de la Regencia el domingo 24 de abril de 1814, el 4º Ejército tuvo 205 muertos y 1.822 heridos entre jefes, oficiales y soldados.

[82] Queipo de Llano, J.M., ob. cit., Libro XXIV, p. 516.

[83] Saurín de la Iglesia, Mª Rosa ( 1997 ),  El Ciudadano por la Constitución [La Coruña ]. Edición Facsímil, Tomo II, miércoles 27 de abril de 1814, Nº 276, pag.1.118.

[84] Francisco Javier Balanzat, teniente coronel de Voluntarios de la Corona.

[85] Leonardo Sicilia, coronel de los Tiradores de Cantabria.

[86] Saurín de la Iglesia, Mª Rosa, “ El Ciudadano... “, ob. cit., Domingo 24 de abril, Nº 275, pag. 1.114.

[87] AGMS, ob. cit., Certificación del cirujano José González y Campo, 3 de mayo de 1836, Madrid.

[88] AGMS, ob. cit., Carta Méndez Vigo al rey, 28 de noviembre de 1815.

[89] La misma se limitó a pérdida de empleos y a confinamientos. Estrada Acebal, Guillermo ( 1939 ). “ Notas para las Historia de las Ideas Tradicionalistas en Asturias “,[Oviedo], p. 24.

[90] De nombre “ El Santo Cristo de Sevilla “.

[91] Lafuente, Modesto ( 1865 ). Historia General de España , [ Madrid ],Tomo XXVIII, p. 211.

[92] Coronel del regimiento asturiano de “ Cangas de Onís “ durante la guerra contra Francia. Se distinguió en los sitios de Zaragoza. En 1815 derrota y apresa a su antiguo comandante Porlier. Retirado del Ejército y desterrado durante el Trienio Liberal a Puebla de Sanabria, se subleva al mando de una partida realista. Detenido junto con sus dos hijos mayores, es llevado arrestado a la prisión de Oviedo. Allí, ante el avance de los Cien Mil Hijos de San Luis, las autoridades liberales deciden remitirlo a La Coruña, lo que equivalía a sentenciarlo a muerte por el recuerdo de su participación en la ejecución del héroe Porlier. A sus dos hijos se les perdonó la vida. Ver Estrada Acebal, Guillermo ( 1939 ). Notas para las Historia de las Ideas... Ob. Cit.,[ Oviedo ], p. 27-28.

[93]AGMS, 1ª Sección, Legajo N – 446. Mariscal de Campo. Tras combatir en la Guerra de la Independencia, a finales de 1812 fue destinado como Subinspector de Artillería de Filipinas. En Méjico había sido aclamado Virrey por las tropas, cargo al que rehusó. En mayo de 1822 había regresado a España.

[94] AGMS, ob. cit., Carta de Méndez Vigo a la Reina Regente, París 15 de febrero de 1835.

[95] Idem, París 26 de junio de 1835.

[96] AGMS, ob. cit., Carta de Méndez Vigo al Capitán General de Andalucía, 10 de abril de 1838, Sevilla.