www.arhca.esLAS BANDERAS DEL REGIMIENTO DE INFANTERÍA DE CASTROPOL

 

            El presente trabajo, que tiene por objeto dar a conocer las banderas (en plural) del Regimiento de Castropol, puesto que han sido dos, ambas claramente diferenciadas, las enseñas desplegadas por la Unidad entre los años 1808 y 1815. Al mismo tiempo, se pretende despejar la incógnita que pesa sobre la bandera que se conserva en la iglesia parroquial de Castropol.

 

               

                Cuando se formó el Regimiento de Castropol en junio de 1808, bajo el pie de un batallón, reglamentariamente contó con una sola bandera, que naturalmente debió ser la Coronela[1], cuyo ejemplar no ha sido posible localizar pese a los ímprobos esfuerzos que en este sentido se hicieron a lo largo de más de veinte años.

 

                En la mañana del día 22 de julio de 1808, ya en marcha el regimiento hacia el reino de León, tiene lugar el acto solemne de bendición[2] de la bandera en la iglesia parroquial de San Vicente de Naviego, en el pueblo de Regla de Naviego, (concejo de Cangas de Tineo), y en la tarde de este mismo día, verificada la reunión de todo el regimiento, se prestó juramento de fidelidad[3] en lo alto del puerto de Leitariegos.

 

                ¿Por qué se ha tardado un mes en bendecir la enseña y se ha escogido para el acto una iglesia apartada y de escasa relevancia histórica? La respuesta parece sencilla: la bandera no estaba lista en las fechas iniciales, por lo que ha tenido que posponerse “sine die” la entrega al regimiento. La recepción de la enseña por parte del Regimiento de Castropol ha tenido que verificarse, por lo tanto, sobre la marcha una vez que el citado regimiento abandona la villa de Cangas de Tineo para dirigirse a la vecina provincia de León, ya que de lo contrario, tanto la entrega como la bendición y posterior jura, necesariamente tendrían que haberse efectuado en Oviedo en fechas inmediatas a la formación del cuerpo, y de no haberse realizado en la capital del Principado, lo más lógico y razonable es que el acto se hiciese en la colegiata de Santa María Magdalena de Cangas de Tineo cuando en la villa se hallaba establecido el cuartel general regimental. Además, por todo lo anterior, es fácil colegir que dicha enseña la trasladara personalmente el coronel D. José María Navia-Osorio cuando marchaba al encuentro del regimiento para asumir el mando del mismo y que, una vez tomado contacto a la altura de Naviego con el cuerpo que iba a mandar, se procediera allí mismo a bendecir la bandera. 

 

                Cuando el 18 de junio de 1808 recibe en Oviedo el armamento, vestuario y demás impedimenta necesaria para salir a campaña, no ha quedado registro ni referencia documental alguna de que le fuese entregada la bandera y tampoco parece probable que la misma se efectuase el día 20 de este mismo mes cuando partió de Oviedo para dirigirse al destino que se le había señalado. También es posible, en contra de lo establecido en las Ordenanzas, que no se le dotara de bandera Coronela, sino que haya recibido una sencilla o colateral de batallón.

 

                El 1º de octubre de 1808 recibe la orgánica como regimiento “de Línea”, quedando formado desde entonces por dos batallones, por lo que, para dar cumplimiento al vigente reglamento, debería dotársele de una segunda bandera, ésta sencilla, para el 2º batallón, aunque al no mencionarse nada al respecto en la “Relación histórica….”[4], lo más probable es que no se hiciera en esas fechas.

 

                Por aplicación del reglamento de la Regencia de 1º de julio de 1810, que en su artículo VII establece que el primer batallón de cada regimiento de infantería tendrá la bandera Coronela, y en cada uno de los otros dos habrá una bandera sencilla, tampoco parece probable que se hiciera algo en este sentido, por lo que se supone seguiría usando una única bandera sencilla de batallón.

 

                En Barcelona[5] se encuentra una bandera que, según todos los indicios, es más que probable que haya sido la primitiva enseña que utilizó el Regimiento de Castropol en 1808. Lamentablemente, el museo donde actualmente se encuentra depositada carece de expediente o cualquier otro documento o referencia que permita conocer y datar con exactitud su procedencia, aunque se sabe que ésta provenía de la extinta Comandancia Militar de Barcelona. Se trata, pues, de una bandera sencilla de batallón, de tafetán blanco, que lleva en su centro el aspa roja de Borgoña perfilada de amarillo, cuyos extremos aparecen rematados por sendos escudetes de forma elíptica, ribeteados de cordoncillo amarillo y rodeados por su mitad superior e inferior de ramos de laurel; en el campo del escudo, de color blanco, figura la cruz de los Ángeles, en oro, con pedrería de color azul. Como característica peculiar, es de destacar que la cruz de los Ángeles no lleva los ángeles que la sostienen, tal y como se pintaba para las unidades militares procedentes de Oviedo.

 

                Actualmente la bandera presenta unas dimensiones de 1,230 metros de largo por 1,380 metros de alto, medidas que en origen fueron ligeramente superiores, ya que debido al deterioro sufrido por la tela que constituía la vaina del asta, ésta desapareció por completo, por lo que para remediar esa carencia se tuvo que recurrir al resto del paño más próximo a ella, doblando la porción equivalente sobre la misma, aún a costa de perder casi la mitad de dos de los escudos que aparecen en este lado, con el objeto de reponer la vaina destruida.  Por lo tanto, las medidas originales del paño pueden estimarse en torno a 1,380 x 1,380 metros.

(VÉASE AL FINAL DE ESTE ENSAYO)

 

                Castropol, al igual que la práctica totalidad de los concejos asturianos, carecía en 1808 de blasón municipal, motivo por el cual utilizaba la Cruz de los Ángeles, símbolo de la provincia y de la obispalía, a cuya jurisdicción pertenecía.  El regimiento estaba integrado por voluntarios de los 14 concejos que conformaban el extenso territorio del partido homónimo y, como quiera que estos concejos también carecían de escudo propio, usaban las armerías de la antigua provincia de Oviedo[6]. Será a partir de 1815 cuando Castropol empieza a timbrar sus documentos con un escudo idéntico al que figura en el frontis de las Consistoriales, cuyo blasón, con ligeras variantes y figuras añadidas, ha llegado hasta nuestros días.   

 

                Cuando en 1815 se contempla la disolución del regimiento y su posterior integración en el Regimiento de Reales Guardias Walonas, al no existir órdenes concretas en donde deberían depositarse las banderas sobrantes de los cuerpos[7], se supone que la última bandera utilizada por el cuerpo haya quedado depositada en la caja del regimiento en el que fue integrada su fuerza (todo hace indicar que ha sido el Regimiento de Reales Guardias Walonas), mientras que la bandera primigenia, la que se bendijo en Naviego y juró en Leitariegos, es más que probable que quedara en poder de D. José María Navia-Osorio, su primer coronel, y que éste, enterado del contenido de la R. O. promulgada el 12 de junio de 1815[8], es posible que la ofreciera a la corporación municipal de Castropol, sin que llegara, por razones que se desconocen, a consumarse la entrega de la insignia.

 

                ¿Por qué la afirmación anterior? Según Miguel García Teijeiro[9] “… tal insignia se hallaba en poder de un Jefe del Regimiento, y que por ser objeto de valor histórico para la zona, tuvo la gracia de ofrecerla a la Corporación municipal”. Esta aseveración puede tener su origen en algún relato directo, transmitido de generación en generación, que el propio García Teijeiro haya recibido de “viva voz” de algunos descendientes de oficiales y soldados del Regimiento de Castropol, tesis que no puede ser descartada por la aparición de la bandera en Barcelona, provincia de naturaleza y matrimonio de su primer jefe, el coronel D. José Navia-Osorio.        

 

                ¿Qué nos induce a pensar en la posibilidad de que esta bandera pudiera ser la primitiva insignia del Regimiento de Castropol? Por la siguiente y esencial razón:

 

                Auque en un principio se barajó la posibilidad de que bandera hubiera quedado en poder de su último jefe, el brigadier D. Pedro Gaztelu, por ser éste también natural de Barcelona, datos posteriores que apuntan a otra dirección parece que confirman lo cuán equivocado que estaba el autor de estas líneas respecto a sus primeras impresiones.  

 

                Enmendado el error anterior, la información nos remite entonces a D. José María-Osorio y Cray Winquel, nacido en Barcelona en 1783 e hijo primogénito de D. Joaquín Navia-Osorio, coronel retirado del servicio con residencia en la Ciudad Condal, en donde ejercía diversos cargos municipales. En 1806, D. José María Navia-Osorio contrajo matrimonio en la iglesia de Santa María de Villafranca de Panadés con Dña. Mª Ramona Alvarez Cuebas y Biard. En 1816, a la edad de 34 años, fallece D. José María, lo que induce a suponer que la viuda, Dñª. Mª Ramona haya trasladado su residencia y enseres a Barcelona. Es probable que, tras el fallecimiento de Dñª Ramona, la bandera, si es que ésta se encontraba en su poder, como naturalmente se supone, lógicamente tendría que pasar a manos de su hijo primogénito D. Manuel María Navia-Osorio Alvarez y Biard.

 

                D. Manuel María, nacido en Barcelona en diciembre de 1806, casó en 1829 con la joven de origen catalán, Dña. Victoriana Llinás. Falleció (sin sucesión) en 1882. Es posible que tras el fallecimiento de D. Manuel María su viuda, o familiares más allegados de ésta, haya donado o depositado la bandera en la Comandancia Militar de Barcelona y, de aquí, sin saber el cómo, el cuándo y el por qué, pasó al Museo de Historia de dicha ciudad.

               

                En 1812, al encontrarse el Regimiento de Castropol sin su bandera privativa, ya que ésta, como se conjetura, había quedado en poder de D. José María Navia-Osorio, D. Gregorio Piquero-Argüelles, a la sazón coronel primer jefe del Regimiento de Málaga[10], por el extraordinario afecto que éste profesaba a su antiguo cuerpo de procedencia, parece ser que hace donación al Regimiento de Castropol de una bandera sencilla sobrante del regimiento de su mando, razón por la cual se explica el por qué de los escudos de la ciudad de Málaga que aparecen rematando los cuatro extremos de las aspas de Borgoña.

 

                La insignia anterior se trata de una bandera sencilla, primorosamente bordada, cuyo ejemplar responde a las características siguientes:  

 

                De tafetán blanco, de 1,660 x 1,600 metro; cruza el paño el aspa roja de Borgoña, cuyos extremos aparecen rematados por cuatro escudos, primorosamente bordados en sedas e hilos de colores, en los que aparecen representadas las armas de la ciudad de Málaga, adoptado por el regimiento del mismo nombre: cielo y agua, plata; barca de madera, suelo y árboles verdes, castillo y muralla de piedra (Gibralfaro); las dos figuras laterales (San Ciriaco y Santa Paula) llevan vestidos rojos y la central (Ntra. Sra. La Virgen María en advocación de Victoria) blanco, además, bordura de yugos y flechas de oro en campo de gules.

 

               


 

  Todo el conjunto anterior, que sólo presenta la faz del reverso, fue colocado hace ya bastantes años sobre una nueva tela blanca. Es anverso es totalmente liso, sin que figure pieza alguna sobre el mismo dado el deterioro que presentaban cuando se llevó a cabo la reconstrucción, por lo que se optó dejarla de esa guisa.  

 

 


 

 

                En 1816, como consecuencia de lo prevenido en la R. O. de 12 de junio de 1815, se inician las gestiones tendentes para recuperar la bandera, por lo que se comisiona al efecto a D. José de Mon y Velarde, conde de El Pinar, quien con fecha 25 de octubre de 1816 eleva una petición al coronel del Regimiento de Guardias Walonas para que le entregue la enseña que perteneció al Regimiento de Castropol. El coronel contesta con fecha 14 de noviembre, comunicándole que las banderas ya han sido remitidas al Ministerio de la Guerra según estaba ordenado al respecto. El 18 de noviembre el marqués de Camposagrado, a la sazón ministro de la Guerra, se dirige al coronel de Guardias Walonas solicitando la remisión a la secretaría de su cargo las banderas del Regimiento de Castropol. En comunicación del día 25 del mismo mes, el coronel de Guardias Walonas en cumplimiento de la circular del día 18, participa al conde de El Pinar la remisión de las banderas a la secretaría de la Guerra. Nuevamente, con fecha 5 de diciembre, el conde de El Pinar se dirige al marqués de Camposagrado, exponiéndole su nombramiento por la Junta general de los 14 concejos el partido de Castropol para retirar las banderas del regimiento y el 8 del mismo mes, en circular del ministerio de la Guerra, se anuncia a dicho conde el día y hora en que los comisionados se presentarán en su despacho para recibir las banderas, con el fin de darle el destino que previene la R. O. de 12 de junio de 1815. El 10 de diciembre, el conde de El Pinar vuelve a dirigirse al marqués de Camposagrado, comunicándole la imposibilidad de personarse para recibir las banderas por no haber podido reunir a tiempo a los comisionados. En nota marginal, estampada en el propio escrito, dice: “Visto, pues ya recibió la Vandera”.

 

                A principios de 1817 la villa de Castropol recibe con júbilo la bandera, pero no es la vieja enseña que se bendijo en naviego, juró en Leitariegos y tremoló en los campos de batalla durante las primeras batallas y acciones acciones de guerra en las que, gloriosamente, intervino el Regimiento de Castropol, sino que se trataba de otra distinta, utilizada posteriormente por los bravos soldados de Castropol, aunque no por ello esta nueva enseña, que cobijó bajo sus pliegues al extinto Regimiento de Castropol, fue menos merecedora del respeto, cariño y devoción de los castropolenses. La bandera, ofrecida por la corporación municipal como exvoto al apóstol Santiago, su patrón, fue colocada en el presbiterio de la iglesia parroquial de la villa, resguardada en una vitrina con el siguiente texto grabado en una placa:

 

                                       “Al rededor de esta bandera se agruparon los valientes hijos

                               de Castropol en la guerra de la independencia,  y  triunfante des-

                               cansa en este sitio mandada colocar por orden  del  Ayuntamien-

                               to. ¡Si algún día levantara su cabeza otro Napoleón, apresurémo-

                               nos a humillársela, jurando al pie de esta bandera seguir el ejem-

                               plo de nuestros antepasados!”.

 

                Con ocasión de celebrarse el I centenario de la bendición y jura de su primitiva bandera, la corporación de Castropol acuerda en el año 1908 erigir en la fachada de las Consistoriales una placa conmemorativa de la efeméride.

 


 

Reverso de la bandera batallona

(aunque parece, o se quiere representar, el anverso, la realidad es que se trata del reverso, ya que el asta aparece invertida respecto a la disposición de los nudos de las aspas de Borgoña los cuales, siempre, deben estar orientados hacia la parte alta o superior del paño)  


Detalle del escudo que remata las aspas de Borgoña

 




[1] La R. O. de 26 de agosto de 1802 (art. 6), reduce a una bandera por batallón, llevando el 1º la Coronela y los restantes bandera sencilla.

[2]  Las RR.OO. de 22 de octubre de 1768, título X, tratado III, establece que las banderas se colocaban al lado del evangelio de la mano del subteniente abanderado, quien las presentaba al coronel y éste al oficiante que procedía a bendecirlas conforme al ritual (art. 140). Luego se cantaba misa solemne (art. 150) y durante la lectura del evangelio todos los oficiales tendrían desenvainadas sus espadas “… en demostración de estar dispuestos a defender con sus armas la Fe Católica y sus banderas…” (art. 160). Concluida la primer aparte de la ceremonia, los oficiales y tropa que habían permanecido en la iglesia marchaban hacia la formación, que esperaba la llegada de las banderas que debían serle presentadas (arts. 180 y 190). Cuando éstas se avistaban se ordenaba presentar armas y los tambores batían “marcha” (art. 200). Ocupados sus lugares, el coronel, o en su defecto el sargento mayor, pronunciaba la siguiente exhortación en alta e inteligible voz (art. 210): “Señores: todos los Oficiales y Soldados que tenemos la honra de estar alistados bajo estas Reales Armas, que Dios nuestro Señor se ha dignado bendecir para protegernos en todas nuestras adversidades y auxiliarnos particularmente contra los enemigos del Rey, y su Real Corona, estamos obligados a conservarlas y defenderlas hasta perder nuestras vidas, porqaue se interesa al servicio de Dios, la gloria del Rey, el crédito del Regimiento y nuestro propio honor; y en  fe y señal de que así lo prometemos: Batallón, preparen las armas. Apunten. Fuego” (art. 22).

[3] RR.OO. antes citadas. El teniente coronel o sargento mayor pronunciaba la fórmula establecida para tomar juramento a la Bandera a los nuevos soldados con las siguientes palabras: “¿Juráis a Dios y prometéis al Rey el seguir constantemente sus banderas, defenderlas hasta la última gota de vuestra sangre, y no abandonar al que os está mandando en acción de guerra o disposición para ella?” Acto seguido los soldados contestaban: ”¡Sí, juramos!  Al final toma la palabra el capellán: “Por obligación de mi sagrado ministerio ruego a Dios que a cada uno le ayude si cumple lo que jura, y si no, se lo demande”. 

[4] Relación histórica de los méritos y servicios que ha hecho al Rey y a la Nación el Regimiento de Infantería de Castropol, desde el 17 de junio del año 1808 en que fue creado, hasta el de 1815. Oviedo, 1817.

[5] Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona (MHCB).                                                        

[6] MIGUEL GARCÍA, Ciriaco: Asturias monumental, epigráfica y diplomática. Oviedo, 1892.

[7] El art. 130, del título X, tratado II, de las RR.OO. de 1768, ya citadas, establece que las antiguas se llevarán a casa del coronel y  “… allí se desharán, inutilizando absolutamente el uso de ellas”. 

[8] Esta R. O., en su artículo 1º, establece que las banderas con nombres de determinados concejos, pertenecientes a los extintos regimientos de voluntarios creados durante la Guerra de la Independencia, fuesen depositadas y llevadas solemnemente a las iglesias parroquiales de las cabezas de los respectivos concejos. 

[9] GARCÍA TEIJEIRO, Miguel: Alzamiento del principado de Asturias en 1808 y memoria del Regimiento de Infantería de Línea de Castropol. Castropol, 1908.

[10] Con anterioridad D. Gregorio Piquero-Argüelles había ejercido los empleos de sargento mayor y teniente coronel en el Regimiento de Castropol; el primero en la Plana Mayor del 1º batallón y el segundo en la Plana Mayor del 2º batallón como comandante del mismo.